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ANÁLISIS MP DE LAS ELECCIONES madrileñas

Madrid en clave murciana: subidón para Miras y Teo, el abismo acecha a Vidal y Urralburu ya calienta

6/05/2021 - 

MURCIA. ¿Qué tiene que ver la política de Madrid con Murcia? Mucho. El aleteo de una mariposa en la Región ha revolucionado todo el tablero político. Porque las elecciones de Madrid son algo más que unos comicios autonómicos: su eco es nacional, trasciende a todo el país. Y todo comenzó en Murcia; más concretamente en Cartagena, en una moción de censura fraguada en secreto, diseñada con hilo directo con Ferraz y Alcalá, y que tenía como fin derribar 26 años de hegemonía del PP en la Comunidad murciana. Pero el misil acabó en un sonoro fracaso, desactivado entre las traiciones, los actos de transfuguismo y las torpezas políticas. Aquella jugada generó el efecto contrario que deseaban sus autores, PSOE y Ciudadanos: no sólo no cayó la Comunidad murciana, sino que Madrid se ha revuelto con una aplastante victoria del PP; al menos, el Ayuntamiento de Murcia sí cambió de color: el único clavo ardiendo al que se agarran desde Princesa y Centrofama.

El PP sonríe

El resultado de la batalla madrileña deja varias lecturas en clave regional. La primera es el subidón que siente el PP, que venía de padecer una noche electoral muy triste en Cataluña que dejó a su líder nacional muy tocado. La victoria de Isabel Díaz Ayuso, sin embargo, revitaliza al partido y, de paso, reflota a Pablo Casado, que se hincha de moral de cara a su contienda con el PSOE de Pedro Sánchez. La política se conjuga en presente. ¿Quién se acuerda ahora del resultado catalán? La fotografía es una Ayuso y un Casado saludando exultantes desde el balcón de Génova. Y hablar de Casado es hablar inexorablemente del ciezano Teodoro García Egea. Ligado al presidente del PP, el éxito o fracaso de éste arrastra a su número dos. En esta campaña madrileña, la mano de Teodoro ha pasado más desapercibida, en una carrera electoral claramente protagonizada por Ayuso. Con todo, el secretario general es el hombre clave de la estrategia del PP y su figura se había tambaleado tras los comicios vascos. Pero sus movimientos para salvar la moción de censura en la Región y la gran victoria de Madrid refuerzan a García Egea, que ahora sí se lanza decidido a por una de sus grandes aspiraciones: la unificación del centro derecha. Motivos ahora tiene para seguir intentándolo. 

Otro hombre feliz es el presidente murciano, López Miras, quien además pasó la noche electoral en la capital española, en los estudios de TVE y posteriormente en Génova. Es curioso cómo se las gasta la política: si Ayuso se ha caracterizado por su aperturismo en la pandemia, insistiendo en mantener los bares abiertos en pos de una convivencia entre economía y salud; López Miras, sin embargo, ha optado por lo contrario, pues no le ha temblado el pulso para ordenar cerrojazos y confinar a la población en cuanto el coronavirus ha golpeado con dureza. Son dos modelos opuestos de afrontar la covid, pero unidos bajo las mismas siglas. Qué importaba eso en la noche del martes: la felicidad era completa para los populares. Porque a Miras, con todo, le beneficia un PP fuerte; es más, siempre le ha beneficiado al PP regional contar con un partido nacional recio. Y esto no es baladí en un territorio, la Región, donde el PP tiene un competidor muy duro y amenazante: Vox.

Ana Martínez Vidal. Foto: EP

Ciudadanos entra en la UCI

Ciudadanos es sin duda el gran perdedor de la noche. El partido naranja se asoma al abismo tras una hecatombe sin paliativos: la fuerza política que hace dos meses cogobernaba la capital de España con 26 representantes se queda a cero. Sin voz, sin escaño, sin nada. Todos los ojos se dirigen ahora hacia la líder en la Región, Ana Martínez Vidal, cuya moción de censura fracasó y fue el germen del estadillo que ha conducido a Ciudadanos a perder dos gobiernos autonómicos. La coordinadora regional, pese a todo, enviaba un mensaje optimista al terminar el escrutinio de Madrid: "Volver a ilusionar a nuestros ciudadanos es posible". Resulta muy difícil, dada la coyuntura, creer que esas palabras son posibles. ¿Cómo piensa hacerlo cuando su partido está en la UCI política? ¿Cómo piensa recuperar a un proyecto que ha cambiado demasiadas veces de rumbo, estrategias e ideas y que acaba de recibir el rechazo abrupto de los electores madrileños? Sólo un milagro puede levantar a una formación que en la Región apenas cuenta ya con dos representantes (los otros cuatro están en vías de expulsión) y que bebe mucho del auge o caída de Madrid. Cuando Ciudadanos cabalgaba con éxito en el Congreso, el partido se beneficiaba en la Región. Ahora el panorama nacional de Cs es el peor. En su consuelo (¿?), todavía faltan dos años para una cita electoral en la Región y su marca está presente en ayuntamientos importantes como Murcia y Lorca. 

Óscar Urralburu y María Giménez. Foto: EP

Más Región se lleva un chute de autoestima

Al margen del PP, la otra gran ganadora de la noche fue Más Madrid. La formación de Mónica García rebasa al PSOE y se alza como la primera fuerza de izquierdas en Madrid. Es la única noticia alegre para este partido progresista, pues al fin y al cabo la derecha gobierna sin necesidad de mirar a nadie más. Pero si hay un murciano de izquierdas que se levantó al día siguiente optimista y esperanzador, ése era Óscar Urralburu, el otrora líder de Podemos y hoy máximo rostro de Más Región. El partido de Íñigo Errejón tiene en la Región uno de sus territorios más avanzados en su todavía fase inicial de expansión nacional. El asalto a las instituciones regionales es un camino complicado, pues al añadido de que el espectro progresista es más reducido que el conservador en la Comunidad se une el hecho de que Unidas Podemos tiene consolidado su suelo en la Región. Por eso es un aliciente las noticias que llegan desde Madrid, que dan un empujón a Urralburu. Su proyecto, más verde, más socialdemócrata, necesita espejos que funcionen. Y el de Más Madrid lo es. 

Diego Conesa y José Antonio Serrano, en la manifestación del Primero de Mayo. Foto: EP

Malos vientos para el PSOE

Otra fuerza que se va de vacío, sin alivios, es el PSOE. La debacle de Ángel Gabilondo es clamorosa: no sólo observa que el PP le devuelve la derrota de las urnas de 2019 (el PSOE, al igual que ocurrió en la Región, ganó los comicios) y, para más inri, con un aplastante resultado, sino que además ya no es el partido progresista más votado. El sorpasso que tanto temió de Podemos se lo dio una escisión de Podemos. ¿Consecuencias en Princesa? El fiasco de la moción de censura escoció en Ferraz, aunque las fisuras se achacan -no sin razón- a su socio, Ciudadanos, que se partió en dos en el momento decisivo. Y Murcia, la capital, es socialista, un anhelo al que aspiraban desde 1995. A priori, no hay motivos perentorios para la preocupación, pero mal haría el PSOE regional si descuidara la autocrítica. La política nacional ha dado un viraje hacia la derecha; y ese fenómeno debe encender las alertas en la Región, que no es precisamente un bastión de la izquierda. Diego Conesa tiene mucho trabajo por delante.

Javier Sánchez Serna. Foto: EP

Aprender a vivir sin el padre

Unidas Podemos se sumerge en una profunda zozobra. Más que dolor por los resultados, hay tristeza, mucha tristeza. El partido pierde a su máximo referente, Pablo Iglesias, el padre de la criatura: el hombre que les condujo a vivir auténticos días de vino y gloria entre 2014 y 2016 y que ha intentado salvar a la formación hasta el último momento, renunciando incluso al Gobierno central. No ha servido de nada. La noche de Madrid es decepcionante. Los mensajes de los representantes regionales transmitían agradecimiento hacia la labor de Iglesias. Ahora tendrán que aprender a convivir sin él: o tal vez a sobrevivir sin él, porque las expectativas electorales no son halagüeñas. Las encuestas no le dan más de dos diputados en la Asamblea Regional. La hermandad con Izquierda Unida, que se da por hecha, será un acicate para sostener a una formación que se enfrenta a dos obstáculos: el auge de la derecha y el sprint de Más Región, competidor en su caldero progresista.

José Ángel Antelo. Foto: OMEGA

La alegría no tan alegre de Vox

¿Y Vox? Una sensación agridulce, se podría decir. Según se mire. Por un lado, Vox celebra el triunfo de la derecha, festeja la derrota de la izquierda y se erige en un factor clave para facilitar la abstención de Díaz Ayuso. Por otro lado, comprueba que ante un PP fuerte tiene poco margen para crecer. El antídoto de Vox no es el PSOE de Pedro Sánchez (a quien siempre le interesó la división en la derecha), ni tampoco las proclamas antifascistas de Pablo Iglesias (más de cara a la galería que de presencial real en las urnas). No: el único partido que frena el crecimiento de la marca Abascal es el PP. Y eso Vox lo sabe. Por eso le ha ido bien ante la debilidad del PP. Lo consiguió en Cataluña; sacó tajada en Álava y en la Región lo logró en las últimas generales. Sin embargo, Vox ha claudicado ante un Feijoó y una Ayuso -por cierto, dos maneras muy diferentes de dirigir el PP-. Aun así, la Región es territorio fértil para las ideas de Vox y el partido es consciente de ello. José Ángel Antelo pide elecciones constantemente para medir el pulso real de Vox -y, de paso, para recuperar el control de su grupo en la Asamblea-, pero no debería subestimar al PP y su peso histórico en la Comunidad. Y menos cuando los vientos de cola -ahora sí- le favorecen.

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