FOTOGALERÍA (Fotos: A. R. M.)
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MURCIA. Aunque parezca hoy increíble, hubo un tiempo, no tan lejano, en el que Fernando López Miras tenía que remangarse en las sesiones de control en la Asamblea Regional. El presidente se sometía al interrogatorio de hasta tres portavoces cargados de preguntas incómodas: las que las proferían el PSOE -entonces comandado por Diego Conesa-, la diputada María Marín -cuyo partido, Podemos, era el único inquilino del Grupo Mixto-, y un todavía querido en Vox Juan José Liarte, que actuaba como socio parlamentario pero no necesariamente como aliado. Tres años después, el panorama ha cambiado por completo en la Cámara. Hasta el punto de que en la sesión de control celebrada este miércoles López Miras sólo tuvo que escuchar una única intervención crítica: la de Francisco Lucas, voz del PSOE. El portavoz interino del Grupo Mixto, Francisco José Carrera, renunció a su derecho a preguntar y Juan José Liarte ya no ejerce como portavoz parlamentario. Así que la tarde para el presidente se despachó entre Lucas y las cuestiones-amables, naturalmente- de sus dos portavoces aliados, Joaquín Segado (PP) y Francisco Álvarez (liberales).
—Señor López Miras, ¿no le causa sonrojo la imagen que da la Región de Murcia con un presidente como usted?
—Señor Lucas, a mí me causa sonrojo lo mismo que al resto de la Región de Murcia: tener una oposición como ustedes.
Así, a bocajarro, con el 'y tú más' como leitmotiv, empezaba el duelo. El socialista disparó toda la artillería contra el líder del PP. Le imputó de dejar las instituciones manchadas de "corrupción y transfuguismo". Le culpó de protagonizar "los pucherazos" en la Asamblea y de acabar con la separación de poderes, castigando el descrédito del Parlamento. Fue un discurso que apenas leyó, pues se lo conoce bien. Recordó viejos -en realidad, no tan viejos- episodios del pasado: "Mientras la ciudadanía estaba en plena pandemia, los altos cargos del PP y sus amigos se saltaban la lista de vacunación y se inmunizaban los primeros, incluso antes que nuestros mayores y sanitarios".
Lucas enumeró otras acciones que le avergüenzan -a su juicio- del Gobierno: "Los enchufes en las listas de espera; la dimisión de los científicos del Comité del Mar Menor; el bloqueo permanente del Consejo de la Transparencia de la Región...". Completó su intervención acordándose de que el "padre político" de López Miras, Pedro Antonio Sánchez, "se encuentra ahora mismo sentado en el banquillo por fraude y por prevaricación continuada" (en referencia al 'Caso Auditorio'). Y Ramón Luis Valcárcel, apostilló, "también se dirige al banquillo de los acusados" (por el 'Caso Desladora'). Cerró su turno calificándole de presidente 'nini': "No hace nada. Ni pide disculpas a la ciudadanía de la Región por 27 años de corrupción ni ha ganado nunca unas elecciones". Y como colofón, un recado electoral: "En mayo de 2023 le pondremos punto final con un Gobierno limpio, transparente y decente presidido por José Vélez".
A López Miras no le pilló de nuevas la diatriba socialista. Se apoyó en recursos clásicos para contraargumentar. Acusó a Lucas de mentir y lanzar "acusaciones espurias"; adujo que se habla de lo que "le interesa al PSOE" y no a las familias de la Región; y citó la moción de censura, el gran terremoto político de la legislatura: "No han superado el error que cometieron", esgrimió, mencionando que aquella maniobra se pergeñó en "un sótano en Moncloa", en plena tercera ola y "con las familias pasando mucho miedo".
La moción de censura, como ven, sigue resonando en la Cámara un año y medio después. Hay heridas que nunca se cierran.
Y como el tema iba de sonrojos el jefe del Ejecutivo recogió el guante: "Lo que nos sonroja a los murcianos es que vayan a cerrar el Trasvase Tajo-Segura y los socialistas estén mirando para otro lado". O también que el precio de la luz "haya subido un 200% con respecto a hace dos años". O el disparado coste de la gasolina. Especialmente "sonroja mucho más cuando el PSOE o el Gobierno de España, en lugar de solucionarlo, se dedican a hablar en la Asamblea de lo que le interesa: de sus sillones". Y, por último, no faltó otro recurso tradicional, ETA: "Los ciudadanos se sonrojan porque, mientras están inmersos en una crisis económica y social como nunca antes lo han visto, los socialistas están más preocupados por pactar con los herederos de ETA o los separatistas catalanes antes de adoptar medidas para ayudarles".
Terminado Lucas, mucho más apacibles fueron las exposiciones de Segado y Álvarez. Este último le preguntó por el enésimo hachazo al Trasvase Tajo-Segura. De hecho, pidió disculpas, irónicamente, por caer "en el día la marmota", no sin recriminar al PSOE que "nominalmente" apoye al Acueducto pero "luego no lo defienden". Miras lamentó esta situación e ilustró que, de los 53 meses en los que Teres Ribera está al frente del Ministerio pertinente, ha ordenado el 'trasvase cero' en 19 de las 28 ocasiones en las que los técnicos propusieron un nivel 3 (que corresponde a un envío de agua de 20 hm3).
Segado, que fue el último en tomar la palabra, se interesó por los Presupuestos de Pedro Sánchez, recientemente aprobados en el Consejo de Ministros. Para el portavoz del PP, los reproches del PSOE son una cortina de humo para "ocultar el desastre de los Presupuestos", cuyas cuentas califica de "falta de respeto" que, encima, "reducen en más de un 33% el dinero destinado a los ciudadanos de esta Región". A su juicio, "es una auténtica vergüenza". Además, Segado salió al paso de las críticas que está recibiendo el prestigio de la Asamblea por los últimos movimientos en el Grupo Mixto: "Vamos a seguir defendiendo el buen nombre de esta Asamblea Regional". Y aprovechó también para afear que el PSOE no haya participado en la votación de la nueva secretaria de la Mesa (un puesto que ahora pasa a ser del PP): "Si los diputados del PSOE se niegan a cumplir con sus obligaciones en la Asamblea, deberían replantearse renunciar a sus sueldos".
Poco más tuvo que aportar López Miras, que, eso sí, se guardó un conejo bajo la chistera: anunció que el Consejo de Gobierno aprobará este jueves una ley (Dinamización de Inversiones, Libertad de Mercado y Eficiencia Pública) que permitirá crear 6.200 empleos en los próximos años. No todo iba a ser intercambio de golpes políticos.