MURCIA. El bastón de mando de Librilla no tiene quien lo gobierne. El Ayuntamiento sigue sumido en una crisis institucional después de que la recién nombrada alcaldesa, Mar Hernández Porras (Unión Progresista de Librilla (UPrL), elegida por sorpresa el pasado 24 de junio, presentara este martes su renuncia precisamente en el primer pleno que oficiaba como primera edil.
Hace menos de dos semanas, Hernández, que ya fue regidora entre 2015 y 2019, había accedido de nuevo a la Alcaldía tras recibir los votos del PSOE en la votación para nombrar al sustituto del popular Francisco Rubio, alcalde desde 2019 hasta su renuncia por motivos personales.
El apoyo del PSOE, que se concretó a última hora, fue clave para el nombramiento de Hernández y esta vez ha vuelto a ser decisivo... para su dimisión. En un pleno extraordinario para fijar las retribuciones de la Corporación, los socialistas alegaron que no se puede "aprobar como primera media un aumento del sueldo del 44%". También el PP se opuso al plan de UPrL: los populares defendieron "mantener los salarios" del anterior equipo de Gobierno local.
La Corporación municipal está formada por 13 concejales: cinco del PP, cuatro del PSOE y cuatro de UPrL. Los votos de PSOE y PP, por tanto, tumbaron la propuesta del grupo de Hernández. "Volvemos a una situación de bloqueo y presento en este pleno mi dimisión", anunció la munícipe. "Nosotros no podemos trabajar en unas condiciones en las que no podemos atender nuestros trabajos", justificó. La iniciativa de asignación para los concejales que presentó UPrL incluía la liberación de tres ediles. "La Alcaldía vuelve a quedarse vacante", añadía la ya exregidora. El pleno para la elección del nuevo alcalde se celebrará el próximo sábado, día 11, a las 10 de la mañana.
Librilla, una población del Valle de Guadalentín habitada por 5.300 vecinos, fue un municipio gobernado durante muchos años por el PP. El bastón de mando fue ‘azul’ desde 1991 hasta 2015, salvo un paréntesis socialista entre 1999 y 2003. Esta tendencia se rompía en 2015. Unión Progresista, que había empatado en concejales con el PP, recibió el apoyo del PSOE y Mar Hernández se convertía en la primera alcaldesa. Cuatro años después, el PP volvió a vencer en las urnas, esta vez sin empate, con cinco ediles frente a los cuatro que sacaron PSOE y UPrL. La falta de acuerdo entre estos dos últimos grupos aupó a los populares a la Alcaldía. Su andadura duró apenas un año, hasta el vaivén de las dos últimas semanas.