CARTAGENA. Hace años que el mercado inmobiliario de Cartagena parece estancado. Edificios con años de antigüedad, poco remozados y con señales inequívocas de un necesario cambio de fachada. Junto a la antigüedad de estos edificios, viejos, pero funcionales, se encuentran los solares abandonados sin ningún uso y que a menudo provocan la acumulación de basura. Todo ello ensombrece una ciudad que, gracias al clima excepcional, ha recuperado el lustro perdido en los últimos años de los 90.
Con los últimos coletazos de la pandemia, parece que algo se vuelve a reactivar en el mercado inmobiliario de la ciudad. Dos edificios con distintos fines darán empaque a la calle Real, arteria principal de la ciudad que poco a poco va remozando sus fachadas para ensalzar la belleza de la ciudad portuaria a la espera de que los ansiados cruceristas vuelvan a llenar de vida las calles de la ciudad. Se trata de Arsenal 52, al comienzo de la calle si uno entra por la rotonda del ISEN, y otro situado junto al Centro de Día Dávita, pegado a la plaza del Par.
El primero ya ha vendido todos sus apartamentos, que cuentan con 4 habitaciones y 3 baños cada uno, y ha sido adquiridos a partir de 455.000 euros, señal del nivel de vivienda que dentro de unos meses disfrutarán sus nuevos propietarios. El situado junto a la plaza del Par, según ha podido saber Murcia Plaza, será destinado al alquiler turístico. Consta de seis plantas, dos apartamentos por planta, con dos habitaciones con cama de matrimonio, cocina y dos baños. La previsión es que esté listo para después de verano, cuando se espera que los turistas puedan volver poco a poco a la ciudad portuaria.
Según cuentan diversos arquitectos, estas edificaciones suponen un soplo de aire fresco al sector inmobiliario de la trimilenaria después de un año nulo a causa de la pandemia. "Hay que tener en cuenta que, desde el diseño de un proyecto, hasta su ejecución, pueden pasar unos dos años entre permisos y la construcción. El 2020, por la pandemia, lo retrasó todo. Fue nulo en este sentido para los arquitectos. El año pasado no tuvimos encargos", señalan diversos profesionales del sector.
La pandemia no ha hecho sino agravar la deficiencia de obra nueva de Cartagena. "En Cartagena hay una necesidad de obra nueva. La gran mayoría de ventas son pisos o casa de segunda mano, con muchos años y precios caros. Esto supone que, a la hora de comprar, al precio de venta hay que sumarle una reforma importante, lo que equipara el precio de una casa de segunda mano a una nueva. Cuando se logra construir obra nueva, siempre tiene salida porque los precios terminan siendo similares", señalan varios arquitectos de la ciudad. El ladrillo del lujo, ya luce en Cartagena.