La Afroyaya de Lajarínez, más bailonga que nunca: protagoniza el nuevo cómic 'La llamaban Trinidad' 

MURCIA. La abuelita más 'resalá' de la viñeta murciana vuelve a las andadas. Y es que la divertida Afroyaya creada por el dibujante Chema Lajarín (Lajarínez), protagoniza un nuevo libro, titulado La llamaban Trinidad, en el que sus seguidores podrán conocer algo más sobre la vida de esta misteriosa heroína de estética afrodisco, con un vocabulario repleto de expresiones aguileñas y cuyo superpoder reside en el baile, que es como ella lo soluciona todo. 

Se trata de la segunda publicación que protagoniza esta pedazo de diva de la tercera edad, para la que Lajarínez ha contado, además, con una treintena de colaboraciones de 'amigos' y grandes profesionales del cómic, entre los que se encuentran nombres tan destacados como el del histórico historietista madrileño Carlos Giménez o Jan, el 'padre' de Supelópez, así como exponentes del talento regional como Daniel Acuña o Fernando Dagnino, entre otros muchos.

La llamaban Trinidad hará su puesta de largo este sábado en Águilas -de donde es el creador y el personaje-, en una presentación que tendrá lugar este sábado, 18 de diciembre, en 'El Museo de la Camiseta', a las 12.00 horas. Posteriormente, el nuevo libro de La Afroyaya se dará a conocer en 'Más que Cómics' en Lorca, el 22 de diciembre (17.00 horas); y un día después, el 23 de diciembre, en la Biblioteca Regional de Murcia (19.00 horas).

Cuenta Lajarínez que en esta publicación de formato cuadrado (de 20x20 centímetros), editada por Gotas de Luz, ha reunido las tiras cómicas que hizo durante el confinamiento -que La Afroyaya ayudó a pasar mejor con sus dosis de humor diarias-, además de mucha obra inédita. De esta forma, aunque sin revelar del todo su pasado, Trinidad, que así se llama La Afroyaya (como la abuela del dibujante), mostrará a los lectores cómo es su vida privada y algunos de sus secretos de superheroína, como cuándo y cómo aprendió sus maravillosos bailes y para qué sirven. Y es que cancán, el charlestón o el claqué son las armas de esta abuela marchosa para resolver los problemas, sin recurrir nunca a la violencia.

Su creador apunta que con el título ha querido hacer un guiño a la generación que vio esta película de los 70, además de que el nombre sea en recuerdo de una de sus abuelas. También otro de los personajes, Juana, se llama igual que su otra 'yaya'. Para descubrir los orígenes del personaje habrá que esperar a un tercer libro que ya está preparando Chema Lajarín.

Cabe recordar que durante el confinamiento Lajarínez realizó una viñeta diaria de La Afroyaya, una octogenaria capaz de despertar una sonrisa, ya fuera con cuestiones cotidianas relacionadas con la vida en cuarentena o con la serie El abecedario de mofa de los huerthanos, de la que ella sabe un rato, ya que suele soltar por su boca un sinfín de expresiones de la tierra, como averolo (dícese del individuo imbécil, atontolinao), buzaque (borrachuzo, que bebe vino en grandes cantidades) o calamondra (individuo con la cabeza grande, cabezón), entre otras muchas.

La simpática yaya de pelo afro y gusto por el funki surgió como un proyecto dentro de las páginas del ezine Palanca de Cambio. La primera viñeta que apareció en esta página salió en el nº 9, en febrero de 2009. Estuvo en los dos siguientes números y se fue a dormir el sueño de los justos. "Pero el personaje tenía un potencial que me empujaba a seguir buscándole huecos en mis inquietudes artísticas", recuerda el dibujante. Tras realizar un microcómic de 32 páginas que no llego a ver la luz, Lajarínez amplió el trabajo a 152 páginas y lo publicó en 2017, en un libro también editado por Gotas de Luz. 

La Afroyaya no ha dejado de bailar desde entonces.