MURCIA. Los cielos se abrieron para el PSOE regional cuando Pedro Sánchez activó la moción de censura y tomó las llaves de La Moncloa. El socialismo murciano veía una luz esperanzadora después de muchos años inmerso entre nubarrones, a la sombra un PP hegemónico en la Región de Murcia. El cambio de siglas en el Gobierno nacional sucedió acompañado de otro fenómeno político inesperado. El voto conservador y liberal, en manos del PP murciano durante dos décadas, se ramificaba en tres partidos: Ciudadanos, Vox y el propio PP. Fue la tormenta perfecta para el PSOE. Los pronósticos electorales avecinaban un panorama incierto y al final se quedaron cortos. En los comicios de abril, el socialismo daba la campanada, imposible en otra época: el PSOE doblegaba al PP y lograba su primera victoria en 28 años en la Región de Murcia.
Nadie lo hubiera imaginado en 2017, cuando el PSOE afrontaba tiempos poco halagüeños. Los socialistas acababan de fracasar en la moción de censura preparada contra Pedro Antonio Sánchez. El presidente regional, investigado en casos de corrupción, dimitió ante el riesgo de perder el Gobierno y Ciudadanos, clave para sacar adelante la moción, la desactivó antes de que se presentara en la Asamblea Regional. Poco después, Rafael González Tovar ponía punto final a su etapa como secretario general y el partido convocaba primarias. Diego Conesa, un entonces alcalde de Alhama de Murcia aunque desconocido para el pueblo murciano, se impuso en la votación a María González Veracruz, diputada nacional desde 2011 y candidata favorita para hacerse con las primarias.
La suerte cambiaría muy pronto para el nuevo secretario general del PSRM. La llegada al poder de Sánchez colocó a Diego Conesa al frente de la Delegación del Gobierno y Pedro Saura era nombrado secretario de Estado de Infraestructuras. El paso de Conesa por la Delegación le dio visibilidad para comunicar las políticas del PSOE. Su primera medida fue la paralización de la entrada del AVE a Murcia hasta que no se completara el soterramiento de las vías. Esta decisión provocó un choque de trenes con el Gobierno regional, partidario de que la Alta Velocidad llegara Murcia por una vía provisional en superficie mientras se ejecutaba el soterramiento.
El cambio de rumbo propició un periodo de paz en Princesa –la sede de los socialistas-, tradicionalmente acostumbrada al ruido de sables. El partido cerró filas y entre sus fieles creció la sensación de que aspiraban de forma real a desalojar al PP de San Esteban. Mientras tanto, Diego Conesa armó su nuevo equipo: renovó la lista autonómica y se deshizo de veteranos referentes del partido como Rosa Peñalver y María González Veracruz.
El ascenso del PSOE se confirmaba en abril. Los socialistas pasaban de los 147.000 votos de las generales de 2011 a conseguir 190.000 sufragios el 28-A. Este crecimiento fue significativo, pero más decisivo resultó la pérdida de apoyos del PP. Los populares, que cosecharon casi 300.000 papeletas en 2011, se quedaron en 180.000. Con la moral por las nubes, el PSOE enfilaba el asalto al Gobierno regional.
el socialismo quiere pescar en el votante desencantado con CIUDADANOS por sus pactos con el PP
El cambio de ciclo se culminó el 26-M. En un agónico recuento de votos, el PSOE se alzaba con el triunfo electoral en las autonómicas y superaba al PP en escaños en la Asamblea Regional. No ocurría desde 1991, en los años de Carlos Collado como presidente. El triunfo parecía un punto de inflexión, pero finalmente se quedó en agua de borrajas. Sin mayoría absoluta, PSOE y PP se lanzaron a por el apoyo de Ciudadanos, pero, tras las negociaciones, la formación naranja, siguiendo el criterio de Madrid, escogió a los populares como socio preferente. La victoria se revolvió en una victoria pírrica y el PP, que había sufrido como nunca, salvó los muebles y mantuvo el Gobierno regional.
Tras una movilización y un ascenso insuficientes, el partido se ve obligado a dar un paso más; máxime cuando su rival, el PP, se mueve hacia el centro para intentar recuperar el voto perdido. El PSOE de Conesa, además de la decepción por no formar gobierno, acaba de dar con su primera china en el zapato. Ha ocurrido en Cartagena. El grupo socialista liderado por Ana Belén Castejón alcanzó un acuerdo con PP y Cs para disgusto de la dirección regional, que abrió un expediente que ha concluido con la expulsión de los seis ediles socialistas.
El 10-N, más pronto de lo esperado, pulsará la confianza de los electores. Las encuestas del CIS y del CEMOP vaticinan una nueva victoria pero igualmente reñida con el PP. El PSOE bombardea un mensaje para volver a movilizar a los murcianos: “Parar a las tres derechas juntas y parar a la extrema derecha”, como así señala a Murcia Plaza el cabeza de lista, Pedro Saura, convencido de que van a ganar los comicios.
El PSOE también insiste en postularse como el “único partido” que puede desbloquear a España; pero hay otros factores que también juegan su papel: el socialismo quiere pescar en el votante desencantado con Ciudadanos por sus pactos con el PP. “Miles de murcianos que han votado a Ciudadanos no entienden que les pidieran el voto para la regeneración y el cambio y su voto haya servido para blanquear y reflotar al PP”, comenta Saura. Otro elemento es el llamamiento al voto útil de la izquierda: “No voy a hablar mal de otras fuerzas de izquierdas, pero muchos murcianos debe ver que, tal y como está el sistema electoral, el voto puede no servir”, expone el candidato.
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