MURCIA. La patronal murciana se adentra en una nueva era. Los diez años de José María Albarracín se consumaron este jueves con la cesión del testigo a Miguel López Abad. El empresario archenero, presidente de Global París, toma las riendas de la Confederación Regional de Organizaciones Empresariales de Murcia (Croem) con la misión de "subir la escalera" para superar "el alto listón" que deja su predecesor. Más de 400 empresarios se pusieron en pie para despedir a su presidente de los últimos diez años y también aclamaron a su nuevo líder, que ocupará, como suele contar el propio Albarracín, "el cargo institucional más importante después del presidente de la Comunidad". No es para menos: por visibilidad, influencia y trato directo con las administraciones, la Croem es uno de los altavoces más potentes de la Región de Murcia. Y si durante una década Albarracín entonó la voz de los empresarios murcianos, ahora llega el turno de Miguel López Abad, quien ofrecerá un nuevo talante, pero bajo el compromiso de que no se moverá de la línea de su antecesor.
No se esperan grandes golpes de timonel del nuevo presidente. La continuidad será la nota predominante en una patronal que ante todo buscó evitar los tiempos de división y elecciones al límite para dar paso a una candidatura de consenso, apoyada por más de 100 avales y encarnada en el propio López Abad. Él mismo reconocía que recogía con honor ser un candidato respaldado por el presidente saliente. "Dicen que soy el candidato del 'dedazo'... pero lo soy a mucha honra. Porque si José María se fija en ti... por algo será", arguyó sobre un hombre que, elogió, "supo que tan importante es saber llegar como saber irse". Y se comprometió a continuar su camino y su legado, "porque es la única vía para seguir creciendo", buscando el diálogo con los sindicatos y el consenso y dejándose la piel "para contribuir al bien común".
La unidad fue una de las palabras más repetidas en la 46ª asamblea general de la Croem, celebrada en una abarratado salón Promenade con la presencia de los principales dirigentes empresariales del país: Antonio Garamendi, presidente de CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), Gerardo Cuerva, presidente de CEPYME (Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa), y Lorenzo Amor, presidente de ATA (Asociación de Trabajadores Autónomos). También hubo un amplio abanico de representantes territoriales: los presidentes de las patronales de Madrid (CEIM), Islas Baleares (CAEB) y Comunidad Valenciana (CEV), Miguel Garrido, Carmen Planas y Salvador Navarro, respectivamente, así como el vicepresidente de la confederación empresarial de la provincia de Almería (ASEMPAL), Cecilio Peregrín.
Albarracín insistió en la cohesión varias veces, como símbolo de la fortaleza de la confederación. Y le suscribió López Abad. "No se puede ir solo en una dirección sin mirar, sin tener consenso. Estamos viviendo tiempos en los que la clase política carece de ese consenso y si se toman decisiones unilaterales, la consecuencia es que el que viene después lo cambia todo", ahondaba. La Croem que recoge dista lejos del panorama que heredó Albarracín. La confederación presume de estabilidad económica y, sobre todo, de cercanía directa con las administraciones. "Es un placer tener tan cerca a López Miras", confesaba el ya ex presidente de la patronal, evidenciando la estrecha y fructífera relación con el jefe del Gobierno regional. También expresó su confianza en su sucesor. "Miguel va a ser un grandísimo presidente", auguró, destacando que López Abad recibe "una confederación sana, fuerte y unida". Además, prometió su apoyo continuo: "Doy un paso al lado, pero estaré aquí para lo que necesite".
El murciano se marcha con la satisfacción de haber logrado las leyes de simplificación administrativa, varias rebajas fiscales, la inclusión de las personas con discapacidad y la llegada de infraestructuras claves como el Aeropuerto de Corvera y el AVE. Albarracín se acordó de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, a los que comparó con los empresarios, "muchas veces solos, hasta medio abandonados", colocados "en el centro de la diana", insultados, despreciados y utilizados". En una emotiva intervención, también dedicó palabras de cariño a su mujer, agradeciéndole su respaldo incondicional ante una patronal a la que, dijo, entregó "hasta los domingos". Quiso también valorar a su equipo, "a las chicas de Croem", como señaló. Cerró su discurso con un fervoroso "¡Viva la Región de Murcia!" y "¡Viva España!" antes de despedirse con un sentido "Hasta siempre, amigos". Todo el público se puso en pie, entregado.
El primer reto que el nuevo presidente tiene por delante, y que Albarracín lamentó no haber conseguido antes, es la aprobación de la cuarta ley de simplificación administrativa. La norma regional se encuentra "en el horno", pendiente de "los trámites parlamentarios" y que verá la luz, salvo contratiempo, en otoño. El texto contiene la novedad del silencio administrativo positivo en todos los supuestos recogidos por la ley y también "exprimirá al máximo la declaración responsable”, como así la describió Albarracín. Ahora el interlocutor con López Miras será otra persona, que en su discurso le dejó claro que será "firme y vehemente" al defender los intereses empresariales. Con todo, la sintonía de Croem se mantiene con el presidente del Ejecutivo autonómico. Es más, ambos comparten raíces en Archena. Y el propio mandatario se deshizo en elogios hacia él: "Reúne todos los requisitos para ser uno de los grandes referentes empresariales no sólo de la Región, sino también del país", expresó al tiempo que recalcaba "su capacidad y su voluntad de diálogo".
La Croem quiere seguir siendo la misma, pero ahora hay un nuevo estilo. El sello López Abad. Sus primeras palabras ya dejaron pinceladas de su forma de enfocar la vida. En una discurso espontáneo y sin leer, comenzó pidiendo tutear a la concurrencia, como es habitual en él, "para estar cómodo porque vengo como amigo y colega". Acto seguido mencionó sus dos grandes pilares: la familia y los valores religiosos, tratándose de "un hombre de fe", como él mismo se define. Hijo de murcianos que emigraron a Francia y Baleares, reivindicó sus orígenes familiares en un desguace y subrayó que el trabajo es el motor de su vida: "Es lo que he hecho toda mi vida. Llevo la empresa en la sangre. Esa es mi vida: ser empresario", relató, recordando que hizo su primera venta con 13 o 14 años. E incluso se permitió una broma sobre los sindicatos en su intervención: "He aprendido que son personas como nosotros", dijo, arrancando las risas de los empresarios. "Tienen los mismos intereses que nosotros. Buscan lo mismo", repuso, ya serio, valorando su papel. "Saben que si la empresa no funciona, no tienen sentido de ser".
Nacido en la pedanía archenera de La Algaida y presidente de la empresa de reciclado de residuos Global París, López Abad dejará la Presidencia de la Cámara de Comercio de Murcia, el cargo que ha ejercido en los últimos seis años y al que ya ha renunciado -a falta de pleno oficial- y cuyo relevo tomará la vicepresidenta de esa institución y directora ejecutiva de Profusa, Miriam Fuertes. "En estos seis años en la Cámara de Comercio he aprendido que un equipo es fundamental", dijo, convencido de la importancia del trabajo en equipo, la confianza y el compromiso. Ahora inicia una nueva etapa en su vida. Explicó que las cosas no pasan porque sí, sino que "hay un rumbo y una estrategia". Y concluyó que lo más grande que tiene el ser humano es la libertad: "Y yo me siento enormemente libre". Comienza la era López Abad al frente de la Croem.