MURCIA (EFE). Los artistas murcianos Andrea Carrión y el colectivo La Casa han obtenido una mención especial en artes escénicas y el premio del público y un accésit por sus espectáculos Más allá de la muerte y El sótano en el segundo Festival Internacional de Jóvenes Artistas y Creadores We: Now (nosotros: ahora), de Madrid.
Lo han hecho en la categoría de artes escénicas, cuyo jurado era la bailarina y coreógrafa Luz Arcas, fundadora de la compañía La Phármaco, finalista como mejor intérprete femenina de danza en los Premios Max 2017 y ganadora de El Ojo Crítico y del de Teatro Andaluz en 2015 y del del Instituto de la Juventud de España en 2009.
Andrea Carrión (Murcia, 1997) se formó en teatro y tuvo experiencia profesional en la compañía Teatro Cero y luego estudió en el Conservatorio Profesional de Danza de Murcia, posteriormente en la escuela valenciana de Eva Bertomeu y en la de danza contemporánea de Montreal (Canadá).
Ha presentado su trabajo coreográfico en diferentes festivales en Murcia, Valencia, Montreal y Nueva York, ganó el décimo concurso Tiempo de Danza, fue finalista del CreaMurcia y fue becada por la compañía Tejido Conectivo y el estudio canadiense Leviathan Studio y trabajó para proyectos de Anders Duckworth, Damiano Ottavio Biggi o Antes Collado, así como con la compañía Girasoles y Lavelladanza.
"Más allá de la muerte comenzó como una gestión de duelo, ya que cuatro de mis familiares murieron en menos de dos meses. A raíz de ello, en mí se avivó una ardiente necesidad de encontrar una manera personal de integrarlo y en esta pieza realizo un viaje por las tres capas del corazón gracias al cual se convierte en un proceso de integración y manifestación del ser, reflejo de una necesidad de honrar y reconocer dónde están mis raíces para poder escoger vivir con libertad y sentido propio aportando una visión genuina al sistema que me dio la vida", explica la artista.
La Casa es un colectivo que surge del primer Laboratorio de Artes Escénicas de la Región de Murcia, constituido por siete artistas seleccionados para formar parte de este proyecto por su capacidad de creación e innovación artística. En sus inicios contaron con el apoyo de Ana Barceló, José Villegas y Andrés Galián (fundadores de ese laboratorio) y asesoramiento de Iara Solano, Xavier Bobés, Carlos Tuñón y Pablo Gisbert.
Su trabajo ahonda en la multidisciplinariedad, con el cuestionamiento del cuerpo performático y teatral y la reflexión sobre la contemporaneidad como el eje central de su investigación, que en El sótano, su primera pieza, habla sobre el momento previo a la acción en la que esta puede no suceder, el silencio de antes de confesar que no crees en Dios o el hueco que queda debajo de la puerta, explican ellos.
"Esta pieza experimental es una bajada a las profundidades humanas, la cara oculta de la luna alumbrada por una bombilla, una suspensión en el tiempo a través de siete sillas y seis intérpretes. ¿Es posible vivir en el teatro como en la vida real? ¿Es la sociedad tan libre como piensa? ¿El impulso nos une? ¿Nos separa el pensamiento? ¿Dónde se abre el abismo estimulante? ¿No pensar en las consecuencias las hace desaparecer?", se preguntan.
"Hay cosas que nunca ven la luz, que se quedan en algún sitio guardadas. No sabemos si algún día se revelarán o si solo pertenecerán a esta habitación que ahora, juntas, habitamos. No todos vienen, muchos se asoman y se van", añaden.