MURCIA. Esta vez sí. Esta vez no pueden fallar. Aunque la palabra 'elecciones' no la quieren oír, lejana como está en el calendario, y aunque todavía no se ha iniciado ningún trámite para establecer una confluencia electoral, tanto Podemos como Izquierda Unida-Verdes dan por hecho que acabarán dándose la mano para ir juntos en las urnas y pondrán fin a los marrados intentos de alianzas del pasado. El punto de partida es muy diferente: las buenas relaciones entre ambas directivas hacen pensar que, en esta ocasión sí, las negociaciones -cuando lleguen- acaben en éxito.
La buena sintonía empezó precisamente en una campaña en la que sí fueron de la mano: las últimas elecciones generales de 2019. Podemos, que acababa de quedarse en cuadro tras las salidas de su anterior líder, Óscar Urralburu, y su mano derecha, María Giménez, tuvo que remar a contracorriente para sacar adelante una carrera electoral en menos de un mes. Los morados contaron con la ayuda de Izquierda Unida, socios ambos de la candidatura Unidas Podemos, con Javier Sánchez Serna como número uno y la dirigente de IU Esther Herguedas como número dos. El trabajo dio sus frutos: Unidas Podemos retuvo el escaño en el Congreso, un resultado que se recibió como un logro, máxime en un contexto de crecimiento de los partidos conservadores, con Vox a la cabeza, y con competencia en el espectro de la izquierda, con Más País como adversario directo.
Desde entonces la confianza entre las ejecutivas de ambas fuerzas políticas ha mejorado con el tiempo, según relatan a Murcia Plaza responsables de Podemos e Izquierda Unida. Mantienen reuniones todas las semanas, con un contacto casi a diario. Forman grupos de trabajo en los que se debaten los principales temas de actualidad y lo hacen bajo el paraguas de Unidas Podemos. Las dos formaciones han desarrollado conjuntamente la iniciativa de crear un parque regional del Mar Menor, presentada en la Asamblea Regional. También defienden los Presupuestos del Gobierno de España e incluso consensúan posiciones comunes en los municipios donde los dos partidos están coaligados, como es el caso de Cartagena, Fortuna, Archena y San Javier.
"Las relaciones son bastante buenas", admite a este periódico el secretario de Organización de Podemos, Ángel Luis Hernández. "Esto no tiene nada que ver con la etapa de Urralburu", cuenta a esta Redacción el co-coordinador de Izquierda Unida, José Luis Álvarez-Castellanos. "Llevamos un año de relaciones cordiales y de colaboración. Y todavía esperamos ir a más: queremos organizarnos mejor y dotarnos de una serie de normas y reglas".
Los dos dirigentes defienden, eso sí, que la independencia de las siglas se mantiene pese a la colaboración mutua. "Que trabajemos juntos no significa que se vaya a crear un partido nuevo para eliminar a IU-Verdes. En absoluto", remarca Álvarez-Castellanos, quien precisamente se presentará como candidato para volver a dirigir la nueva coordinadora regional de Izquierda Unida, cuya asamblea regional se celebrará finalmente el próximo 6 de marzo. "Conservamos nuestra idiosincrasia", subraya por su parte Hernández. "Hay cosas que nos unen, pero también hay otras que nos separan. Y mantenemos nuestras propias estructuras orgánicas".
Todavía no se ha hablado de listas, ni de puestos en las candidaturas ni de exigencias para los comicios -"No trabajamos para las elecciones de 2023, sino para tener un espacio de unidad de trabajo, que es Unidas Podemos", puntualiza Álvarez-Castellanos-, pero ambos partidos saben que tendrán que encarar la negociación por la confluencia. Esta fórmula, además, también se buscará en todos los municipios, especialmente en plazas importantes como Murcia, la capital. En el recuerdo están los fracasos recientes. El trato entre la ejecutiva de IU-Verdes y la dirección que comandaba Óscar Urralburu acabó como el rosario de la aurora. Cada uno se presentó a las elecciones autonómicas con sus propias sigas y sus propias confluencias -Podemos confluyó con Equo e IU lo hizo con Anticapitalistas-. El resultado fue un sonoro fiasco. Podemos se dejó cuatro escaños y perdió el grupo parlamentario -actualmente sólo cuenta con dos diputados, que ejercen en el Grupo Mixto- e Izquierda Unida, que se presentó como Cambiar la Región, se volvió a quedar fuera de la Asamblea Regional.
"Esperamos que ahora no haya rencillas", confía Hernández. "La otra vez se venía de una posición de enfrentamiento y enconamiento", apunta. "Nos une el modelo de transformación social", explica. "También compartimos la defensa de lo público y la defensa del feminismo como eje vertebrador de todas las políticas". La izquierda además pugna contra una realidad inamovible en los últimos años: la derecha copa hasta el 65% del electorado de la Región de Murcia. Y las encuestas no auguran un buen porvenir para las formaciones de izquierdas. El último barómetro del Cemop pronosticaba un arco parlamentario demoledor: 30 escaños conservadores y liberales -PP, Vox y Ciudadanos- frente a 15 progresistas -PSOE y Unidas Podemos-. El doble. Todo un abismo.
"Sabemos que esa es la realidad, pero nuestro objetivo no es otro que señalar las contradicciones del Gobierno regional y explicar nuestro modelo porque buscamos el bienestar de las personas", sostiene el secretario de Organización de Podemos. "La ultraderecha está consiguiendo muy buenos resultados. Incluso sus líos internos no le afectan. De sus cuatro diputados [de Vox], tres han sido expulsados, y parece que no tiene consecuencias", agrega Hernández sobre el avance de Vox en las encuestas a pesar de sus crisis internas. "Cuando eso pasa en la izquierda, se hace bastante sangre".
La alianza de la izquierda también pasaría por reunir apoyos de otras formaciones como la ecologista Equo y otros agentes sociales, pero, salvo un giro radial de la política, no incluiría a Más Región -ni, por ende, a Más País-, enfrentados tanto en la Comunidad como en España. "Hace más de un año que no sé nada de ellos", reconoce Álvarez-Castellanos. "Pero las competiciones entre nosotros no son buenas. Tiene que haber una vocación de espacio abierto y constructivo". En cualquier caso, tanto Podemos como Izquierda Unida intentarán hacer realidad su alianza en las próximas urnas, algo que, dado los antecedentes, no es poco.