MURCIA. La guerra del agua está costando más de un disgusto a los socialistas murcianos. Esta vez no es la tradicional batalla contra unas siglas adversarias, rivales en las urnas que utilizan el Trasvase Tajo-Segura como arma electoral, sino que la disputa y el debate se cuecen dentro del mismo partido. Mismas siglas, aunque distintos territorios. Y un árbitro, también del PSOE, el Ministerio, que debe decidir. Por el momento el Ministerio para la Transición Ecológica se inclina por los intereses de los socialistas manchegos, para zozobra de murcianos y también valencianos, involucrados ambos dada la trascendencia del acueducto Tajo-Segura para el Levante español.
Casi con un tono de resignación, Pepe Vélez reaccionaba así a las palabras del secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, quien en el Consejo Nacional del Agua dejaba abierta la puerta a más recortes en los envíos de agua del Tajo al Segura: "La única realidad y verdad en este momento es que lo acordado en el Consejo Nacional del Agua responde al documento consensuado entre el Ministerio y las partes implicadas, incluidos los regantes", sostenía el calasparareño, consciente de la polvareda que había levantado la posición de Morán.
En su réplica, Vélez se apoyaba en fórmulas prudentes y provisionales como "lo único cierto en este momento" y aunque deslizaba que si se diera alguna modificación "habría que valorarlo en su momento y en su justa medida", no quiso alzar la voz, a diferencia de otros colegas, como el alcalde de Lorca, el socialista Diego José Mateos, que tachaba el recorte de un "error" y anunciaba que lucharía con los medios jurídicos a su alcance para evitar un perjuicio para los regantes lorquinos. Vélez, más comedido, se limitó a expresar su confianza en que "no se va a producir ningún cambio".
Sin embargo, tan sólo un día después, Morán volvía a reafirmarse. Lo hacía en el Senado, a preguntas del senador murciano de Ciudadanos, Miguel Sánchez. "No vamos a dar marcha atrás en nada", declaraba, contundente. "Es imposible que demos marcha atrás en nada porque hay cinco sentencias. Los tribunales no nos van a dejar dar marcha atrás", esgrimía el secretario de Estado al tiempo que confirmaba que los caudales se incrementarían en tres escalones en Aranjuez: "7 metros cúbicos por segundo entre 2023 y 2025, 8 m3 por segundo en 2026 y 8,66 m3 en 2027.
Este nuevo pronunciamiento volvía a poner contra la pared al PSRM regional y al PSPV valenciano, que veían cómo quedaban en papel mojado el acuerdo que habían suscrito días antes para evitar más recortes y hacer revisables los caudales a cambio de cumplir un paquete de medidas de vigilancia del Trasvase. Mientras tanto, otro socialista, el barón de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, festejaba exultante el plan hidrológico del Tajo. "Es una decisión histórica", proclamaba, contento de que "se empiece a salvar el Tajo de verdad" y satisfecho porque "no se pone ninguna condición para elevar los caudales ecológicos del río Tajo y sus reservas en la cabecera", como así señalaron fuentes del Gobierno de La Mancha.
Con todo, la última palabra queda en el tejado del Consejo de Ministros, que tendrá que dar su visto bueno. El BOE reflejara quién lleva razón.
El agua ha sido históricamente un quebradero de cabeza en Princesa. Muy lejos quedan ya los tiempos en los que el PSRM llegó a defender incluso el Trasvase del Ebro, una petición que hoy día ya sólo reivindica Vox. Desde hace años el PSOE murciano lidia la difícil papeleta de remarcar su apoyo al Trasvase Tajo-Segura con las contradictorias medidas de los Gobiernos centrales, al tiempo que aboga por la desalación como alternativa de presente y futuro. Un equilibrio muy difícil de mantener.
A ello se suma que el PSRM, al menos en el último lustro, no se ha distinguido por ser contestatario frente a Ferraz. Más bien al contrario: ha sido disciplinado y obediente. El anterior secretario general, Diego Conesa, tan sólo una vez se revolvió contra el PSOE nacional. Fue precisamente por un hachazo al trasvase, al dejar sin agua a los regantes a finales de 2019. Vélez, por el momento, no se ha rebelado contra el PSOE nacional (que debe atender también a los intereses de los socialistas manchegos), aunque en una ocasión anterior sí manifestó en público su discrepancia. "Creemos que es un error", decía en mayo el líder del PSRM, precisamente cuando se conoció la propuesta para elevar los caudales ecológicos. "No lo compartimos", añadía, sin confrontar ni criticar abiertamente.
En la actitud aparentemente diplomática de Vélez influye también su condición de delegado del Gobierno, pues no deja de ser el representante de las políticas del Ejecutivo central. Quienes sí aprovechan esta coyuntura son sus adversarios, PP y Vox. E incluso Cs. Todos ellos se han lanzado en tromba contra el futurible recorte. La Comunidad no dudó en sacar toda la artillería dialéctica y cargó ante lo que considera un "engaño histórico". El propio López Miras así lo recriminaba: "Engañaron, jugaron con la Región de Murcia, con los ciudadanos, concretamente con los agricultores y con los regantes, y [este miércoles] se destapó una mentira".
El agua vuelve a atrapar al PSRM, dejándole en una situación incómoda a falta de seis meses para las elecciones autonómicas y municipales. Los recursos hídricos son capitales para la Región de Murcia, dada la importancia de la agricultura. Y por más que desde el Ministerio para la Transición se subraye que entre 2018 y 2022 se trasvasó mucho más que entre 2014 y 2018 (al pasar de 829 hm3 a 1.229 hm3), lo que queda son las últimas decisiones. Está en juego recortar aún más el ya agrietado grifo del Trasvase. Según las cuentas de la Comunidad, el incremento de los caudales fijado por el Consejo Nacional del agua supone una merma de 105 hectómetros cúbicos al año para el Levante.
El Consejo de Ministros dictará sentencia. El PSRM y el PSPV todavía tienen tiempo para convencerles... si el PSOE manchego no lo impide.