MURCIA. Cargado con un sofá, botes de pintura y la cabeza llena de los seres fantásticos que habitan en su universo onírico, desembarcó el artista aguileño Javier Hernández Espinosa en la carpa que la BRMU había instalado en el festival Warm Up de Murcia. Llegaba para hacer lo que más le gusta: "invadir el espacio, llevar mi mundo a cualquier lugar e impregnarlo de mi esencia". Es por esto que el artista se pregunta si no tendrá algo de "invasor". Lo que sí que tiene claro, y así se suele definir, es que es "un pintor anfibio", ya que en ese mundo propio que ha creado y que ha bautizado como Espinosaland conviven tierra y mar. En la primera realiza su obra pictórica, sin que le importe demasiado el formato; "no me gusta anclarme a ninguna superficie ni material", señala. El segundo es el medio en el que aprendió a desenvolverse desde niño y, ya como adulto, donde ejerce como instructor de una escuela de buceo de Águilas; es, además, su fuente de inspiración para crear una realidad a su medida y a través de su mirada del mundo submarino, llena seres marinos, simbolismo, colorido y formas complejas. "No podrían existir el uno sin el otro", asegura.
Lo de Javier Espinosa (Águilas, 1991) casi se podría contar como un cuento: el de un niño de un pueblo costero criado en una escuela de submarinismo propiedad de su familia, llegando a ser bucear para él algo tan natural como andar; de hecho, recuerda que su padre le enseñó primero a nadar que a caminar. Y si la Alicia de Carroll cruzaba un espejo de cristal, Javier atraviesa el de la superficie del mar para ser testigo de otras muchas maravillas. Ya desde pequeño, todo lo que veía bajo el agua lo dibujaba, confeccionando incluso mapas de las rutas de inmersión que realizaban. Tan ligadas estaban estas dos pasiones que cuenta que no quiso renunciar a ninguna de ellas. Decidió estudiar Bellas Artes en Granada, donde el pintor Manuel Coronado le animó a seguir desarrollando su personalidad artística tras conocer su trabajo; también quiso viaja por el mundo para explorar nuevos mares, llegando a vivir en Grecia y Filipinas.
Explica el artista aguileño que todas estas experiencias personales bajo el agua -del encuentros con seres extraordinarios y paisajes llenos de color- están detrás de sus pinturas, en las que presenta a unos personajes extraordinarios inspirados en el mundo del mar, algunos reales y otros fruto de su imaginación; todos, en cualquier caso, filtrados por su imaginación, que transforma, separa, multiplica o deforma las figuras. Se trata de una obra que ha ido evolucionando con los años sin perder la identidad del pintor, quien ha mitificado y personificado a las criaturas que aparecen en esta, sintetizando elementos que funcionan casi como una marca, de tal forma que contemplando uno de esos símbolos se identifica su autoría. Es más, en ocasiones se reconoce su mar en los espacios invadidos sin que haya referencias figurativas; "lo que aún me gusta más", señala.
Entre sus obras, se encuentra el conjunto mural Mirando al Mar (2015) en el puerto pesquero de Águilas, de más de 250 metros cuadrados; Macondo (2017), un homenaje a García Márquez dentro de la exposición colectiva de pintura mural que se realizó por el 25 aniversario de Casa de América, en Madrid; la transformación de todo el exterior del Centro de Interpretación del Mar de Águilas (2018); o su participación en la primera edición de Keyhole Artfair en Murcia. En Filipinas, donde vivió dos años, hasta junio de 2020, llevó a cabo el proyecto Filitipi, que consistió en la intervención del interior de diez tiendas glampings dintintas y una pared externa del resort Glamping Alona.
En octubre de 2020 realizó una exposición individual en la Galería Leúcade de Murcia, donde estuvo creando las obras expuestas en la sala durante cinco días seguidos, llegado a estar casi 28 horas seguidas pintando parando solo para comer. En enero de 2021 fue el encargado de pintar toda la grada del CPI Urci, en Águilas. En febrero ha actuado y colaborado en el videoclip del single Enero del grupo Tu Otra Bonita junto con Miguel Campello, producido por Warner Music Spain. En él realiza una pintura mural que es grabada en su proceso, obra que luego ha sido utilizada para la portada del single.
Actualmente se encuentra inmerso en varios proyectos: diseños para marcas, ilustraciones para un libro de mapas marinos, encargos y murales. Además, es cofundador de Isla Tortuga Coworking Space situado en Águilas junto con Vanesa Cabezuelo, lugar que utiliza como estudio.
Por si fuera poco, Javier Espinosa también forma parte de un proyecto de la Universidad de Munich para mostrar el impacto negativo de las acciones del hombre sobre los océanos. Y es que para este artista, que dice "vivir de y para el mar", es vital concienciar sobre la importancia de respetar el medio ambiente. "También desde el buceo, haciendo comprender el perjuicio que se puede ocasionar sin una debida formación; que no se puede interactuar con los animales, como tocándolos o acorralándolos; o llevando a cabo limpieza de los fondos marinos varias veces al año", comenta.
Muchos fueron los que se llevaron un recuerdo del Warm Up fotografiándose ante el mural en el que Javier Espinosa representó un trocito de su fantástico mundo, que ya llena de colorido muchos rincones de Águilas y de otros lugares que han sido "invadido" por esta especie anfibia de artista. Si no se habían percatado de ello, no hay que preocuparse. "No te pulpo de que no lo sepias", dice él con humor en su web de Espinosaland.