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crónica política

Ciudadanos y su relación de amor y odio con las encuestas

24/05/2020 - 

MURCIA. Las encuestas son una de las grandes verdades no reconocidas por la clase política: todos los políticos las leen, se fijan detenidamente en ellas y las tienen muy en cuenta, pero públicamente manifiestan darle poca o ninguna importancia. Si el sondeo sale favorable, el argumentario exige sacar pecho aunque con mensajes de cautela; pero si la gráfica muestra un bajón, las formaciones buscan un enfoque positivo u optan simplemente por el silencio.

Ciudadanos es uno de los partidos que más observan los estudios demoscópicos. Su relación con las encuestas roza el amor-odio. Este partido relativamente joven –llegó a la Región en 2015- aún tiene muy presente el Cemop de junio de 2018, que vaticinó un triunfo histórico en las urnas autonómicas. Eran otros tiempos. Miguel Sánchez era el portavoz, Mariano Rajoy acaba de abandonar La Moncloa y en San Esteban todavía resonaban las turbulencias que dejó la dimisión de Pedro Antonio Sánchez. Y Vox no 'existía’, pues era un partido residual del que muy pocos conocían su existencia. Aquel barómetro predijo 16 escaños para los liberales y elevó como nunca las expectativas de Ciudadanos. Pero la realidad fue bien distinta un año y medio después, una vez llegada la hora de la verdad, las elecciones de mayo de 2019.

Al fin y al cabo, las encuestas, aun adoptando todas las cautelas científicas posibles, reflejan fotos fijas, una mirada del momento con fecha de caducidad. Todo puede variar de la noche a la mañana, en función de los acontecimientos y de los movimientos políticos. La pandemia paralizó un país, obligó a los gobiernos a tomar decisiones extraordinarias y sometió a los ciudadanos a vivir una situación insólita, encerrados en sus hogares. Después de dos meses sin encuestas –ellas también se confinaron-, los sondeos salieron de nuevo a la palestra, para nervios en Centrofama, la sede de los naranjas. Y el resultado no pudo ser más agridulce para la formación liberal: agrio porque el paisaje regional no augura buenos tiempos; feliz porque el escenario nacional, en cambio, aventura tiempos mejores.

El último barómetro del Cemop dibujaba un horizonte poco halagüeño para Ciudadanos. Y eso que seis de cada diez murcianos reconocían como buena o muy buena la gestión del Gobierno regional, del que forma parte Ciudadanos; sin embargo, esa recompensa, en forma de diputados, se la llevaba el PP en detrimento de los liberales. El estudio pronosticaba una subida de los populares de tres escaños al tiempo que anticipaba una bajada de los naranjas de dos o tres parlamentarios. Una semana después, otra encuesta, el panel de electomania.es, mostraba un panorama muy similar, casi calcado: triunfo del PP con 19 representantes y desplome a la mitad de Ciudadanos. Y Vox creciendo en ambos sondeos, para más inri.

La alegría, en cambio, llegaba de la mano del CIS de Tezanos, ironías de la política. El partido, con Inés Arrimadas al mando, protagonizaba una notable subida, al pasar del 6,8% de las elecciones al 10,5% estimado por el sondeo. Entre medias se produjo el apretón de manos –telemático- de la líder naranja con Pedro Sánchez para refrendar la prórroga del estado de alarma, una decisión que situó en el primer plano a Ciudadanos, al ganar en relevancia y desmarcándose de PP y Vox.

El buen dato había que festejarlo, promocionarlo y hacerlo valer. "Ciudadanos es el único partido que crece durante la crisis de la covid-19", tuiteaba la portavoz del Gobierno murciano, Ana Martínez Vidal. "El acierto de Inés Arrimadas y la buena gestión de los Gobiernos autonómicos en coalición, sin duda, tienen mucho que ver en ello. Con humildad, seguimos trabajando", escribía Vidal. Otro dirigente naranja, José Luis Ros (concejal en San Pedro y exsecretrario regional de Comunicación), presumía de tendencia: "Ciudadanos no para de subir, según las encuestas, y está en empate técnico como tercera fuerza nacional".

Sin embargo, hubo pocas alusiones al barómetro del Cemop. Jerónimo Moya, el portavoz de la gestora autonómica, se quedaba con "el mayoritario apoyo de la población murciana a la gestión del Gobierno regional de coalición Cs-PP durante la pandemia". Ni una mención a la caída de escaños ni al hecho de que el sondeo regional los sitúe como cuarta fuerza, sólo por delante de Podemos. Optaron por centrarse en la valoración de su labor como Gobierno: el enfoque positivo.

Ciudadanos es un partido que bebe mucho de la política nacional. La marca Albert Rivera tuvo mucho peso en la Región, tanto que le llevó a lograr en abril de 2019 sus mejores resultados –unos 150.000 votos-. También influye para lo malo: pues el batacazo electoral que se produjo seis meses después también se sintió en la Región –se esfumaron 100.000 sufragios-. El papel de Arrimadas, por ende, también será decisivo para el devenir de la formación. El partido se juega recuperar el crédito perdido y en ello también contribuye la ventaja de formar parte del Gobierno regional. Pero esa baza no encuentra su premio en los sondeos. Y en Ciudadanos lo saben: las encuestas, por el momento, premian a Arrimadas, pero no a sus diputados regionales.

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