Fotos: Juanchi López (Fundación Cajamurcia)/MP
'Suite Vollard. Picasso. Colecciones ICO' es una de las escasas series completas de esta famosísima obra, considerada la más importante del grabado contemporáneo
MURCIA. Que Picasso era un genio nadie lo discute. Como tampoco que fue un adelantado a su tiempo. Tanto es así que lo que ahora hacen los jóvenes -y no tan jóvenes- describiendo su vida a través de las redes sociales, ya lo hizo el artista malagueño pero a través de sus obras y en especial de los grabados, donde dio rienda suelta a sus obsesiones y pasiones. Fue una especie de "youtuber", señala Marisa Oropesa, comisaria de la muestra Suite Vollard. Picasso. Colecciones ICO, que Fundación Cajamurcia ha inaugurado este jueves en el Centro Cultural Las Claras, donde podrá contemplarse hasta el 23 de abril.
Y es que esta muestra excepcional reúne un centenar de grabados de Pablo Picasso, realizados entre septiembre de 1930 y junio de 1936, siendo una de las escasas series completas que existen de esta famosísima obra, considerada la más importante del grabado contemporáneo. En este sentido, Marisa Oropesa recuerda que el artista malagueño hizo cerca de 2.400 grabados; "nadie en la historia del arte haya hecho tantos", situándolo a la altura de Durero y Goya.
La exposición toma el nombre de Ambroise Vollard, marchante visionario, galerista y editor de la obra gráfica de Picasso -"además de amigos hasta su peculiar muerte (si siguen leyendo podrán conocer una anécdota al respecto)-, cuya relación llegó al punto más álgido con la Suite Vollard, fruto de un intercambio amistoso y comercial entre ambos. Tres retratos que Picasso le hizo a su marchante, al que no siempre le dijo que sí -por ser un artista muy libre que ya estaba en la cúspide- presiden la planta superior de la exposición (que ocupa los dos pisos del espacio expositivo de Las Claras). Y ahí va la anécdota: resulta que Vollard iba en su coche cargado de obras de arte, entre las que se encontraba una escultura, cuando en un momento dado, a causa de una maniobra brusca, esta última le golpeó en la cabeza causándole la muerte.
Tanto Marisa Oropesa como Lucinio Muñoz, director de la Fundación ICO, expresaron su asombro y admiración por el montaje de la exposición. "El mejor que hemos visto", aseguraron; y eso que la colección ha viajado por capitales de 22 países, además de por diferentes ciudades de España. Pascual Martínez, director de la Fundación Cajamurcia, presentó a una de las responsables de que esta muestra tenga un sello propio. Se trata de la muralista Ana Ruiz, quien se ha encargado de "expandir los dibujos del artista por todo el espacio. Para mí ha sido maravilloso recrear las líneas de Picasso en este montaje", según explicaba esta artista murciana que trabaja principalmente en Madrid.
Con esta muestra, "una de las propuestas de artes plásticas más relevantes de la temporada en la Región", la Fundación Cajamurcia señala que ha querido sumarse a los actos del 50 aniversario del fallecimiento del artista (que se conmemora el 8 de abril), gracias a la colaboración con la Fundación ICO, fruto de la cual ya se ha podido ver en Murcia en años pasados sus otras dos colecciones: la de esculturas y dibujos, y la de pintura contemporánea.
Pero volviendo al 'youtuber' Picasso, cabe destacar que esta serie fue creada durante su época más productiva, pero también más convulsa emocionalmente, según apunta la comisaria. La ansiedad, la melancolía, el erotismo y la tensión que se observan en los grabados tienen mucho que ver con el momento que vivió Picasso durante los años que estuvo dedicado a la realización de la serie. Es la época de su ruptura matrimonial con Olga Koklova -de la que nunca pidió el divorcio, sintiéndose de alguna manera atrapado- y de su relación con Marie-Thérèse Walter -a la que conoció con 17 años y quien se suicidó al morir Picasso-, tras la que seguiría su conflictiva unión con la artista Dora Maar, la autora del reportaje gráfico sobre la creación del Guernica. Además, esta época coincide con la Guerra Civil en España, que tanto afectó al artista, que se declaraba comunista (aunque Marisa Oropesa recuerda aquello que dijo Dalí: "Picasso es un artista, como yo; un genio, como yo; y no es comunista, como yo").
Según explicaron este jueves durante la presentación de la muestra, la serie fue concebida en momentos intensamente creativos de Picasso, quien en los años 30 se encontraba en plena madurez después de pasar por diferentes estilos, habiendo indagado y desarrollado el cubismo, y estando familiarizado con todos los lenguajes y técnicas artísticas. Esta seguridad creativa le permitió apartarse de las tendencias de vanguardia para volver a los modelos clásicos de expresión, decisión que le valió no pocas críticas de amigos y artistas inmersos en las corrientes más renovadoras. Es en esa etapa en la que el pintor malagueño fue desarrollando sus obsesiones personales en obras como las que componen Suite Vollard, con recurrentes alusiones autobiográficas.
Los cien grabados que componen la muestra -con los que el artista demostró su maestría en todos las técnicas posibles: punta seca, buril, aguafuerte y aguatinta- se han dividido por temáticas: El estudio del escultor (el más numeroso), La batalla del amor, El Minotauro, Rembrandt y Temas varios. El primero de ellos, el más numeroso, está formado por 46 grabados y la modelo que aparece representada es su amante, Marie-Thérèse Walter, con formas sensuales y atractivas que recuerdan a las figuras neoclásicas. Es en la década de los 30, cuando empieza a realizar esculturas con formas clásicas. Mezcla ficción y realidad, las leyendas mitológicas y el mito de Pigmalión le fascinan. Hércules, Venus, efebos, escultores jóvenes y viejos –que evocan a Picasso– y Marie-Thérèse son los protagonistas.
El vínculo entre el artista y la modelo, tema recurrente a lo largo de su trayectoria creativa, también está presente en otro pequeño apartado de la Suite Se trata de 'La batalla del amor', donde la relación erótica se hace mucho más violenta, incluso agresiva. Las pulsiones del enamorado Pablo Picasso le llevan a dibujar obras de gran tensión sexual, dejando entrever la fuerte atracción que sentía por su jovencísima compañera Marie-Thérèse Walter.
Más tiernas y melancólicas, a la vez que dramáticas, se presentan las planchas de 'El Minotauro', el otro gran tema que domina la Suite Vollard. El artista se identifica con este personaje enigmático -"el toro soy yo"-, con su impulso sexual y criminal, pero también con su ternura y su soledad, con su sufrimiento. "La figura mitológica del minotauro que tanto le gustaba a Picasso no podía faltar en su 'diario personal' de esos años, pues reflejaba esos dos lados que el artista tenía: la bestia y el ser humano, la brutalidad y la ternura, la locura y la cordura, todo reunido en un mismo ser", comenta la comisaria de la exposición, Marisa Oropesa, quien señala que en esta serie se pueden encontrar los elementos que más tarde desarrollaría en el Guernica.
Siguiendo con sus preocupaciones personales, Picasso no se olvidó de incluir a los maestros del arte a los que tanto admiraba; de ahí que la figura de 'Rembrandt' aparezca en cuatro grabados. Además de sus vínculos artísticos, Picasso se sentía cercano al pintor holandés porque compartía con él la sensación de sentirse atrapado en una relación amorosa conflictiva, en su caso su matrimonio con Olga Koklova.
En la sección de 'Temas varios' se aglutinan veintisiete estampas que, aunque no siguen una secuencia lógica, están interrelacionadas y responden a la espontaneidad creativa del maestro, cuyas circunstancias vitales quedan plasmadas en el papel como si de un diario íntimo se tratara. Son grabados que reproducen sus preocupaciones estéticas, ilusiones amorosas y estados anímicos.