MURCIA. Más de 150.000 personas acuden cada año para celebrar las tradicionales fiestas de Moros, Cristianos y, en especial, los Caballos del Vino, ya que ésta última fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Desde el 1 al 5 de mayo realizan una serie de concursos y desfiles que se deben ver, al menos, una vez en la vida. Esta es la programación de las fiestas de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca.
La Real Basílica de la Santísima y Vera Cruz se llena de alegría y emoción con la ofrenda floral donde muchos niños y mayores acuden vestidos con el traje típico regional.
Durante la tarde, miles de personas asisten a la plaza de los Caballos del Vino, situada en el popular barrio del Hoyo, para disfrutar del Concurso de Caballo a Pelo, que consiste en apreciar el porte y belleza del caballo desnudo.
Ya en la madrugada, las peñas comienzan a preparar a sus caballos adornándolos para el gran día, el 2 de mayo.
Al amanecer, las campanadas anuncian el día más grande del año para Caravaca junto a una traca.
Numerosos caballos se pasean por las calles haciendo sonar sus cascabeles, engalanados con fascinantes trajes bordados a mano mientras la gente toma vino bendecido por la Santísima y Vera Cruz al ritmo de la música de las bandas.
Al mediodía, los Caballos del Vino comienzan la tradicional carrera subiendo por la Cuesta del Castillo junto a cuatro caballistas vestidos de blanco, sin soltar al animal. Un par de horas después, se reparten los premios al caballo más veloz y a las peñas con el mejor traje.
El 3 de mayo se celebra la bajada de moros y cristianos por la mítica Cuesta de la Cruz siendo uno de los momentos más importantes de las fiestas de la Caravaca.
Más tarde, cuando ya puede verse la Patrona en la cuesta, se inicia el Parlamento entre el Rey Moro y el Rey Cristiano, que se basa en un espectáculo donde ambos mantienen una tensa e impresionante disputa.
Tras no llegar a un acuerdo, los guerreros de cada bando inician una batalla que no dura demasiado, ya que comienza el ritual de la Bendición de las Aguas, bañando a la Santísima Vera Cruz en el templete. Es una tradición que se mantiene desde la Edad Media en la que los agricultores confían en que la Cruz les ayude a obtener buenas cosechas durante el año.
Bien temprano, la Patrona de Caravaca de la Cruz visita a los enfermos e impedidos que no pueden subir al santuario durante el año.
El cuarto día de las fiestas viene acompañado del Gran Desfile de Moros y Cristianos donde las kábilas moras y los grupos cristianos desfilan por la Gran Vía llevando sus mejores galas.
Los reyes moros y cristianos desfilan con sus caballos exhibiendo sus capas bordadas que cubren todo el caballo, mientras que los grupos femeninos bailan al son de la música con unas coreografías perfectamente sincronizadas.
El 4 y 5 de mayo son los únicos días donde la Patrona se dirige a las casas de los ancianos y enfermos para poder ser bendecidos. Durante el recorrido visitará el Monasterio de Nuestra Señora del Carmen, donde será recibida por la Comunidad de Religiosos Carmelitas Descalzos.
Por la tarde, la Cruz será trasladada a la Basílica en una procesión acompañada por miles de caravaqueños y fieles, celebrando su último festejo de Caravaca de la Cruz hasta el año siguiente.
