MURCIA. En la carretera de Churra, junto a la confitería Luis Miguel, se encuentra un edifico destinado a la acogida de nuevas empresas con proyectos emprendedores pero que necesitan un poco de ayuda para poder despegar. Se trata del Centro de Iniciativas Municipales de Murcia (CIM-M), gestionado por el Ayuntamiento.
Entre sus tareas habituales se encuentran el alojamiento de empresas en despachos, módulos de trabajo o espacios abiertos de coworking, así como la organización de eventos destinados a la formación y a la ampliación de contactos laborales (networking). Además, los funcionarios encargados de gestionar el proyecto también asesoran a sus inquilinos sobre subvenciones, cursos o concursos que puedan resultar de interés.
Al menos, este sería el funcionamiento habitual del CIMM, pero este proyecto también suspendió temporalmente su actividad a causa de la cuarentena provocada por el coronavirus.
No fue hasta la segunda semana de junio que el centro reabrió sus puertas de manera progresiva y con las medidas de higiene que exige la ‘nueva normalidad’ muy presentes en su funcionamiento. La prohibición de atender visitas, la limitación de horario, la suspensión de las actividades de formación y networking, así como la clausura del funcionamiento de algunos de los espacios comunes son las medidas que han tomado desde el CIMM para hacer frente a la situación sanitaria actual.
En consecuencia, el centro de emprendedores ha decidido no cobrar la tarifa habitual (unos 50 euros al mes) a las empresas que allí residen y no pretende volver a hacerlo hasta que el CIMM se encuentre en las condiciones de volver a ofrecer sus servicios al completo.
Otro espacio que el centro pone a disposición de sus clientes es el Área Comercial Emprendedora, un local situado en la Plaza Circular que permite a las empresas destinadas a la compraventa disponer de un espacio bien ubicado desde el que ofrecer sus productos. En la actualidad, se encuentra ocupado por dos empresas de moda y una de artículos de regalo, aunque en el local se pueden alojar cómodamente hasta ocho empresas. Este espacio también ha tenido que ser cerrado durante la crisis del coronavirus y se está poniendo en funcionamiento de nuevo progresivamente.
Durante el confinamiento, el CIMM impulsó la realización de reuniones virtuales semanales con sus empresas para compartir las experiencias y beneficiarse de la creatividad de los demás emprendedores a la hora de reunir ideas originales que ayudasen a hacer frente a la pandemia.
Con una ocupación poco superior al 50%, el centro está poniendo todos sus esfuerzos por superar el bache de la cuarentena. No obstante, el CIMM se trata solo de un apoyo a las empresas emprendedoras, que son las verdaderas afectadas por lo ocurrido en la pandemia. Muchas de ellas se han visto obligadas a renunciar a su proyecto o a hacer una reestructuración total de la planificación precuarentena.
Irene Navarro, miembro de la gestora cultural El Cuarto Creciente, comenta estar realmente satisfecha con los servicios que el CIMM aporta a su empresa. Con una incorporación postcuarentena, Irene afirma que al entrar encontró "afinidad y mucho apoyo". Destaca además que el organismo es realmente útil ya que al estar relacionado con el Ayuntamiento se encarga de avisar de los eventos, las oportunidades y las subvenciones disponibles.
Irene lamenta que los daños causados a la empresa por la crisis del coronavirus y la cuarentena han sido elevados. Se ha producido la cancelación de casi todos los eventos planeados y lo poco que se ha podido salvar ha tenido que ser "corriendo y para ayer": han organizado en semana y media lo que suele necesitar más de un mes. Tanto ella como su compañera se han visto forzadas a "vivir día a día en cuarentena", puesto que lo que no era cancelado se dejaba pendiente de la evolución de la pandemia y esto provocaba "una tremenda sensación de descontrol”.
Por otro lado, Manuel Carbonell asegura que la cuarentena no ha afectado negativamente a su empresa dedicada a la energía fotovoltaica, Oksolar. Estos emprendedores han podido seguir trabajando a pesar del estado de alarma, lo que ha provocado que su mejor trimestre haya coincidido con el confinamiento.
En cuanto a su relación con el CIMM, después de un año y medio allí alojado no tiene sino elogios para el centro y destaca el contacto día a día con el ayuntamiento. También ha acogido positivamente la vuelta al edificio y la incorporación a un ambiente de trabajo que fomenta la productividad, mientras recuerda que "trabajar desde casa es una basura, una mierda".
Desde el CIMM se muestran ansiosos por retomar de manera progresiva todas las actividades que lo caracterizaba antes de la pandemia, así como la programación de concursos de proyectos empresariales para nuevos emprendedores. La intención actual de la directiva es alcanzar el ritmo perdido de cara a septiembre, no obstante, planifican el retorno a la normalidad del centro con prudencia y se encuentran pendientes de la evolución de la pandemia en Murcia.