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obras de grandes arquitectos

Un paseo por los edificios más singulares de La Manga

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7/08/2021 - 

CARTAGENA. Se encontraron con una lengua de tierra prácticamente virgen entre dos mares y con libertad creativa para sus proyectos arquitectónicos. Prestigiosos arquitectos dejaron su huella en el paisaje urbanístico de La Manga del Mar Menor en los años sesenta y setenta, cuando el fenómeno del turismo comenzó a demandar la construcción de hoteles y segundas residencias. Antonio Bonet, Corrales y Molezún, Joaquín Sebares o Fernando Garrido son algunos de estos prestigiosos profesionales, cuyas obras forman parte de la identidad de La Manga y son un referente de una arquitectura 'de playa' o 'turística' de calidad. 

Ellos fueron los creadores de algunas de las muchas 'joyas' arquitectónicas, construcciones singulares o edificaciones representativas de las vanguardias del siglo XX que terminaron formando parte de un conjunto urbanístico desordenado y caótico. Tanto que puede que muchos de los que veranean o pasan por delante de algunas de estas viviendas desconozcan su autoría.

El Consorcio de La Manga del Mar Menor ya incluyó un estudio sobre la arquitectura de la zona en una publicación, en la que se afirmaba que la construcción de estas segundas residencias que trajo consigo el turismo, asociadas a la temporalidad y a la vida en el exterior, tuvo en esta lengua de tierra un claro exponente. Señalaba, asimismo, la década de los setenta (y unos años antes) como el periodo en el que se realizaron las intervenciones de mayor interés arquitectónico, destacando la libertad con que contaron los arquitectos al no contar con referentes en este tipo de arquitecturas lúdicas.

Antonio Bonet y su 'torre negra', ahora verde

Conjunto Hexagonal

El primero de los nombres que sale a relucir es el del arquitecto catalán Antonio Bonet (1913-1989), discípulo en persona de Le Corbusier y creador del Tribunal Constitucional de Madrid, quien proyectó el más antiguo de estos residenciales: el Conjunto Hexagonal (1961), a la entrada de La Manga. Se trata de una torre de 14 plantas (originariamente de color marrón oscuro) junto a un conjunto de edificios de baja altura distribuidos en hexágonos, semejante a un panal de abejas (cubiertos en un principio de cerámica verde). Aunque los colores de las fachadas se cambiaron durante una remodelación de la urbanización, muchos vecinos de los de 'toda la vida' siguen refiriéndose a estos edificios como 'la torre negra' y 'los verdes'. 

Bonet dejó otras muchas obras arquitectónicas en La Manga como son los Bungalows Malaret (1964) -cerca de 60 viviendas construidas sobre una estructura metálica para dejar debajo un espacio útil y diáfano-; el Edificio Babilonia (1967) -48 viviendas en la zona del Surfing en las que exploró el bloque lineal escalonado y que están 'perforadas' por sucesivos patios que dotan de luz las plantas bajas-; Casa Rubio (1966) -que da al Mar Menor por un lado y a 'la Gola' por el otro; o el edificio de tres plantas que acoge actualmente el Museo Boyer Tresaco.

 Club Náutico Dos Mares

Una mención aparte merece el Club Náutico Dos Mares (1965), junto a la Isla del Ciervo, por ser una de las construcciones más originales de La Manga, principalmente por los dos enormes parasoles de hormigón que presenta y que enmarcan las vistas del Mar Menor.

Cabe recordar que Antonio Bonet formó parte del Plan de Ordenación y Urbanización de La Manga del Mar Menor entre 1961 y 1964, proponiendo altas estructuras edificatorias, repetidas cada dos kilómetros, que se equilibrasen con arquitecturas de baja altura situadas entre ellas. "Este plan urbanístico no se llevó a cabo, pero de él heredamos la estructura de La Manga en polígonos de vivienda colectiva alternos con polígonos de vivienda unifamiliar", señalan en la publicación del Consorcio.

La acogedora sencillez de Corrales y Molezún

Bungalows Dos Mares

Las obras de los arquitectos José Antonio Corrales Gutiérrez y Ramón Vázquez Molezún ocupan también un lugar destacado en el paisaje arquitectónico de La Manga, con agrupaciones de viviendas en serie como son los bungalows en la subida al Monte Blanco (1966). También son de su autoría los Apartamentos Soling (1978), en los que se resuelve de forma magistral el escalonamiento hacia el mar; y los Bungalows Dos Mares (1968), junto a la Plaza Bohemía, que conforman dos grupos paralelos de viviendas a ambos lados de una vía interior

Además, Corrales y Molezún tienen en su haber uno de los grandes hoteles de La Manga, el Galúa (1965), eregido sobre la estribación rocosa contigua al Monte Blanco, conocida como La Raja. Este gran edificio se adentra en el mar en una situación de privilegio paisajístico, pudiéndose divisar desde sus instalaciones tanto Cabo de Palos como las Salinas de San Pedro.

Los 'rascacielos' de Joaquín Sebares

Torre Varadero

El arquitecto Joaquín Sebares es el autor de dos de los edificios más altos de La Manga, concretamente de la Torre Varadero (1966), una majestuosa torres de veinte plantas con forma de hélice de cuatro aspas, desde cuyos apartamentos se pueden disfrutar de las vistas de ambos mares; y del Zeus (1969), con el mismo número de plantas y similar estructura que el Varadero.

Sebares también fue el creador, junto a Pedro Pan Da Torre, de unos de los primeros hoteles emblemáticos de la zona: el Entremares (1969), que cuenta con una situación privilegiada en primera línea de playa del Mar Mayor y dispone de 373 habitaciones. Los Cubanitos (1971), el Centro Comercial Entremares, el apartahotel La Martinique (1980-81) y los apartamentos La Dominique (1987) - completamente pintado de blanco para jugar con las sombras de sus balcones y balaustradas- fueron otros de sus proyectos.

El 'ovni' proyectado por Fernando Garrido

Vivienda Avante o Casa Cotorruelo, donde actualmente se encuentra el restaurante Collados Beach

Entre las casas unifamiliares de La Manga, destaca la Vivienda Avante o Casa Cotorruelo, proyetada por Fernando Garrido en 1976 al final de La Manga, en la zona de Veneziola. El casquete esférico que cubre el edificio, perforado por grandes círculos, le confiere una apariencia muy singular, tanto es así que hay quien lo conoce como el 'ovni' . Esta obra abierta a las vistas del levante mediterráneo se integra en el paisaje sin quebrar la línea del horizonte, con un color tan mediterráneo como es el blanco. Actualmente acoge el exclusivo restaurante Collados Beach.

Fernando Garrido también es autor del Banco Popular (1979), uno de los edificios de planta baja más emblemáticos de La Manga por su forma abombada con los accesos a su interior circulares. 

La Pirámide del Galán...


     

Hay edificios que por su singularidad se convierten en una referencia y hasta en un símbolo de la zona donde se encuentran. Esto es lo que ha ocurrido con el Edificio Pirámide del Galán (1981), proyecto de Rogelio Thebat, ya que el escalonamiento en los cuatro laterales del edicifio le proporciona una forma piramidal que no deja indiferente al visitante.

Las Oficinas Eurovosa (1971), obra de Muñoz Monsalve; la Parroquia Salvador Mundi (1983), de José Luis Sanz de Magallón y Fulgencio Avilés Inglés; las Aldeas de Taray (1987), de Ángel Monteagudo Cuesta; el comercial El Zoco (1989), de Santiago Molina Molina; el restaurante Paquebote (1996) -con forma de barco-, de Salvador Matínez Moya; o el Conjunto Arpón (1985) y Apartamentos Clipper (1974), obras de Mariano Ruiperez... son otros ejemplos posteriores de arquitectura turística que se puede encontrar en La Manga.

"En los últimos tiempos hemos asistido a la colonización y rápida colmatación del privilegiado suelo de La Manga", señalaban desde el Consorcio de La Manga, que dentro de aquella "fiebre constructiva" destacaba construcciones de indudable interés, como la vivienda unifamiliar de Martínez Gadea, el albergue de Torres Nadal o las dos torres proyectadas en el Pedruchillo, por los arquitectos Severino Sánchez Sicilia y Rafael Pardo Prefasi.

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