MURCIA. Andaba el artista cartagenero Javier Pividal buscando luciérnagas en Roma cuando le sorprendió la crisis del coronavirus y el confinamiento obligado. "Era muy complicado regresar a España en la situación actual y, por otro lado, tenía que seguir con mi proyecto becado por la Academia de España en Roma", explica este creador que a finales de febrero expuso su obra en ARCO con la galería murciana Art Nueve. Por los pelos, porque en poco tiempo el mundo se puso en cuarentena.
"Cuando acabe todo esto vamos a tener mucho trabajo, vamos a tener que realizar un gran esfuerzo para retomar la actividad cultural y artística, que siempre es la más delicada y la que más sufre cuando hay crisis", reflexiona Pividal, quien añade: "Y es una pena, porque en situaciones como ésta se demuestra que la cultura y el arte son súper importantes para mantenernos un poco felices, cuerdos y en forma intelectualmente; y para entretenernos. Nos olvidamos de todo esto en el día a día y luego, cuando estamos mal, echamos mano de las películas, los libros, el arte, las exposiciones… ".
Pero mientras llega ese momento en el que será obligado hacer una reflexión como sociedad, el artista cartagenero dice continuar en Roma con su proyecto, aunque "deseando que la normalidad se recupere de alguna manera para volver a España a ver a mi familia. También para que los resultados de este trabajo se puedan ver y se puedan compartir con todo el mundo".
El proyecto en cuestión becado por la Academia de España en Roma lleva por título El alma oscura y parte del artículo de las luciérnagas, de Paolo Pasolini, "una figura sobre la que ya he trabajado en otras ocasiones y durante bastante tiempo", cuenta Javier Pividal. Explica que el escritor y director de cine italiano "trazó una metáfora muy interesante" en la que "venía a decir que las luciérnagas ya no se veían en Roma porque las luces de la gran ciudad impedían que pudiéramos ver esas pequeñas muestras de la natulareza, que representan la vida pura y natural".
La reflexión, que en el caso de Pasolini era política, Javier Pividal la ha retomado "desde un punto de vista más poético". "Voy a trabajar con esas cosas que son difíciles de ver o percibir en el arte y en la imagen. Estoy trabajando, incluso, con aromas, que es algo que es bastante sutil y delicado cuando te enfrentas a una obra de arte", explica el artista.
Y como el arte de Pividal es reflexión, son preguntas -no siempre con respuesta-, son metáforas y constituyen un diálogo permanente, el artista relaciona su proyecto con los últimos acontecimientos, "porque quizá cuando salgamos de esta crisis y de este encierro, sea el momento de replantearse si queremos seguir teniendo la posibilidad de apreciar las luciérnagas, de irnos al campo a ver si encontramos pequeños restos de vida pura o natural". En este sentido, sostiene que "en la ciudad, las luciérnagas están de alguna manera en la posibilidad de irse con un amigo a tomarse un café en una terraza, de darse un paseo con tus padres, de entrar a ver una exposición, de quedarse en una plaza pública viendo un conciertos,… esas serían las luciérnagas de hoy en día".
Y nos deja una última reflexión en estos tiempos de incertidumbre: "Tendríamos que pensar, cuando acabe todo esto, en apagar las pantallas, coger aire lo más fresco posible, exhalarlo lo más lento posible y reflexionar un poco y tranquilamente sobre cómo queremos vivir en este mundo", dice Javier Pividal.