MURCIA. Era el único diputado en discordia y, pese a sus decisiones, hasta ahora su futuro quedaba en el aire, a la espera de los acontecimientos. Pero la incógnita de Alberto Castillo ya se ha despejado: el mismo partido que eludió tomar medidas contra el presidente de la Asamblea por abstenerse en la moción de censura no perdonó que su compañero este miércoles volviera a tomar la misma posición en la reconfiguración del grupo parlamentario. Su postura -abstención- fue clave para que el grupo cambie de portavoz -Francisco Álvarez- y también para que el control pase a manos de Isabel Franco, Valle Miguélez y el propio Álvarez.
Ana Martínez Vidal, que hasta ayer justificaba que la actitud de Castillo "no era comparable" con la de los "tres tránsfugas", incluía al presidente de la Cámara 'en el lote' de los "cuatro diputados comprados por el PP". La líder naranja recriminaba en rueda de prensa que Castillo no viera con malos ojos el nuevo reglamento presentado por Franco, Álvarez y Miguélez y lamentaba su decisión de ponerse de perfil en el reparto de tareas, lo que, en la práctica, propició que Juan José Molina y la propia Vidal fueran apartadas de las comisiones en las que está presente Ciudadanos.
Pero su reacción fue mucho más dura horas después. En redes sociales, la coordinadora autonómica cargaba contra su compañero de bancada: "Mi 'pareja de la guardia civil', como él mismo solía decir, me ha traicionado no sólo a mí sino a miles de votantes y afiliados que con ilusión levantaron nuestro partido", escribía Vidal, que apostillaba: "No todo vale, Alberto, ni en política ni en la vida. El tiempo pone a cada cual en su sitio".
Por su parte, Juan José Molina, el hasta ahora portavoz parlamentario de Ciudadanos, ya indicaba que su partido estudiará adoptar medidas contra Castillo por haber propiciado con su abstención "este movimiento de los tránsfugas". Molina, visiblemente afectado ayer, calificó la maniobra como una anomalía democrática: "Han tomado el control de la Asamblea con un ejército de tránsfugas".
El presidente de la Asamblea, periodista de profesión, fue fichado en 2019 por Ciudadanos para las listas a las elecciones autonómicas. En junio de aquel año era designado al frente del órgano de Gobierno de la Cámara, un cargo que desempeña desde entonces. En la moción de censura se abstuvo porque, adujo, la persona que "recabó" su firma, Carlos Cuadrado, ya no formaba parte del partido.
Su voto, que no fue decisivo -el 'no' se impuso con 23 votos frente a 21 'síes'- no tuvo consecuencias en Centrofama. El partido, que veía peligrar el equilibrio del grupo parlamentario, abogó por escuchar a Castillo. "Hemos estado sometidos a una fuerte presión, y no todos la soportamos de la misma forma", esgrimía Martínez Vidal, que defendía que su actuación "no era comparable a los diputados tránsfugas". Ahora el escenario ha cambiado y Castillo queda repudiado para la dirección regional.