MURCIA. Cincuenta obras del barroco más inédito, muchas de las cuales no se habían expuesto nunca hasta ahora y tan sólo se conocían por lo catálogos de las casas de ventas. Cincuenta obra en la que figuran artistas tan conocidos como Alonso Cano, Juan Valdés, José de Ribera, Juan Ribalta e, incluso, El Greco en su faceta como escultor; pero también la de otros muchos artistas por descubrir como es el caso del murciano Pedro de Orrente o de Miguel Bautista Ximénez, del que sólo se conocen dos obras (y una está perdida). El Museo de Bellas Artes de Murcia (MUBAM) acoge desde este martes la exposición Grandes Maestros del Barroco. Obra inédita, con fondos de la colección Miguel Granados, un arquitecto municipal de Madrid que desde mediados del siglo XX comenzó a atesorar piezas de arte antiguo español con una pasión que han heredado sus hijos, que son los que actualmente siguen trabajando para mejorar este legado.
"Queríamos que la exposición en el Museo de Bellas Artes de Murcia fuera seria, interesante y con transcendencia, porque los museos son las catedrales de la cultura", ha asegurado uno de los comisarios de la muestra, José María Palencia, director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, quien junto con Álvaro Pascual Chenel, ha trazado un recorrido por la historia del barroco español y por sus diferentes escuelas con la finalidad de descubrir a muchos de los magníficos artistas de la época que se vieron eclipsado por los grandes nombres del barroco español, al tiempo que "aportar algo diferente que no se hubiera visto hasta ahora.
Es el caso, comenta, del la escultura de un Cristo atribuido a El Greco, en el que se distinguen los rasgos característicos de los personajes del pintor griego. En este sentido, el comisario de la exposición apunta que se conoce que en el taller del artista se realizaron algunas esculturas y esta, que seguramente perteneció a un oratorio particular, se ha conservado muy bien a lo largo de los años. Estas esculturas pudieron servir como bocetos para sus obras pictóricas y los expertos no suelen ponerse de acuerdo sobre su autoría, por lo que el crucifijo no había llegado a ser expuesto al no estar certificado que saliera de las manos del propio pintor.
Otra de las joyas de la muestra, aunque a José María Palencia no le gusta hablar de las exposiciones como si fueran joyeros, es un relieve atribuido a Juan Martínez Montañés sobre una Última Cena o un exquisito retrato del cordobés Antonio del Castillo (maestro de Murillo). Pero la lista sería larga, ya que este experto comenta con emoción una Santa Catalina de Alejandría y un San Francisco de Alonso Cano; un Martirio de San Sebastián y un Martirio de San Zoilo, de Juan Valdés; o un bodegón de Juan de Zurbarán (el hijo de Francisco Ribera). A estos se suman muchos otros artistas como Luis de Morales, Vicente Carducho, Eugenio Cajés, Antonio de Pereda, Juseppe Leornado, Sebastián Herrera Barnuevo, Luis Tristán, Tomás Hiepes, Juan del Castillo, Francisco Herrera El Mozo, Juan Simón Gutiérrez, Juan de Sevilla o Sebastián Martínez, entre otros.
Sobre la colección Granados, José María Palencia, destacó que se aleja de otras muchas que proceden de la aristocracia o de grandes fortunas. Añadió sobre la factoria Granados que tiene la característica de no permanecer inalterable con el tiempo e ir cambiando a través de nuevas compras, ventas o intercambio de piezas, una tarea que ahora lleva a cabo su hijo, José Luis Granados, quien asistió a la presentación, y quien destacó que detrás de las obras expuestas hay un trabajo de investigación, ya que lo que se petende es ofrecer un recorrido por la pintura barroca que refleje el espíritu y la cultura de la época
La consejera de Cultura, Esperanza Moreno, destacó la temática religiosa, típica de la época barroca, pero también apuntó que hay bodegones, retratos, paisajes y escenas mitológicas.
La muestra se puede visitar hasta el próximo 10 de enero en el horario habitual del museo y con las pertinentes medidas de higiene y prevención frente al coronavirus