MURCIA. La casa 'Entre umbrales', proyectada en Agridulce (Murcia) por los arquitectos Juan Pedro Sanz Alarcón y Juan Antonio Pérez Mateos, se presenta como una compañera perfecta de vida, por su carácter introvertido e íntimo, por ser "sostenible con sentido común" y por recrear una memoria colectiva sobre el hábitat murciano con sombras, aire, tierra, textura, agua… Algo que ha sido valorado en la XXI edición de los Premios de Arquitectura de la Región de Murcia, donde ha sido premiada en la categoría 'Nueva edificación y sostenibilidad'.
"Hay mucho esfuerzo detrás para trabajar la vivienda desde el sentido común y en línea con las exigencias contemporáneas de sostenibilidad", ha manifestado Sanz Alarcón sobre esta vivienda concebida como "arquitectura que implementa un modo de vida". En este sentido, los arquitectos apuntan que "los clientes buscaban vivir con flexibilidad funcional y en diálogo con el medio natural", al tiempo que "llevaban en su retina miradas a lo popular y a la tradición de las casas mediterráneas". Es por ello, que estos profesionales decidieron dar una respuesta arquitectónica basada en "una relectura contemporánea de todo aquello que vive en la memoria colectiva sobre nuestro hábitat".
El resultado es una vivienda donde "la arquitectura ordena el interior y el exterior", con un amplio catálogo de espacios que diluyen los límites de la vivienda. Así -definen los arquitectos-, "la casa es introvertida, íntima y privada; a la vez que infinita. Los espacios interiores se proyectan hacia el exterior en continuidad".
También destacan que "se vive dentro y fuera simultáneamente. Los cerramientos se pliegan, se cierran y se abren. Los pavimentos exteriores, en forma de adoquín, colonizan el interior. Hay comedores de día y de noche, de primavera y verano; zonas de estar para el amanecer y para el atardecer".
Los materiales cobran una gran importancia en 'Entre umbrales', utilizándose "revestimientos continuos irregulares, ordenados bajo la lógica abstracta de los volúmenes de la casa". Además, la piedra natural local del suelo se convierte también en paramento vertical, envolviendo la atmósfera doméstica de las zonas comunitarias en la planta baja, mientras que las zonas privadas de la planta superior quedan resguardadas por suelos, paredes y carpinterías de madera de pino.
Premiada por su sostenibildad, el proyecto de Juan Pedro Sanz Alarcón y Juan Antonio Pérez Mateos apuesta por "un acondicionamiento sensato", que tiene que ver con el diseño de los espacios, su orientación, su protección y su ventilación.
Así, la casa está envuelta en un aislamiento continuo evitando por completo los puentes térmicos. Se ha utilizado aerotermia en la climatización y energía solar para el agua caliente. Además, se han creado unos parasoles para evitar la radiación directa sobre los huecos de las estancias y cuenta con una ventilación cruzada a través de cada estancia. Cada espacio, habitaciones incluidas, tiene huecos enfrentados para permitir esa circulación del aire.
Asimismo, la incorporación de la naturaleza en los espacios exteriores; la disposición de los mínimos espacios pavimentados fomentando la filtración de aguas en el terreno natural; y la integración de la piscina permiten optimizar al máximo las posibilidades de mejora de acondicionamiento climático en una vivienda unifamiliar.