el gato en la talega / OPINIÓN

La tiranía de los 'reels' y los cambios

11/01/2023 - 

MURCIA. Detesto los inicios de año con la gente enloquecida por cambiar. Los capazos de propósitos, las buenas intenciones efímeras, la irrealidad que impera en un escaso mes hasta que vuelve a iniciarse el ciclo de cada cual. Esta repulsión contracorriente sobre el hacer de la masa me ha llevado a fijarme en la utilización de reels o vídeos cortos. En un principio se emplearon como herramienta en un contexto profesional, y ya me pareció el nivel pro de la creciente escalada de colgarse etiquetas una misma en tiempo récord. Pero es la difusión de reels en las redes sociales la que ha elevado a la categoría de sketch cosas que, cuanto más en serio intentan presentarse, más cómicas resultan. 

"Mientras en la antigüedad descubríamos el canon de belleza a través del arte, hoy día lo encontramos a un click del móvil"

La historia del canon de belleza como una construcción social acorde a los tiempos nos ha permitido pasar de las rubicundas figuras de hace 22.000 años a la vigorexia que exhiben desde la reina Leticia a algunos deportistas de élite, sobrevolando a profesionales del cine y la televisión. Con esta misión, los reels no se centran solo en la forma física, sino que pretenden imponer un supuesto estilo, y ahí sí que es cuando la comicidad alcanza el sumun. Mientras en la antigüedad descubríamos el canon de belleza a través del arte (pinturas, esculturas, dibujos, textos e incluso fotografías), hoy día lo encontramos a un click del móvil con hordas de gente inmersa en su universo de idioteces reducido a vídeos cortos en los que siempre sale la misma persona entre un narcisismo y una memez difícilmente digeribles.

En el fondo, es lo de siempre: un negocio. Un tinglado perfectamente orquestado y debidamente engrasado, orientado a alcanzar los cánones de perfección impuestos por el mercado con el fin de que la lucha no cese nunca y la autoestima jamás se vea satisfecha. Un negocio lucrativo que incita a consumir productos sin fin, sustentado en las inseguridades humanas. Si alguien cree que logrará parecerse a la Pedroche horripilantemente disfrazada cada Fin de Año, o ser como Chris Hemsworth sin ayuda económica, ni asistencial, ni temporal, ni quirúrgica, ni genética, va apañado. 

Entonces es cuando aparece el nivel de reels, con personas 'normales' que te aconsejan con su ejemplo en moda y estilo, nutrición, decoración, amor, e incluso en psicología. Personas que en algún momento se vieron a sí mismas reencarnadas en profetas. Gente que impepinablemente no debe seguir lo de la jornada laboral de cuarenta horas semanales en el mejor de los casos. En sus reels te imponen que el outfit del día siguiente o del evento diana lo debes preparar con antelación. Así que si trabajar ya es complicado, olvídate de la conciliación y de intendencias varias, aún más, olvídate de leer el enésimo artículo SCI. Si quieres cumplir el canon de belleza te preparas el outfit tras hacer los ejercicios físicos y tener el menú nutricionalmente sano y equilibrado al día, aparte de la rutina de belleza facial y corporal y el feng sui de la casa en condiciones. Queda prohibido salir con un pantalón y un jersey, junto a los primeros zapatos que encuentres y las puntas abiertas. Prepara también una habitación para los complementos, que no hay reel que se precie en el que no aparezcan pendientes, cinturones, pañuelos, bolsos, gafas de sol, collares, anillos, pulseras, etc. como el toque final imprescindible. El apartado maquillaje necesita una filmoteca separada porque en algún momento de la involución humana hemos pasado de una crema hidratante y base de maquillaje a sérums, prebases, correctores, contouring, base, polvos bronceadores, polvos matificantes, pegatinas para hacer el eyeliner infinito, pestañas postizas, kits de cejas, rouges, rellenadores y qué sé yo cuántos inventos más de las todopoderosas empresas cosméticas.

Mención especial merece el rancio instrumento favorito del patriarcado para vendernos la moto: los zapatos con tacón de aguja. Estos son estrellas de los reels para estilizar o para darle algo de gracia a unas piernas que no la tengan por sí solas. Es un artículo claramente opresivo para cualquier persona usuaria del mismo que raya el sadomasoquismo, por cuanto produce placer a quienes lo observan y dolor en quienes lo portan. Es una especie de yugo, en las antípodas del conocimiento de la anatomía del pie, que provoca además enfermedades varias. Lo peor es la limitación que generan, sometiendo el modo de caminar, de moverse, de responder a un estímulo, de sentarse, de acotarte a unas zonas, generando unas cadenas invisibles inaceptables. ¿Qué es eso de ir a una boda con las zapatillas de recambio para poder bailar? ¿Y lo de llevar otro par de zapatos en el coche para poder conducir? Los tacones de aguja como símbolo de liberación, ¿perdona? No te hace libre lo que te ata, lo que limita tus movimientos y te encasilla en un estereotipo para el que la incomodidad y el sufrimiento se confunden con el poder. 

Tristemente, aunque el tema canon de belleza se extiende cada vez más al universo masculino, nosotras seguimos siendo la diana de vendedores y vendedoras de productos que intentan tocar nuestra autoestima para acercarnos a una belleza mal entendida. Esa imagen de mujer perfecta de esos reels me recuerda la del rol de buena esposa y ama de casa de los años 50, con mujeres siempre impecables para ellos. En la época victoriana utilizaban belladona para enrojecer los ojos, entre otras sandeces, y hoy tenemos la incorporación de toxinas y plástico a nuestro organismo. Le dimos la patada a los corsés sí, pero sigo viendo los propósitos de cambio para el año nuevo, estacadillos en un reel profético. 

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