Fase 4: del undécimo al decimosexto día
MURCIA. En ese momento comencé a ver una luz muy tenue que a pesar de mi extremo deterioro se fue manteniendo poco a poco. Me encontraba con un decaimiento generalizado; no tenía ganas ni de verme, sólo de que pasara el tiempo y pedía a Dios que me permitiera ver los primeros rayos de las luces del nuevo día. Así pasan los días cabizbajo, meditabundo, con oxígeno domiciliario continuo (2 litros al minuto; con gafas nasales). Cómo se camina de la vida a la muerte sin saberlo, sin sentirlo, sólo viviéndolo. Por estos días mantengo el tratamiento con 40 mgrs de Urbasón, que disminuyo progresivamente, junto con Baricitinib, 4 mgrs, un comprimido al día, ciclo de 14 días, que es un inmunosupresor incluido en el protocolo de tratamiento de rescate con alta dosis de Urbasón, desarrollado por el Grupo de Infecciosas de La Arrixaca, que dirige la doctora Dª Elisa García Vázquez. Junto con ello se asociaba protectores gástricos, así como la medicación básica de mi enfermedad de base.
"era un paciente de muy alto riesgo para adquirir una infección grave por la covid-19"
En diciembre fui sometido a ablación por el doctor Pablo Peñafiel, de la Unidad de Arritmias del Servicio de Cardiología del HCUVA, por flutter paroxístico refractario, que recidivó tras cardioversión previa, realizada en noviembre, bajo la supervisión del director de dicha Unidad, el Prof, Dr. Don Arcadio García Alberola. Ambos realizaron una auténtica obra de arte de gran eficacia clínica y aprovecho la ocasión para expresar mi sincero agradecimiento a toda la unidad de médicos, enfermeras, anestesistas de bandera y técnicos especialistas en esa área. Como antecedente fundamental, en mi caso figura el haber sido operado de CIA evolucionada por el doctor D. Ramón Arcas, en 1995, en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, y en cuya evolución a lo largo de los años he tenido que ser sometido a cardioversión (Prof. Dr. M. Valdés y A. García Alberola) en diversas ocasiones por la arritmia previamente citada. En la actualidad el estudio ecocardiográfico mostraba hipertensión pulmonar sin cambios en los últimos 6 años y una pequeña insuficiencia mitral. Todos estos comentarios ponen de manifiesto que era un paciente de muy alto riesgo para adquirir una infección grave por la covid-19.
En este sentido, quiero significar que aguanté y lo superé a fuerza de una decisión precoz para establecer tratamiento con dosis altas de corticoides (6 metil-prenisolona) (Urbasón), 40 mgrs al día, desde el primer día de síntomas clínicos. Después, entre los días 6 y 10, y a pesar de tener unos parámetros inflamatorios de alteración discreta y una bronconeumonía bilateral no complicada, la Dra. Elisa García Vázquez decidió ingresarme para complementar el tratamiento con tres pulsos de 6 metilpredisolona, de 250 mgrs cada uno, junto con el inmunosupresor. De esta forma completábamos la estrategia terapéutica e inhibimos los enzimas inflamatorios, cuya elevación da lugar al aumento de gravedad y el mal pronóstico de la covid-19.
"Durante esos días de hospitalización (5-6) no comí prácticamente y sólo el último día tomé unas monas riquísimas"
Este tratamiento, que se puede decir de rescate final, fue un gran éxito, porque todo lo patológico quedó erradicado, aunque mi organismo quedó destrozado como un trapo roto de cocina. Es como decía el profesor D. Agustín Pedro Pons, un auténtico síndrome consuntivo, destructivo al aniquilar todas las reservas proteicas del organismo y dejarte de tal forma que no sabes ni quién eres ni dónde estás. No puedes moverte y sólo te queda aguantar, llorar y tener una voluntad a prueba de bomba de tu fortaleza íntima. Durante esos días de hospitalización (5-6) no comí prácticamente y sólo el último día tomé unas monas riquísimas que el espíritu caritativo de la Dra. García Vázquez tuvo para conmigo. Siempre recordaré que tomé una para desayunar, otra en la comida y la última cuando me dieron el alta con oxígeno domiciliario y me llevaron a mi casa.
Al final, di las gracias a todo el mundo, pero, en este caso, el Cristo de la Misericordia creo fervientemente hizo que se cumpliera la alta eficacia del tratamiento, ya que no siempre funciona de forma tan positiva, pero es de justicia reconocer que se realizó en el momento indicado con decisión y seguridad total de la doctora antes citada. ¡Gracias, Elisa! Que es mi sucesora en la Universidad, como profesora titular de Infecciosas y en el Hospital.
En el día 14 de la enfermedad, llegué a casa con deterioro psicorgánico casi total, pero vivo y con oxígeno domiciliario continuo. En la primera semana estuve sentado la mayor parte del día, con lo cual se me produjo una irritación de la piel alta del glúteo, que fui curando con pomadas locales, orientadas por Raquel, jefa de Enfermería del Servicio-Unidad de Infecciosas HCUVA. Posteriormente fueron ajustadas por José Navarro, gran colaborador, en la clínica San Damián, de Abarán, que ha realizado su tesis doctoral sobre infecciones de heridas.
En esos días comía poco y con frecuencia. Mi esposa no me podía dejar solo porque no tenía fuerzas ni para levantarme ni para nada. Durante todo el tiempo, Fuensanta, la que fue insigne enfermera del Control de la Infección Hospitalaria, ha estado de forma continua animándome a través de WhatsApp. Asimismo, he conversado telefónicamente todas las noches con grandes amigos-hermanos infectólogos, expertos en covid-19: Dr. D. José Barberán, del Dpto. de Medicina Interna-Infecciosas de la Universidad San Pablo CEU Madrid, y la profesora catedrática de Infecciosas doctora Dª María Carmen Fariñas, de Santander, que siempre me decían para darme ánimo:
—Mañana estarás un poquito mejor.
De igual forma, mis hermanos adoptivos de la infancia: el doctor Joaquín Ruiz (Torraíco), microbiólogo de 'primo cartello' por su gran influencia, y José Avelino. Me recordaban los momentos brillantes de nuestros afanes deportivos en La Ermita y en el famoso estadio de El Chinarrillo.
El doctor D. Pedro García Muñoz, con el que llevo más 50 años de relación, ha pasado junto a mí el proceso, al igual que su hermano D. Francisco García Muñoz, director del centro médico Juan XXIII, que lo ha sentido de tal forma que casi hemos llorado juntos.
El doctor D. Víctor Baños, Manolo Tovar, Pedro y Javier Castell, Andrés Bernal y nuestro querido rector de la Universidad de Murcia, D. José Luján, baluartes fundamentales de nuestros proyectos de investigación científico-lírica, no me han dejado ni a sol ni a sombra.
Finalmente, toda la familia ha hecho piña con sus mejores deseos y nuestra madrina de matrimonio, Maruja Yelo, se ha sentido muy aliviada, al ver que he ido superando la enfermedad paulatinamente.
Por otra parte, cabe señalar que mi hija, Rebeca, foco de origen del contagio, también ha estado ingresada en el hospital Reina Sofía, con una evolución positiva. Expreso mi reconocimiento y agradecimiento a los doctores que la han atendido con mil amores, que son D. Vicente David de la Rosa, D. Enrique Bernal, D. Alfredo Cano y, como gran coordinador, a D. Cesar Palazón, de la UCI.
Mi hijo Jorge, que tiene un bebé de tres meses, ha tenido que estar colgado al teléfono ante una situación desbordante mientras resolvía todo tipo de problemas.
A partir del día 20 del comienzo del proceso se empieza a sentir que eres una auténtica persona, sin necesidad de oxígeno. Comienzo a pasear muy lentamente, en compañía de mi queridísima esposa, María Dolores, a la cual contagié en grado leve, permitiéndole ayudarme de forma extraordinaria.
El día 25 del proceso (19 de febrero de 2021) nos realizaron en el Centro Médico Juan XXIII (Cristina, enferma técnico de laboratorio) a María Dolores y a mí nuevo tests de antígenos covid-19, que resultaron negativos. Asimismo, a mí me realizaron serología igG covid-19 y fui positivo con una cuantificación superior a 300.
De igual forma, ese mismo día en el HCUVA me realizaron estudios radiológicos, TACAR de pulmón. Encontraron la desaparición de los infiltrados de la bronconeumonía y sólo quedaban zonas en reabsorción, de acuerdo con la interpretación de la Unidad de Radiología de Tórax, dirigida por el doctor D. Andrés Parrilla, y la colaboración especial de los doctores D. Daniel Rodríguez y D. Francisco Sarabia.
"Tenía IgG positiva: había superado el proceso y me encontraba con un buen nivel de inmunidad"
Por otra parte, los datos analíticos mostraron una reducción importante o normalización de los parámetros inflamatorios de la enfermedad. Puedo decir desde ese momento que me encontraba en resolución del proceso infeccioso e inflamatorio. Asimismo, tenía IgG positiva de la covid que traducía que había superado el proceso y me encontraba con un buen nivel de inmunidad. A partir de ese momento, entramos en la verdadera convalecencia. Esta convalecencia varía de unas personas a otras y requiere especialmente un gran estímulo mental para ir superándola paulatinamente.
Por último, cómo no recordar a todo el pueblo de Abarán que ha estado pendiente de mi situación a través de la información que surgía a través de Fran, director gerente de la clínica San Damián, así como de Paco, el psicólogo, y Natalia, secretaria general. Asimismo, el centro médico Juan XXIII ha recibido multitud de llamadas interesándose por mi situación, por todo lo cual les quedo eternamente agradecido.
En resumen, se trata la covid-19 de una nueva enfermedad pandémica para un nuevo mundo. ¿Nos encontramos al final de un ciclo? ¿Estamos entrando en otro sin saberlo? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? ¡Sólo Dios lo sabe!
Al Servicio-Unidad de Medicina Interna-Infecciosas del HCUVA, que dirigido científicamente con seguridad total por la profesora titular de Infecciosas de la Universidad de Murcia, la doctora Dª Elisa García Vázquez, que ha conseguido tener un equipo anti-covid de gran impacto: gracias a la colaboración especial en primera línea de la profesora-doctora contratada Dª Alicia Hernández Torres, así como la doctora Encarnación del Moral y la doctora Elena Aychel, teniendo en retaguardia al doctor D. José Antonio Herrero, especialista clínico de Infecciosas de gran experiencia. Todo ello sincronizado al unísono con la Unidad de Enfermería que coordina Raquel con su grupo de enfermeras, celadoras, limpiadoras, auxiliares y técnicas.
Junto con este grupo de gran relieve, cabe recordar el extraordinario quehacer diario anti-covid del Servicio de Urgencias del HCUVA, complementado con alta eficacia por la Unidad de Neumología del Dr. F. Pérez y con la colaboración superespecial del Servicio UCI, dirigido magistralmente por el doctor D. Rubén Jara.
Para terminar, muestro mi sincera felicitación y reconocimiento a la gran labor prestada en la Región por los diversos especialistas dedicados a la covid, como el doctor D. Joaquín Bravo, del Hospital Morales Meseguer, el doctor D. Enrique Bernal en el Reina Sofía y de otros compañeros en el resto de hospitales de la Región, así como agradezco la extraordinaria atención asistencial e investigadora del doctor D. José Manuel Allegue, jefe del Servicio UCI del Hospital Santa Lucía, de Cartagena, que probablemente es el que mayor experiencia ha recogido en tal sentido en su servicio.
NOTA: Al terminar las correcciones del manuscrito recibimos la muy triste noticia de que nos ha dejado una de las personalidades más significativas y emblemáticas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia. Se trata del fallecimiento del profesor doctor D. Mariano Valdés Chávarri. D. Mariano, como se le conocía cariñosamente, ha sido el profesor formador del mayor número de profesores clínicos numerarios para el Departamento de Medicina Interna, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia, y ha sido el único catedrático de Patología y Clínica Médica, la asignatura más importante de la licenciatura de Medicina y Cirugía. Genio y figura hasta la sepultura.
Joaquín Gómez Gómez
Catedrático emérito de Infecciosas del Departamento de Medicina Interna
Universidad de Murcia
Con la colaboración especial en la redacción y puesta a punto del manuscrito de doña María Dolores Sánchez Albaladejo