MURCIA. A las dos de la tarde, Isabel Franco, la persona cuyo nombre estaba en todos los medios de comunicación de todo el país, rompía su silencio. Lo hacía para anunciar una noticia que había revolucionado el tablero de juego de la moción de censura y que desde el PSOE y su propio partido negaban: la vicepresidenta y sus compañeros de bancada Francisco Álvarez y Valle Miguélez iban a votar en contra del proceso de destitución de Fernando López Miras. Su rechazo frenaba el golpe, paralizaba todos los propósitos de su partido por derrocar al jefe del Ejecutivo, en alianza con los socialistas.
Isabel Franco, que fue la candidata de Ciudadanos en los comicios de 2019, proclamó que hablaba en nombre del partido que firmó el acuerdo de Gobierno con el PP para formar una coalición en la Región de Murcia. "Y no existe más pacto que ese", recalcaba la vicepresidenta y consejera de Igualdad. "Y hoy me siento igualmente comprometida con mi partido y sobre todo con quienes nos votaron".
Franco relató que tuvo conocimiento de la moción en la noche del pasado martes, cuando fue convocada por su partido en Centrofama, junto con el resto de diputados y concejales de Murcia. Asegura que la firmó por disciplina de partido. "Son otros los que decidieron que era más cómodo repartirse sillones". Ella, con el paso del tiempo, pensó que "no era buena idea".
Cuando saltó la noticia de la moción de censura, a primera hora del miércoles, la vicepresidenta guardó silencio y se mantuvo dos días sin hacer declaraciones. El presidente de la Comunidad, tras conocer el terremoto político y destapada "la traición", tomaba una sola decisión: fulminaba a Martínez Vidal y Sánchez Torregrosa, su hombre de confianza del Gobierno. Pero, para sorpresa de muchos, no destituyó a la vicepresidenta de la Comunidad ni tampoco al titular de Empleo, Miguel Motas.
Sin embargo, Franco, la gran adversaria de Martínez Vidal en el seno de la formación naranja, se mantenía en su puesto en el Ejecutivo, e incluso asumía las funciones que deja Sánchez Torregrosa en Transparencia. Esa circunstancia generó suspicacias. Franco no sólo ha rivalizado con Martínez Vidal por liderar el partido -una batalla que perdió-, sino que además no hace mucho cuestionaba sus últimas decisiones y, al mismo tiempo, pedía respeto para Miras. También era una firme defensora del pacto de Gobierno con los populares: "Mi partido tomó la decisión adecuada al pactar con el PP en 2019", decía en febrero.
Por eso se posiciona ahora a favor de López Miras y en contra de Martínez Vidal. "No hay argumento que justifique de moción de censura", afirmaba, contundente. "Estamos obligados a mantener nuestra palabra. Es la actitud más responsable en estos momentos", aseguraba, aduciendo que no estaba sola en su decisión. También la apoyan, dijo, concejales, altos cargos y afiliados del partido.
Explicó que a ella no la eligieron para "entregar al Gobierno a Pedro Sánchez" ni "para traicionar los murcianos por ambiciones personales". El momento, además no permite "jugar políticamente con la salud de los murcianos ni de los ciudadanos". Para ella, la moción de censura es "inoportuna e infundada" porque el Gobierno murciano "está haciendo una buena gestión". A su juicio, "no tiene ningún sentido una automoción de censura al trabajo bien hecho". "No es momento para ningún juego de ambiciones políticas".
"No nos vamos a ir a ningún sitio", advirtió. El momento exige "ejemplaridad, decoro y ofrecer credibilidad". Franco, a pesar de que dejará de formar parte de Ciudadanos -así lo ha anunciado Martínez Vidal-, remarcaba que seguirá defiendo el nombre del partido en el Gobierno regional.
Isabel Franco sigue viva en política. Más relevante que nunca. Muchos de sus enemigos la han 'matado' políticamente, muchos la han dado por amortizada. Pero, una vez más, se ha revuelto contra las adversidades y sigue pisando con fuerza el terreno de la política. Por el momento.