CARTAGENA. El fotógrafo cartagenero Juan Manuel Díaz Burgos no para y uno de los proyectos que tenía pendiente se hace realidad, por fin, este jueves. Será cuando inaugure en el Museo Regional de Arte Moderno (Muram) -coincidiendo con el Día Internacional de los Museos- la exposición Dios iberoamericano, seis años después de que esta importante muestra se presentase en el Canal de Isabel II en Madrid comisariada por Chema Conesa.
El fotógrafo explica que en esta nueva exposición en su ciudad natal (hasta el 30 de abril se pudo contemplar en el Palacio Consistorial Diálogos con mi abuelo, su proyecto más personal), "confronto dos imágenes religiosas, una realizada en España y otra, en cualquiera de los muchos países americanos que he visitado". Las fotografías expuestas sirven para "detenernos unos minutos para ver cómo aquel Dios que Europa llevó al nuevo mundo, después de más de 500 años, se ha ido transformando o, al contrario, se ha mimetizado como gotas de agua". "Esa es mi propuesta, otra cosa, es tu mirada, tu opinión. De seguro, no te dejará insensible", interperla Díaz Burgos al espectador.
El relato que construyen las obras pretende una reflexión antes que una afirmación. Se trata de fotografías enfrentadas en dípticos que dibujan una visión de lo español y lo iberoamericano, un juego de simbolismos religiosos paralelos y a la vez contradictorios que actúan como una sugerencia abierta a la interpretación particular.
La muestra, que se podrá visitar hasta noviembre, se compone de 69 dípticos con 138 fotografías documentales donde queda patente el concepto acuñado por el francés Henri Cartier-Bresson sobre el 'instante decisivo', que hace referencia a que la imagen obtenida sería totalmente diferente si el disparo de la cámara se hubiera producido medio segundo antes o después. De esta manera, se conserva un instante que de otro modo se habría perdido para siempre.
Juan Manuel Díaz Burgos suma a la acción fotográfica directa una labor reflexiva, conseguida gracias a la revisión y reorganización de sus archivos para poner en contraste las imágenes de contenido religioso captadas en diferentes lugares. De esta forma, evidencia las similitudes y diferencias que perviven al enfrentar dos imágenes de ritos religiosos que documentan dos formas de expresión estética y ritual: la de la vieja metrópoli, reivindicadora de la tradición secular, y la del Nuevo Mundo, construido sobre la cultura indígena.
Para llevar este proyecto "a mi tierra, la preciosa ciudad de Cartagena", Díaz Burgos ha tenido que esperar seis años, pandemia de por medio. Pero su perseverancia ha recogido sus frutos y ya en el Muram asoma la fotografía que ilustra el cartel, la de un hombre de República Dominicana que muestra con orgullo una cruz formada con el pelo de su pecho. "Es de esos proyectos que de no haber sido expuesto en la tierra de uno, sería un crimen cultural", añade en sus redes sociales. También recuerda el autor que con motivo de la exposición en Madrid se editó un excepcional libro, hoy en día agotado.
"A mí lo que realmente me emociona es una buena foto sacada en la calle; el haber sido capaz en una décima de segundo de crear un mundo y que la gente ni se haya enterado. Y después llevarme ese tesoro a mi casa", explicaba Juan Manuel Díaz Burgos (1951) en una entrevista con Murcia Plaza. No en vano, el fotógrafo ha dedicado toda su carrera a captar diferentes aspectos de la naturaleza humana y los comportamientos y modos de vida de la gente que ha ido encontrando, dedicando gran parte de su labor a humanizar lo que veía tanto en España como en América Latina, especialmente en República Dominicana, Haití, Méjico, Perú, Guatemala o Cuba, donde ha retratado a gente anónima y plasmado sus deseos, miedos, sueños y otros sentimientos comunes a todos los seres humanos.
Díaz Burgos: "La fotografía no solo es cómplice de mi trabajo, también de mi vida"
