MURCIA. Mábel Campuzano cierra una etapa inolvidable de su vida. Deja la Consejería de Educación tras casi dos años en el cargo, al que llegó como consecuencia del pacto de López Miras con los exmiembros del Grupo Vox para desactivar la moción de censura. Y ahora, a falta de cuatro meses para las elecciones de mayo, se marcha, destituida por la misma persona que la nombró en marzo de 2021. Así relata ella misma cómo Fernando López Miras le comunicó su cese, en declaraciones al programa Plaza Pública de Onda Regional: "Me citó el lunes en San Esteban a las 11:30 horas y me explicó que ahora, de cara a las elecciones, necesitaban hacer una campaña potente con consejeros del PP anunciando los programas electorales, lo que comprendí perfectísimamente y ya está", relata, expresando que se va "sin ningún resentimiento" y que se toma su salida como "una decisión del presidente, que tiene la potestad para hacer el equipo que cree más conveniente".
Campuzano era una de las dirigentes históricas de Vox. Militaba en el partido cuando la formación era irrelevante y las visitas de Santiago Abascal apenas atraían a una treintena de personas. Pero Vox se convirtió en un tsunami que acabó arrastrando a esta licenciada en Historia del Arte y que durante mucho tiempo se dedicó a la hostelería en Totana, en el hotel La Torreta, cuyo palacio modernista rehabilitó, mientras su marido gestionaba el hotel La Santa. Entró en la Asamblea Regional como número tres de la lista de Vox, pero sólo un año después, en mayo de 2020, su situación cambió por completo. La dirección nacional la expulsó (y a Juan José Liarte y Francisco Carrera de la Fuente) por una disputa interna por el control del grupo parlamentario. Aquella fractura marcó un antes y un después para Campuzano y sus compañeros, que se quedaron solos y sin partido. Sin embargo, casi un año después, la política le guardaba un guiño inesperado: López Miras acudió a ellos en busca de ayuda y su grupo selló un acuerdo para salvarlo en la moción de censura. A cambio fue nombrada consejera de Educación y Cultura, una de las carteras de más peso de la Comunidad.
Pero su camino en el Gobierno nunca fue fácil. A las críticas que recibió desde el primer día por su origen ideológico, del que nunca renegó pese a su enfrentamiento con Abascal, se sumaron también las discrepancias con sus propios compañeros de bancada y también con altos cargos de la Consejería. Rompió con Liarte y Carrera de la Fuente, con quienes continúa sin hablarse ("Hace tiempo que no nos relacionamos y no sé qué futuro se plantean"). Y para sofocar el fuego interno, López Miras la liberó de la cartera de Cultura. De aquel episodio, recuerda: "A mí no me gustó nada cuando intentaron cuartarme en mis decisiones de nombrar y cesar". Por ese motivo ahora "no" quiere "ponerse en esa tesitura", convencida de que "uno tiene que nombrar a la gente con la que quiere trabajar". Además, considera que su sustituto, Víctor Marín, un alto cargo de la Consejería, es "la mejor de las decisiones".
En su balance como consejera, Campuzano sostiene que se va "bastante contenta", aunque opina que "en el Ejecutivo se tenía la oportunidad de hacer más cosas de lo que se puede hacer en realidad". Con todo, añade, está "satisfecha de que hayan salido adelante los currículos dentro de la autonomía" que les "permitía la LOMLOE para corregir las deficiencias". Durante su andadura en Educación, plantó cara a la 'Ley Celaá' y luchó contra el lenguaje inclusivo en los libros de texto, aunque su medida estrella, el 'pin parental', al final se aplicó de manera descafeinada.
Seguirá como diputada en el Parlamento autonómico, pero su tiempo en política finalizará en mayo. "De momento me quedo en la Asamblea, pero mi vida política ha sido demasiado azarosa para pensar en continuar". No obstante, su sensación es amarga a la hora del balance global de su paso por la política: "En realidad, no me ha gustado la experiencia política, no se corresponde con el mundo real. Y la experiencia en el legislativo la considero bastante inoperante".
Se siente decepcionada, especialmente con "las personas", más que con la política: "No voy a votar más en mi vida después de ver cómo funcionan los partidos políticos", confiesa, todavía dolida por cómo la trató el partido que ella misma ayudó a crecer. "Creo que hay una crisis de representatividad de los ciudadanos". En su opinión, "quizás también ha contado el hándicap de no tener un partido político y un grupo parlamentario detrás". ¿Qué va a hacer a partir de mayo? "Jugaré al tenis", respondía a Onda Regional. "Ha sido una vida un poco complicada y agitada y espero recuperar mis aficiones y mi tiempo. Soy bastante mala jugando al tenis pero lo doy todo".