Premio FICC DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE CARTAGENA EN SU 50 ANIVERSARIO

Antonio de la Torre: "Lo que más recuerdo de mis personajes es la experiencia que viví al rodarlos"

21/11/2021 - 

CARTAGENA. No es Antonio de la Torre, ni mucho menos, la típica estrella de cine que se podría pensar si uno repasa su trayectoria desde que lograra el Goya a mejor actor de reparto por Azuloscurocasinegrode Daniel Sánchez Arévalo. Después de 14 nominaciones y dos Goyas, el actor malagueño sigue siendo ese aprendiz de interpretación que estuvo compaginando su vida en Sevilla con la formación artística en la escuela de Cristina Rota. Mientras nos atiende, realiza tareas de casa, señal de que tiene bien puestos los pies en la tierra. Premio FICC en el 50 aniversario, repasamos con él que se siente después de tanto premio y tanto halago recibido, en un momento en el que el actor tiene dos proyectos en cartera. Uno, La contadora de películas, en la que De la Torre compartirá pantalla con la actriz argentino-francesa Bérénice Bejo, nominada al Oscar por 'The Artist' (2011), con dirección de la danesa Lone Scherfig ('An Education') y que se rodará en castellano. El otro, por motivos de promoción, lo guarda en secreto.

Es el 50 aniversario del FICC y premia a Antonio de la Torre. ¿Se pierde el valor a tanto premio después de todo lo que has conseguido?

Yo cumplía los requisitos. Debía tener más de 50 años (risas). Buscaron un actor que ya había cumplido los 50 y me tocó a mí. Por tres años no coincidimos en el aniversario (risas). Me acuerdo de que Xabi Alonso, cuando caemos en el Mundial de Brasil de forma estrepitosa en la fase de grupos, que fue un poco como la decadencia de la época dorada de nuestra Selección, vino a explicar que es difícil mantener el hambre de conseguir triunfos. Personalmente, le entendí. Es complicado mantener la capacidad y las ganas de reinventarse. En una entrevista que escuché recientemente en la Cadena Ser a Los Secretos, decían que, después de 40 años tocando, estaban atentos a que si sale un nuevo instrumento que suena mejor lo compraban, si había un mejor equipo de sonido, se hacían con él... Siempre están intentando superarse. Y eso es lo complicado.

Como ser humano que soy, es difícil. Recuerdo perfectamente mi primer premio. Fue en el Feslatinova (Festival de Cine Latinoamericano de Buenos Aires). Me mandaron un diploma como los que le dan a mi hija en el cole. Si vieras lo loco que me puse de contento alucinas. Es como cuando te enamoras por primera vez. Eres de joven como eres capaz de serlo en tu cabeza y en tus proyectos. Creo que mantengo esa hambre de las primeras veces, pero supongo que es complicado. Intento ir mirando el momento. No soy consciente de elegir bien o malo los proyectos.

Si repaso algunos proyectos, por ejemplo, en el caso de Tarde para la ira, confiaba mucho en Raúl Arévalo. Pero porque era muy amigo mío. En ese momento había otros proyectos en los que podría haber participado, pero como no se podía estar en dos sitios a la vez, terminé haciendo esa película que gana el Goya. No sé. Muchas veces eliges sin tener en cuenta el componente profesional. Para mantener la ilusión en los premios tienes que recordar esos momentos en los que nadie te daba uno y, lo más importante, que habrá una época en la que no te den ninguno.

Hablando de Tarde para la ira y los proyectos a los que tuviste que renunciar, no sé si consideras que es tu mejor papel.

Muchas gracias. No sabría decirte cual es mi mejor papel. Es una buena pregunta. Recuerdo mucho los papeles, obviamente por los premios. Como no acordarte del papel de El Reino, con el que me dan el Goya, que fue increíble. Pero recuerdo mucho los papeles que he tenido, aunque sea una respuesta muy de actor, por las experiencias que he vivido. Me acuerdo mucho de La noche de los 12 años, me permitió conocer a Pepe Mújica, Uruguay, la pérdida de peso que tuve que hacer, que fue muy grande…Balada triste de trompeta, que también fue un rodaje muy extremo… Por suerte he tenido papeles maravillosos. Cuando gano el Goya por El Reino, ya que hablamos de premios, en Sevilla dije: “Si le hubiera podido contar al niño que fui lo que iba a vivir, se pondría a llorar de emoción”. Lo que ha pasado ha superado mis expectativas. Es verdad que luego van cambiando. Porque es ley de vida. Algo que te parecía increíble, cuando sucede más de una vez, terminas por acostumbrarte. Y quizá esa sea la gran lección de vida. Ser consciente de esa nueva realidad. No hay que olvidar que estás de paso. Hubo una época en la que no estabas y llegará una época en la que no estés. Eso es lo más difícil. Hay que saber bajarse del escenario. Es el gran drama del artista.

Muchos ganadores del Goya luego han estado meses y meses sin trabajar. Eso sucede.

Es que la gente no está viendo los Goya como si fuera la casa de apuestas, que ganas y te llaman. Los proyectos tienen unos tiempos y un desarrollo. A veces se dan circunstancias a tu alrededor de las que no tienes ni idea. Mientras hablamos, alguien me está descartando para un proyecto, todo lo contrario, o, peor, no está pasando nada para mi carrera (risas). Mi amigo David Serrano me dijo, cuando recibí el Goya por Azuloscurocasinegro, : “Dentro de año y medio te empezarán a llamar”. Y tú piensas ‘¿Por qué dentro de año y medio?’. Pues porque es cuando empiezan a escribir guiones y es cuando te tienen en cuenta. Es el tiempo que pasa desde que entras en la cabeza de la gente y pasas a ‘formar parte’ de los proyectos que empiezan a gestarse.


Está muy en boga el problema de la salud mental. ¿El ser tan famoso te trastoca algo a nivel emocional? Porque, por vuestro trabajo, estáis permanentemente en el foco público. Vuestro trabajo es gustar al público.

Todo tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja son los reconocimientos. No olvidemos que estás hablando con uno del 8% de actores y actrices que podemos vivir de esto. Entonces tienes que ser consciente de que la gente te va a conocer. Va en el sueldo. Y que habrá críticas buenas y malas. No puedes gustar a todo el mundo todo el rato.

La crítica te ha tratado bien en general. 

No sé quién es la crítica exactamente (risas). Esto es como aquello que se suele decir: “A mí público le gusto”. He leído críticas que me han parecido muy injustas y terribles. Y otras muy elogiosas. Es verdad que cuando salen buenas me parecen más justas (risas).

Si es verdad que no has recibido críticas como otros compañeros tuyos como Javier Bardem, que igual se han querido mojar más en según qué temas. Caes bien.

Porque como dices igual otros se han querido mojar más. Hay actores que quizá se mojan más sí, pero ¿Qué es mojarse más? Pues no lo sé.  A mí me gusta más el modelo Yolanda Díaz. Que esto no vaya de egos. Lo importante es intentar buscar consensos. Me gustan más los puentes que las trincheras, pero no por eso tengo que dejar de decir cosas. Eso creo. Siempre se puede hacer más.

Como hombre de peso del cine español, ¿notas que ha cambiado la mirada del público, para bien, hacia nuestro cine?

 No tengo ni idea. Lo que sí sé es que solo me he sentido estrella una vez en la vida, antes de este premio de Cartagena (risas). Fue una vez que fui a Francia a estrenar El Reino y La noche de los 12 años. A todos los periodistas franceses de los grandes medios les encantaba el cine español. Me decían: “Vosotros sí que hacéis buen cine porque hacéis cine de género, de terror, thriller…”. Me di cuenta de que eso de auto inmolarse, de pensar que eres un cualquiera, era español. Pero no, es universal. El ser humano tiende a eso.

No sé de que forma, pero si se tendría que intentar que el cine español se pudiera ver en toda España.  Muchas veces solo puedes ver algunos estrenos si estás en Madrid o Barcelona. 

Sí, es cierto. Hay mucha incertidumbre hacia donde va el cine ahora. La aparición de las plataformas ha cambiado el panorama y me pierdo. Yo sigo prefiriendo el cine o, al menos, lo más parecido al cine. Pero soy un boomer, un hombre semicentenario como el festival (risas).

Las plataformas han cambiado la forma de consumir ficción. ¿Qué debería hacer el cine para retener al espectador?

No tengo ni idea. Ahora con la pandemia estamos todavía controlando a ver que ganas hay de ir a los sitios. La única pega que le pongo a los cines, pero eso lo digo como espectador, es que se pusiera siempre en versión original. Seguramente no sea lo que más atraería a la gente.  

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