CARTAGENA. "El problema de este concurso es que va muy rápido. Y algunos de vosotros necesitáis un tiempo maduración distinto al del programa. Si vuestro proceso de madurez artística encaja con el del programa, genial. Si no es así…Malo. Y a lo mejor tú, o Gérard, necesitáis más tiempo para expresaros más pero esto pasa muy rápido”. Con este mensaje Noemí Galera, la directora de la Academia, intentaba consolar al murciano Flavio, nominado para la gala 6, durante el repaso de la gala 5.
La directora quiso recordar este mensaje en un momento en el que por primera vez en el concurso hay tres nominados (Bruno, Anne y Flavio). Fueron cinco en total los propuestos para abandonar la Academia por parte del jurado. En todos ellos, una percepción corroborada por los profesores, se les acusó la falta de evolución durante el programa. Nadie pone en duda el talento de todos ellos, pero el concurso exige una evolución que les eleve por encima del resto de sus compañeros. Un factor diferencial que les haga destacar en los dos minutos y medio en los que se juegan el trabajo de toda una semana. No es fácil asimilar esto de golpe, muchos de ellos sin haber cantando en público antes del concurso.
"En este concurso, de lo que se trata es de ser versátil y de poder sacar adelante todo lo que se os dé. Pero esto es sólo en este concurso. Lo que no quiero es que os vengáis abajo. Porque ser versátil y ser un buen ejecutante sólo os sirve aquí dentro. En tres meses de vuestra vida. Cuando salgáis, para vuestro proyecto artístico, ser versátil no es importante”, dijo Manu Guix, director musical, durante el repaso de la gala 5.
Hay un punto cruel en las valoraciones del jurado, muchas veces agarrados a pequeños matices para inclinar la balanza sobre si nominar o no a un concursante. Es, de alguna forma, una metáfora de lo fugaz que puede ser el éxito en Operación Triunfo, donde la púrpura de la televisión ciega a veces a unos jóvenes llenos de ilusión por vivir de la música y que conocen un éxito arrollador muy pronto. Lo que un artista tarda en lograr en años, estos chicos lo consiguen en dos semanas. Pero no tiene base. "No es real. Las firmas, los conciertos llenos…Esto es un espejismo. Fuera de esta burbuja, hace mucho frío. Y hay que trabajar mucho", ha recordado en más de una ocasión Noemí Galera, vinculada desde el inicio al concurso y que ha visto demasiado juguete roto por el camino tras su paso por el programa.
Ni el éxito ni una salida prematura en Operación Triunfo garantizan nada. Hay casos en los dos sentidos que dan una muestra de que lo importante es el trabajo, la ilusión por ser mejor y esa pizca de suerte para llegar al público. En el éxito podemos encontrar a Pablo López. Segundo de su edición, con gira incluida, tuvo que volver a tocar en bares pequeñitos, con la nevera de casa vacía…Para años después convertirse en uno de los cantantes del pop español más reputados. En el lado opuesto se encuentra Mimi, que tras ser la primera expulsada de la exitosa edición de 2017, su primer single se colocó como uno de los grandes éxitos del verano y es una de las más conocidas de aquella edición, muy por delante de otros compañeros que avanzaron más en el concurso.
"Lo importante es que en lo vuestro sois muy buenos", les remarcaba Manu Guix a algunos concursantes que se han visto contra las cuerdas en esta edición. Operación Triunfo tiene como marca una fuerza quizá inigualable a otros concursos musicales, como La Voz. Su matiz diferencial es que además de un espectáculo de televisión promueve la formación no como un mero entretenimiento sino para darle a 16 aspirantes a artistas las herramientas necesarias y la ética del trabajo que les permita dedicarse en su futuro próximo a la música, ya sea en musicales, bares pequeños o como cantantes. La formación no acaba en Operación Triunfo, sino que es continua. Operación Triunfo no es el final de nada, sino el comienzo de todo. Esa es la lección que quiso marcar esta semana Noemí Galera a Flavio y sus compañeros.