Fotos: Ayto. Murcia/ MP
MURCIA. "Para mí lo fundamental en la creación es la magia", ha asegurado el artista colombiano Nadín Ospina, quien ha inaugurado su exposición La persistencia del deseo en el Centro de Arte Contemporáneo La Cárcel Vieja de Murcia, donde se podrá visitar hasta el 5 de octubre. Esculturas, instalaciones, impresiones gráficas y videos dan vida al personal mundo de este creador, quien mediante sus obras llenas de color -y que evocan al niño que fuimos- llama la atención sobre "la emergencia vital del planeta, la crisis ambiental y la problemática latente del colonialismo en las sociedades contemporáneas".
Las esculturas de La persistencia del deseo, producidas con impresión 3D, fusionan elementos de la naturaleza y la cultura humana. Así, en la muestra comisariada por Nacho Ruiz y Carolina Parra -galeristas de T20, donde el artista expone paralelamente Extasis-, se pueden encontrar animales como zorros, lobos, jirafas, rinocerontes o elefantes en diálogo con iconos de la arquitectura universal, como la torre de Babel, la torre de Pisa, Empire State, el museo Guggenheim o una planta nuclear. De esta forma, el autor enfrenta dos mundos que conviven difícilmente.
La obra que da nombre a la serie es una pequeña y colorida pieza ejecutada en bronce, que representa una surrealista escena en la que una manada de zorros se aproximan a un faro. Las dimensiones irreales de las piezas se inspiran en las incongruencias que podemos ver en los nacimientos navideños, donde las figuras humanas y animales son representadas con "una desproporción absurda, lo que crea una sensación de irrealidad y extrañeza", según se explica en la web del artista.
Juguetes para apropiarse del espacio
Cuenta el propio creador que cualquier suceso cotidiano "puede disparar una idea que ya venía desarrollándose de alguna manera en el pensamiento artístico, que es como una máquina que se retroalimenta constantemente". Asimismo, destaca la importancia de buscar un nombre que designe la obra de arte adecuadamente.
Las instalaciones del creador colombiano recuerdan a las figuras, tanto de arquitecturas como de animales, con la que los niños pasan horas ensimismados creando sus propios relatos fantásticos. De hecho, el juguete tiene una presencia permanente en la obra de Nadín Ospina, ya sea en relación al color o la serialidad. De hecho, el artista hace como los niños, domestica el elemento arquitectónico para generar circunstancias aleatorias y experimenta con la apropiación del espacio.
Sobre la temática de esta exposición, Nadín Ospina ha escrito que "desde el inicio de mi producción artística la preocupación por el entorno natural, por la ecología, la extinción de las especies, el cambio climático y la conciencia ambiental han sido temas recurrentes y la presencia de los animales como elementos simbólicos una constante".
Y añade: "No se si el arte pueda cambiar en algo la conciencia e impulsar acciones concretas por la mejoría de las condiciones planetarias, pero como un mantra, la obsesiva recurrencia de estos intereses es inapelable, persistente, obsesiva. Y a fin de cuentas una acción poética".
Nadín Ospin (Bogotá, 1960) es uno de los artistas colombianos más reconocidos de su generación. Es conocido por su enfoque crítico centrado en el análisis de la cultura y las problemáticas sociales. Regresa a la Región de Murcia tras su paso por la exposición de La Mar de Músicas de 2017, siendo esta la primera vez que expone en la capital.
Nacido en Bogotá en 1960, Ospina ha desarrollado una carrera artística que abarca una amplia variedad de medios y técnicas, desde la escultura y la pintura hasta las instalaciones y el uso de la tecnología incorporando elementos digitales, inteligencia artificial y técnicas de impresión 3D. Esto le ha permitido explorar nuevas fronteras en términos de representación visual y significado simbólico.
Una de las características más distintivas de la obra de Nadín Ospina es su capacidad para mezclar elementos diversos con un sentido ecléctico, irónico y cuestionador. Su obra a menudo se caracteriza por la exploración de la cultura popular, la iconografía, y la relación entre la tradición y la modernidad, el mundo natural y la tecnología. Sus piezas desafían las nociones preconcebidas de la cultura y la historia, creando un diálogo entre lo local y lo global.
Ospina estudió en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá (1979-1982). Ha recibido numerosos premios y reconocimientos, tales como el Premio del XXXIV Salón Nacional de Artistas de Colombia (1992) o la Beca de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation (1997).