CARTAGENA. El centro de Cartagena no goza de uno de sus mejores momentos para alquilar o comprar una vivienda. Pero, además, cuanta más vida lúdica y festiva se encuentra en sus calles y plazas, menos parece que la gente decida apostar por vivir en las viviendas del casco antiguo. Más bien al contrario, en los últimos meses han sido diez las familias que han decidido marcharse buscando la tranquilidad que no han encontrado en sus vetustas calles.
No hay una causa única o exclusiva que valga para explicar porqué el casco antiguo no logra captar la atención de los nuevos propietarios o retener a los que a día de hoy viven en él. Según los datos del censo del pasado año es la zona mayor índice de despoblación se ha producido en los últimos años. El descenso es continuado desde hace quince años. En el año 2008, en plena crisis económica, eran un total de 63.598 personas las que habitaban el centro de la ciudad. Poco a poco el casco ha ido reduciendo su número de habitantes. El censo de este pasado año reflejaba 56.127 vecinos.
Por un lado, los problemas en los accesos a las vías, con continuos cortes cada fin de semana en el tráfico rodado, la "desmedida" ampliación de las terrazas que monopolizan calles y vías peatonales, el hecho de que nueve de cada diez establecimientos que se abren sean bares o locales nocturnos, además de la programación continuada de conciertos, fiestas, pasacalles, ferias, etc... del Ayuntamiento en sus plazas y calles -con la consiguiente molestia por accesos, ruidos, etc...- no han facilitado nada las cosas para convertir al centro en un atractivo para habitarlo solo, en pareja o con familia.
La población del centro de la ciudad ha ido envejeciéndose y son pocas las propuestas inmobiliarias capaces de ofrecer viviendas para adquirir y cada vez son más particulares o empresas las que prefieren apostar por apartamentos turísticos antes que dedicarlos al alquiler. De esta manera, los precios se han encarecido, el alquiler a particulares ha desaparecido y la promoción brilla por su ausencia. A eso hay que añadir que más de 120 solares salpican la zona, como si de un queso Emmental se tratara, mostrando una imagen nada atractiva para adquirir una vivienda.
Por otro lado, los servicios, o más bien la falta de ellos, se está convirtiendo en una constante, por lo que aspectos tan básicos como tiendas de alimentación, ferreterías, recambios (electricidad, fontanería), panaderías, lavanderías, quioscos, etc…, han ido cerrando por la falta de clientes o porque es mucho más lucrativo el negocio de la hostelería en una ciudad que ha decidido focalizar su gran atractivo en el turismo.
Desde hace unos años se ha instalado un movimiento vecinal que denuncia de forma sistemática la falta de aplicación y ejecución de las Leyes y Ordenanzas, por parte del Ayuntamiento y aducen que el Consistorio "está consiguiendo la marcha callada de la población estable que vive encima o al lado de los focos de concentración de locales y terrazas del Casco Histórico".
Tal y como antes mencionábamos, en este último año han conseguido que se marcharan, "por el ruido insoportable", varias familias que vivían encima y colindantes a locales y terrazas: en la Calle Jara cinco familias, en la Calle San Francisco, colindando con calle Campos y Plaza San Francisco cuatro familias y en Calle Honda una familia. "Esto es solo una pequeña muestra", añaden desde este colectivo vecinal, que llevan años tratando de que el Ayuntamiento cambie las medidas, actúe con contundencia y evite el éxodo. Por poner solo un ejemplo, explican que el pasado sábado un vecino de la calle Jara, tras reiteradas denuncias telefónicas a la Policía Local consiguió en su última llamada a las 12 de la noche, que acudieran y obligaran a los hosteleros a "quitar las mesas ilegales, cortar la música y disolver a las personas que estaban bebiendo en plena calle, ya que producían un nivel de ruido dentro de su casa superior a lo que marca la Ley y las Ordenanzas".
Pero no es el único caso en estas semanas. Un vecino de La Cuesta de La Baronesa - Calle Cañón ha presentado hasta 11 denuncias al Ayuntamiento y numerosas llamadas a la Policía "y no ha logrado que le solucionen el nivel de ruido que se organiza por la concentración de locales, los botellones de la zona y la discoteca, que produce una fuerte vibración que afecta a su vivienda", advierten.
Hace tres años se puso en marcha el que se denominó Plan de Recuperación y Revitalización del Casco Antiguo, un proyecto que, tres años más tarde, se ha quedado a medias. Entre las medidas se procedió a la urbanización y rehabilitación de las calles San Cristóbal la Larga, Saura, San Diego y De la Gloria. Por otro lado, se prometió la dotación de nuevos equipamientos en la zona con un aula de estudio de unos 100 puestos y una incubadora de empresas, vinculadas a la transición ecológica, que debían instalarse en los locales actualmente cerrados en la estación de autobuses, algo que, a día de hoy sigue parado.
Los políticos apostaron por la revisión y adecuación de los solares privados desde la calle Serreta a Gisbert. El objetivo era comprometer a los propietarios a construir, o, en el caso contrario les advertirá de que, con la normativa actual, en los casco históricos tienen un plazo limitado para construir o vender. Analizaron la posibilidad de convertirlos en nuevas zonas de esparcimiento o huertos urbanos, mediante una cesión temporal, un paquete de iniciativas que, tres años más tarde, se han quedado en solo eso, propuestas.
"Los jóvenes necesitan viviendas y nuestro Casco Antiguo necesita la atención prioritaria de promotores y constructores. Cartagena no puede permitirse mantener en el centro histórico solares cuando falta vivienda y necesitamos inyectar más vida al casco", decía la alcaldesa Noelia Arroyo años atrás. Para ello se diseñaron nuevos incentivos "para que esos solares se transformen en hogares, pero también estamos dispuestos a tomar medidas con quienes se resistan a sacar esas parcelas al mercado de la vivienda, y se conviertan en obstáculo para la recuperación del Casco Histórico". "Hay que convertir ese problema en una oportunidad". Llegaron propuestas como el hecho de reducir hasta en un 90% el impuesto de construcciones, instalaciones y obras, pero nada se ha notado el efecto.
Para la nueva Legislatura, PP y Vox han vuelto a mencionar el casco antiguo en su acuerdo de Legislatura y han puesto negro sobre blanco lo siguiente: "Diseñaremos un programa fiscal que reduzca la carga tributaria de las familias para conseguir viviendas, al tiempo que dotaremos a la Sociedad Casco Antiguo de las herramientas necesarias para convertirse en una auténtica generadora de suelo para vivienda".
De nuevo sale la rehabilitación de viviendas, la construcción de nuevas, etc…, pero, por desgracia, la realidad en estos momentos es que el centro de la ciudad tiene cada día menos vecinos que quieran venir o quedarse.