MURCIA. De nuevo, las imágenes tomadas por el joven fotógrafo murciano Chembos muestran lo que casi nadie ha tenido la oportunidad de contemplar. En esta ocasión, se trata del interior de la emblemática Casa Torre Alcayna, situada en la murciana pedanía de Churra. Y es que desde su Instagram, este explorador de ruinas con mirada de poeta abre una ventana para que todos nos podamos asomar a esos edificios abandonados que hay en la Región, por los que pasamos preguntándonos qué albergarán o, en muchos casos, sin reparar si quiera en ellos.
Lo hace para dejar testimonio gráfico de un patrimonio caído en desgracia y como una llamada de atención sobre la necesidad de su conservación. Pero, además de investigar sobre estas edificaciones, transmite la emoción que experimenta ante la belleza decadente de estas edificaciones, de las que ha reunido a lo largo de los últimos años cerca de cien mil imágenes (algunas tan valiosas documentalmente como las tomadas en la Cárcel Vieja de Murcia antes de empezar a ser restaurada; tanto es así que, a pesar de la crítica que llevan implícitas respecto a estas actuaciones, se han expuesto en el mismo edificio).
Ahora Chembos ha introducido su ojo curioso e indagador en la Casa Torre Alcayna de Churra, "uno de los edificios más singulares que existen en el municipio de Murcia y una de las pocas casas torre que sobreviven en la Región tal y como fueron proyectadas". "Casi parece un milagro que siga existiendo viendo la suerte de sus vecinos", apunta. Cabe recordar que en 2021 entró en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra tras las denuncias realizadas por la asociación conservacionista Huermur.
Construida en 1717 (según inscripción en la torre), cuenta que la vivienda perteneció a la familia Pérez de los Cobos , siendo un edificio austero con decoración de rejería. Entre las muchas curiosidades que se pueden ver en estas imágenes, se encuentra una pintura, ubicada en lo alto de la torre y bajo una capa de enlucido, que representa una corona real enmarcada en un sello, con una inscripción en latín. Informa Chembos de que, según Ángel Peñalver Martínez (jefe del servicio de publicaciones), la inscripción completa reza "Servire Deo Regnare Est" (Servir a Dios es reinar).
Apunta asimismo el fotógrafo, que "la pintura, coetánea a la construcción de la vivienda, continúa bajo este yeso, siendo sólo visible lo que se aprecia en la imagen. Es de suponer que otras pinturas murales, de gran valor como esta, puedan estar escondidas bajo las numerosas capas de yeso que se encuentran en los variopintos salones y recovecos de la casa-torre, no siendo posible descubrirlos sin una investigación exhaustiva".
Chembos también ha llevado a cabo algun descubrimiento, ya que, "en contra de lo que popularmente se cree, la torre no es un campanario, sino una torre vigía a la que se sube por una escalera de caracol". También añade que no ha encontrado indicios arquitectónicos de que antiguamente hubiera en esta casa una capilla (como se creía). "La iglesia de la Encarnación, que se ubica casi pared con pared y se sitúa en el mismo terreno que la casa, actúa como edificio religioso, no siendo necesaria la construcción de otra capilla para misas privadas. Esto se sostiene dado que había un acceso a la iglesia desde los jardines privados de la casa, que presumiblemente antaño eran compartidos (y cuyo acceso hoy se encuentra tapiado) pudiendo asistir la familia fácilmente a la misa desde los jardines", razona.
Explica, igualmente, que "adicionalmente y como curiosidad, en el otro extremo del jardín había una fábrica de hielo y una vivienda típica de principios del XX, de dos plantas y conocida como 'Las Margaritas', que fue derruida tras haber sido abandonada, okupada y luego vandalizada".
El fotógrafo también comenta que "la distribución de la casa de Torre Alcayna es bastante peculiar y gira entorno a su funcionalidad como villa agrícola". Así, la planta baja está diseñada para permitir el flujo de los trabajadores entre la calle (donde se ubican los terrenos) y los jardines, con un acceso directo que conecta las dos zonas, siendo usada esta planta únicamente por jornaleros y personal del servicio. "En este contexto se ubica la torre vigía, desde la que se podía controlar fácilmente todas las plantaciones de cultivo que poseía la familia", señala.
"La residencia de los propietarios quedaba relegada a un segundo plano, discretamente enmarcada en la primera planta (lo cual nos hace pensar que no era su residencia habitual, sino una casa de recreo, ya que había constantemente movimiento de gente). Esta planta noble está realizada con gran maestría", sigue explicando Chembos. Añade: "Desde la calle se accede por una gran puerta de madera a un porche, que da a un vestíbulo y este a unas escaleras. Una vez subimos, los salones quedan a nuestra derecha, y las habitaciones a nuestra izquierda. Atravesamos un amplio y oscuro pasillo y llegamos hasta las cocinas y la última de las habitaciones. La orientación sureste en los salones permite que entre el sol durante las mañanas, dando luz natural y cálida durante las horas más frescas del día".
Asimismo, destaca los conocimientos de la época para evitar el calor: con la orientación noreste de las habitaciones -"da una luz suave y difusa durante el día, evitando el sol directo durante las tardes y manteniendo una temperatura agradable casi todo el tiempo"-, así como con techos altos (para mejorar la circulación del aire), suelos y muros de piedra (para aislar de las altas temperaturas), huertos de cultivo y jardines (que absorbían la luz solar y creaban sombra) y un pasillo central con una única ventana (con orientación noroeste, para cuando se abrían las puertas de las habitaciones o de los salones se creara un sistema de ventilación cruzada permitiendo una corriente de aire continuo todo el rato, gracias a la orientación noroeste-sureste).
Como fruto de la investigación llevada a cabo, Chembos apunta la posibilidad de que la construcción de Torre Alcayna, que podría ser anterior a lo que se cree, estuviera enmarcada en el trazado de la Vía Augusta (en la confluencia de los caminos que unen Andalucía–Valencia y Carthago Nova-Castilla), ya que discurre en línea a la histórica Acequia Nueva de Churra en conexión con Torre Falcón (dónde se encuentra un antiguo poblado romano). "En dicho caso su construcción respondería todavía más a criterios funcionales relacionados con el transporte y el comercio peninsular. Teniendo, por tanto, una relevancia histórica mucho más rica y un pasado más profundo de lo que se cree".
Por último, este fotógrafo de ruinas llama la atención sobre"la comprensión y aplicación de los principios de arquitectura vernácula y bioclimática, donde la construcción no es solo un refugio, sino una entidad que media y modula la relación entre sus ocupantes, las necesidades de trabajo y ocio y el entorno natural que los rodea. Siendo por ello, un gran ejemplo de cómo lo tradicional, puede incorporar estrategias sofisticadas y sostenibles para crear entornos estéticos y funcionales".
Es por todo ello que, según afirma, "la preservación y estudio de Torre Alcayna es algo necesario, no sólo para reconstruir su historia, sino también para promover el diálogo y la reinterpretación arquitectónica en las prácticas contemporáneas de construcción y diseño sostenible".