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El explorador de ruinas: un fotógrafo murciano capta 60.000 imágenes de edificios abandonados

fotolagería

| 26/12/2021
26/12/2021 - 

MURCIA. Un hueco en una pared, una puerta mal cerrada, una ventana rota... Son algunos de los umbrales que ha cruzado el fotógrafo de 25 años Chembos para retratar el interior de 2.400 edificios abandonados de la Región, en los que ha captado hasta la fecha un total de 60.000 imágenes. Con ellas, además de dar testimonio de un patrimonio que ha caído en el abandono, este joven diseñador ofrece documentos cargados de belleza, misterio, soledad y otras muchas sensaciones que traslada con sensibilidad y respeto a un trabajo que no concibe como tal, sino como una afición (profesionalmente se dedica al diseño de producto). "Lo hago porque me gusta, sin aspirar a ningún reconocimiento", asegura.  

Cuenta Chembos que "desde crío he sentido la curiosidad por explorar lugares ocultos y desconocidos". En 2016 consiguió su primera cámara y, con el tiempo, pudo invertir en un mejor equipo y en comprarse un coche, con el que recorre diferentes municipios en busca de nuevos hallazgos que incorporar a esta fascinante colección de fotografías de arquitectura en peligro de ruina, que lleva a cabo con fines documentales y de conservación.

Prefiere no desvelar su 'modus operandi' para no dar pistas, ya que lo último que querría es que sus imágenes , un testimonio que denuncia precisamente el abandono del patrimonio, pudieran dar pie a que se expoliasen esos mismo lugares. Es por eso también que en su página de Instagram -que es donde se puede ver su trabajo- no publica imágenes que se puedan identificar. 

"Respeto" es una palabra que Chembos repite cuando habla de esta tarea 'clandestina' que lleva a cabo: respeto para introducirse en una propiedad privada deshabitada; respeto por no dañar nada y dejarlo todo como se lo encontró; y respeto ante el peligro que puede representar andar por edificios ruinosos cuyas estructuras pueden estar gravemente dañadas. De hecho, desaconseja que otros hagan por curiosidad lo que él hace con una finalidad artística y testimonial. "Más de una vez me he pegado un susto. Mejor que se conformen con ver las fotografías", apunta.

Un viaje a través del tiempo

Pero, ¿qué siente uno cuando se introduce dentro de algunos de esos espacios arquitectónicos castigados por el tiempo? Asegura Chembos que es difícil de explicar, pero habla de calma, de paz, de tranquilidad y de emprender un viaje al pasado. Porque allí, o contemplando sus imágenes, surgen preguntas como quién habitó en esos lugares, qué actividades se llevaban a cabo o por qué acabaron siendo abandonados. De hecho, en ocasiones el fotógrafo se ha encontrado con objetos personales de los antiguos moradores que él, insiste, trata con el máximo respeto. Y es que entre los edificios abandonados que ha visitado se encuentran mansiones o casas señoriales que todavía conservan vestigios de su lujosa historia y que en muchos casos, explica, son víctimas de un desacuerdo entre sus herederos.

El fotógrafo murciano, de padre belga y madre granadina -el flechazo entre ellos surgió una noche de verano en la discoteca Tryps de La Manga- cuenta que, de momento, nunca ha tenido problemas con la autoridad por realizar estas incursiones, aunque sí le ha podido llamar la atención algún vecino que, cómo él, se preocupa por evitar expolios del patrimonio. Pero, después de que Chembos le explicase con educación y amabilidad cuál era la finalidad de su trabajo, a veces, hasta le han ayudado prestándole una escalera o proporcionándole información sobre el inmueble. En alguna ocasión el susto se lo ha dado algún perro e, incluso, ha tenido que explicar sus buenas intenciones a alguna persona que estaba ocupando la vivienda.

Este explorador de ruinas dice necesitar tranquilidad para poder realizar sus fotografías, algo que no tiene cuando el edificio en cuestión se encuentra en el caso urbano de algún pueblo o ciudad y está sometido a la tensión de poder ser descubierto.

Amante del arte y de la aventura, Chembos se define como una persona perseverante y con una sensibilidad que transciende a sus imágenes sobre arquitecturas olvidadas, que cuida mucho estéticamente, en cuanto a encuadre e iluminación, haciendo posible que sin correr ningún riesgo otros podamos disfrutar de la visión romática de la ruina y de la belleza decadente del paso del tiempo, a la vez que sorprendernos al contemplar el abandono de aunténticas joyas de nuestro patrimonio.  

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