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crónica parlamentaria

A Motas le cae un chaparrón

14/05/2020 - 

CARTAGENA. En su corta carrera política, Miguel Motas, el consejero de Empleo, nunca había recibido una regañina pública como la que soportó este miércoles en la Asamblea Regional. El máximo responsable de Empleo, el área que más ha preocupado a los murcianos en la pandemia tras la sanidad, defendió su gestión con uñas y dientes frente a las duras críticas de la oposición, que describió su labor durante la crisis como caótica y descontrolada. 

El ambiente ya estaba caldeado con antelación: se preveía una sesión de control caliente, pues un día antes el PSOE había pedido la dimisión del consejero. El titular de Empleo empezó su intervención tranquilo, exponiendo sus principales medidas, que leyó mientras miraba de reojo a la oposición, que aguardaba con los cuchillos en alto. Prosiguió Motas y dejó para el final el asunto más espinoso: los ERTE. Antes de abordarlos, bebió un trago de agua: "El 98,12% de los expedientes están resueltos", declaró categóricamente. "No me gusta presumir, pero somos la comunidad que mejor lo ha hecho", apostillaría después, en las réplicas.

Virginia Lopo, diputada del PSOE. Foto: ASM

No tardó ni un segundo en disparar la diputada del PSOE, la primera en replicar. "Su Consejería es el caos", espetó Virginia Lopo. "Le recordarán por su nefasta tramitación de los ERTE", añadió acto seguido. Si el PSOE quiere ofrecer un tono conciliador en aras de lograr un gran acuerdo con el Gobierno regional, no será por las palabras de Lopo, implacable contra el consejero. "Usted no sabe lo que es un ERTE", reprendió. "Si trabajara en una empresa privada, a usted le hacían un ERE". La parlamentaria le echó en cara sus "escasas explicaciones y la ausencia de asunción de responsabilidades", le reprochó que "no se digne a pedir disculpas" y volvió a exigir su cabeza política: "Tiene que dimitir por respeto a los ciudadanos".

Lopo acusó a Motas de crear inseguridad jurídica en empresas y trabajadores al tramitar los expedientes "deprisa, como churros y sin velar por la legalidad". La socialista se desenvolvió con efusividad y en ocasiones acompañaba sus críticas golpeando el atril -en el Hemiciclo, los golpes tal vez pasen inadvertidos, pero son muy sonoros en televisión-. La diputada aventuró que "los juzgados les pedirán responsabilidades cuando la Inspección de Trabajo revise los expedientes tramitados". También le recriminó que todos los ERTE por fuerza mayor se tramitaron por silencio administrativo. "Se han quitado los ERTE de encima; se han dedicado a contarlos como ovejas y lo han hecho mal o los inventan", manifestó, recordando que la Consejería tuvo que corregir sus propios datos. Tampoco se olvidó de la destitución de Manuela Marín como directora general de Diálogo Social. "La cesó como cabeza de turco. Porque lo único que sabe hacer es cesar a cargos de confianza". La parlamentaria concluía dudando de la competencia del consejero: "No se ha ganado el sueldo". Incluso le dedicó un dicho como dardo final: "No hay nada peor que un tonto que se cree listo. Porque el que es consciente pregunta, lee y aprende". 

El rapapolvo, decíamos, fue de órdago.

Más mesurada se mostró María Marín en su turno, tal vez por el recuerdo de la buena disposición que le dejó Motas en los Presupuestos. Pero su tono menos áspero no le impidió que suspendiera la gestión del consejero: "No ha estado a la altura de la pandemia". Afeó que tardara dos meses en comparecer en la Asamblea y le regañó por "perder el mes de marzo al pedir calma". A su juicio, la gestión "fue un desastre" por lo que "debería pedir perdón". También se cuestionó por qué no se reagruparon antes los recursos humanos. "¿Por qué se tardó más de un mes?". La portavoz de Podemos también aprovechó para reprobar a Motas por "no tardar nada en decir que las tasas de las universidades no se iban a bajar".

Juan José Liarte (Vox), en el atril de la Cámara. Foto: ASM

Juan José Liarte, por su parte, prefirió iniciar su discurso centrando sus iras en el Gobierno de España y las campañas para "matar a Santiago Abascal", dos temas muy pertinentes -¿?- en una sesión de control a un consejero autonómico de Empleo. Terminada su retahíla -con referencias a 1936 y a 1939-, el portavoz de Vox lanzó una reflexión a cuenta del empleo. "El mayor enemigo de la libertad es el miedo". Por eso, argumentó, ante el temor a una pérdida de un trabajo es crucial "una adaptación progresiva" de la política de Empleo. "Nos va la paz social en ello. La paz, a secas. Esa es la importancia de lo que hoy debatimos", disertó. 

Liarte, más reflexivo que crítico, no quiso hacer sangre con Motas -"Me siento incapaz de mejorar a la diputada socialista en categoría de reproches", afirmó- pero sí expresó su inquietud por "el error grave de una diferencia de 7.000 expedientes" y le reclamó que explicara "cómo va a conseguir que las empresas afectadas por un ERTE puedan retomar la actividad". "Cómo narices", agregó, "vamos a recuperar los puestos de trabajo".  

Motas recibió un respiro con los diputados de Ciudadanos y PP. Francisco Álvarez aseguró que es consciente de los errores -aunque no dijo cuáles- pero la peor equivocación, comentó, "es errar y no enmendar". El liberal mencionó algunos ejemplos de otras comunidades socialistas como Aragón, porque "el caos y la nefasta gestión es más cosa del PSOE". Y si alguien no sabe qué son los ERTE -apuntó- es la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. "Nos hizo una parodia de Barrio Sésamo. Y para más inri, ella no es lega, es docta en la materia, porque es abogada laboralista, no una médico [sic] o una profesora de Geografía".

Miriam Guardiola (PP). Foto: ASM

Miriam Guardiola jugó la baza del as de la política nacional: ¿Cómo se puede criticar así al consejero sin atisbo de autocrítica? Y así, con ese pretexto en la manga, lanzó su contraataque: "En este caso, ¿qué deberían pedir a Pedro Sánchez, bajo cuya Administración han muerto 26.000 españoles y se han contagiado casi 230.000 personas?". Guardiola fiscalizó toda la labor del Ejecutivo nacional. En cinco minutos de intervención, casi enumera más errores del Gobierno de España que el propio PP en dos meses. No se dejó ni uno.

Terminado el turno de portavoces, regresó Motas. Pese a la lluvia de críticas, el consejero no perdió la calma ni se mostró nervioso. Aguantó el tipo. Dijo haber tomado buena nota de las aportaciones y elogió a Marín por su tono -que es una forma de cargar indirectamente contra Lopo-, aunque reseñó que muchos de los ataques de la oposición son "falacias" que buscan "sembrar dudas" en la población. "Y eso no me duele, porque lo llevo en el sueldo, pero lo siento por mi equipo y los trabajadores de la Consejería, porque pisotean el trabajo de estos meses, sacrificándose las vacaciones y adaptándose en tiempo récord con equipos insuficientes".  

El dirigente aseveró que no tenía problemas en reconocer los errores. "Siempre dijimos que eran datos provisionales", arguyó sobre el baile de cifras de los expedientes. "Si no damos datos, somos ocultistas. Si damos datos y luego hay que corregirlos, esto es un caos", adujo irónico. "Admito el error de ser transparente". Lamentó el recorte del Gobierno de España en 31 millones de políticas activas de Empleo, alegó además que si no había comparecido antes en la Cámara fue por "falta de tiempo material" y no eludió la mención a Manuela Marín. "En mi Consejería exijo y me autoexijo el mejor servicio a los murcianos. Para eso estoy yo aquí", aseveró, esta vez sin leer. "Cuando ese servicio no se puede garantizar porque el entorno ha cambiado [sic], ante nuevos escenarios necesito gente nueva", confesó antes de agradecer el "ingente" trabajo que desempeñó la ex directora general.

El consejero se reservó para el final la respuesta de los ERTE. Señaló que ante la mayor avalancha de la historia -en dos meses se multiplicaron por seis los ERTE de diez años-, se reforzó el servicio con 231 trabajadores. Sobre los reproches por no solicitar ningún informe para comprobar la legalidad, Motas pretextó que, "dado que era una consulta preceptiva", decidieron omitirla para que cobrara el mayor número de trabajadores. "De no ser así, no habrían cobrado. Resolvimos a favor porque no queríamos que se vieran afectados por el tiempo que requería la Inspección de Trabajo". Y zanjó calificando como "paradójico" que les culpen de crear inseguridad laboral cuando actúan con el marco jurídico creado por el Gobierno central. 

Fue un pleno incómodo para Motas, asediado por la oposición. Pero la última palabra la tenía él: "Somos la única comunidad que ofrece los expedientes desagregados. Yo, con estos datos, le tengo que informar de que no voy a dimitir".

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