La democracia dio paso a la partitocracia pero estamos ya instalados en una ineptocracia que comienza a expulsar del sistema a quienes osen cuestionarla, desde el despilfarro en pintar de colorines el mobiliario urbano a destrozar estatuas de ilustres personajes de nuestra historia
El arte está en el punto de mira de los nuevos inquisidores. La literatura, la música, la pintura y el cine son sometidos a una revisión decretada por un fanatismo neopuritano, enemigo de la libertad de expresión. La censura amenaza las obras de grandes creadores que se desvían del credo de la izquierda sectaria
Otra vez el candidato a hegemón, el dragón rojo, ocupa titulares por culpa del Covid-19, pero también es protagonista estos días por otras cuestiones menos conocidas