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VIENTO DE LEBECHE / OPINIÓN

Educación y emprendimiento

24/06/2020 - 

Como consecuencia de la grave crisis económica en la que nos encontramos inmersos provocada por la terrible pandemia de la covid-19 han proliferado los análisis , estudios y propuestas acerca de cómo afrontar desde nuestro tejido empresarial  la salida a la misma para que ésta sea lo menos traumática y lo más eficaz posible.

Estos estudios y propuestas realizados desde distintos ámbitos: administraciones, organizaciones empresariales, consultoras y analistas varios contemplan, por un lado, acciones en el muy corto plazo que permitan la recuperación del mayor número de empresas posible y, por ende , la recuperación del mayor número de empleos.  

Por otra parte, en paralelo, se trata de definir escenarios a más largo plazo en los que presuntamente se va a mover la economía en los próximos años y que permitan sentar las bases de lo que han de ser las estrategias tanto de las administraciones como de las propias empresas que permitan un crecimiento y un desarrollo más estable a futuro.

En todos estos análisis  se menciona, entre otros, la mejora de nuestro sistema educativo a todos los niveles y el fomento o apoyo al emprendimiento como  puntos importantes en nuestro desarrollo futuro. Es curioso comprobar que estos elementos, y otros tales como la sostenibildad, digitalización o innovación forman parte   de las mismas prioridades que ya se apuntaban antes de la covid -19. Es más, todas han formado parte de cualquier plan estratégico  que se haya hecho en los últimos años por cualquiera de las administraciones. Por tanto, la crisis del virus  no ha abierto muchos nuevos escenarios, sino más bien la necesidad de afrontarlos con mayor rapidez y decisión.

En el campo de los emprendedores, en los peores días de esta pandemia, hemos podido comprobar que se cuenta con talento. Pequeñas empresas y emprendedores han sido capaces de actuar con rapidez. Han surgido en cuestión de semanas nuevos negocios digitales,  apps,  o empresas para el tratamiento de datos.  También las medianas y grandes empresas han sido capaces de responder rápido adaptando sus producciones a las necesidades del país  con respiradores, geles alcohólicos o todo tipo de material médico. Al mismo tiempo que estudiantes han sido capaces de desarrollar productos innovadores, diseñando todo tipo de productos para ser impresos en 3D, entre otras realizaciones

Todo ello demuestra que hay conocimiento y talento y esa ha sido una de las  imágenes positivas que se puede sacar de esta  terrible época que nos ha tocado vivir.

Es por eso , que es importante fomentar el emprendimiento y apostar fuerte por ello . Es verdad que todas las administraciones tienen programas para apoyo a emprendedores y además cuentan con instrumentos como las incubadoras y aceleradoras de  empresas o mecanismos  de apoyo tipo capital riesgo, que quizá habrían de potenciarse. También desde el ámbito privado empresas importantes con sus lanzaderas están propiciando el nacimiento y consolidación de emprendedores.

Sin embargo, creo que aún hay mucho por hacer en el origen. Es decir, en el fomento de la cultura emprendedora, mucho más arraigada en las sociedades anglosajonas que en la nuestra. Y creo que  desde los distintos niveles educativos se podría propiciar e inculcar en los jóvenes aspectos básicos del emprendimiento.

En  los cursos de FP hay asignaturas cuatrimestrales relacionadas con el emprendimiento. Lo he vivido en primera persona porque un grupo de seniors   hemos colaborado en que grupos de chicos de la titulación de electrónica y electricidad hicieran como trabajo de fin de asignatura un plan de empresa, a partir de una idea que ellos mismos plantearon. Puedo asegurar que los chicos han tenido interés, se han divertido y han entendido que aunque emprender no es fácil, puede ser una de las salidas profesionales a tener en cuenta. Como ellos mismos decían:” Aunque trabaje por cuenta ajena, cuando alguien me hable en la empresa de un plan de negocio sabré lo que es.”      

Así mismo, el Instituto de Fomento ha llevado a cabo acciones concretas con estudiantes de ESO y  bachillerato tratando que  de inculcar un conocimiento básico acerca de la  cultura emprendedora.

Creo que las  universidades deberían dar un paso importante en ese sentido. No sé si sería mediante la implantación en todas las titulaciones  de “el emprendimiento” como asignatura optativa  en alguno de   los cursos de grado o mediante otra figura. Ya existen seminarios y jornadas de carácter voluntario y, por supuesto, másteres relacionadas con la empresa, pero casi siempre muy dirigido a determinadas titulaciones. Los universitarios deberían  considerar el emprendimiento como una alternativa más cuando finalicen sus estudios.  Y emprendedor puede ser un veterinario, un químico, un ingeniero, un abogado, un biólogo, un informático, un periodista... No necesariamente ha de ser un grado en ADE o en Económicas.

En muchas universidades, sobre todo anglosajonas, ya hay una oferta importante de másteres de doble titulación que conjugan los conocimientos en la materia de la titulación con nociones de dirección y gestión empresarial.  

En definitiva, creo que en ese papel que todo el mundo le otorga a futuro al emprendimiento, el sistema educativo en su conjunto debe hacer una apuesta a fondo. Pese a que se ha avanzado sobre todo en lo que a la FP se refiere, aún se puede hacer más.

Alfonso Rosique es ingeniero industrial

arosiqueros@gmail.com



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