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crónica parlamentaria

Una peineta para gobernarlos a todos

20/06/2024 - 

MURCIA. ¿Qué sorpresa podría esperar uno ante una cita tan previsible como el debate del estado de la Región? El guion suele ser un calco casi todos los años: un presidente que defiende su gestión con una visión triunfalista y que aprovecha la ocasión para anunciar medidas, una oposición que dibuja un panorama sombrío -aunque no exenta de razones en su diagnóstico- y unos portavoces que se relamen en su gran día, prestos para lucirse con sus mejores armas dialécticas para rebatirse unos a otros. Sólo las anécdotas rompen el tedio. Siempre hay anécdotas, menos mal, unos hechos que en el caso de la política se elevan a la categoría de asunto de estado. Y esta vez un dedo se llevó los principales titulares. En concreto, el dedo corazón del líder socialista, José Vélez.

Recordemos la escena. Sucedió a primera hora de la mañana en el turno de Vélez, que abría la segunda sesión del debate con 45 minutos redondos para su libre disposición. Un caramelo para cualquier portavoz, y más si es el primero. El calasparreño, después de recitar toda una retahíla de indicadores negativos y tras despacharse a gusto contra el Gobierno regional, se encaminaba a cambiar el tono y tender la mano al presidente. Otro clásico de los debates: primero golpeo, luego reculo. Primero crispo, después denuncio la polarización. Pero lo cierto es que el gran momento de la mañana llegó en un momento de tregua del líder del PSOE.

El socialista planteaba un acuerdo mayoritario sobre agua -tema siempre sensible- que incluyera el Trasvase Tajo-Segura y los aportes adicionales de la desalación, cuando, en plena efervescencia, quiso reivindicar la gestión del Gobierno central de Pedro Sánhez frente al Ejecutivo de los tiempos de Mariano Rajoy. "342 hm3 cúbicos de agua han venido más en los últimos cinco años que en los cinco últimos del [Gobierno del] PP", arguye el socialista con tanto entusiasmo que rescata, irónico, el viejo lema del PP "agua para todos" mientras lanza una peineta al cielo de la Asamblea. Fue un gesto breve y efímero, casi fugaz, un fogonazo de apenas un segundo, porque rápidamente elevó el resto de dedos, consciente de lo que acaba de hacer -esa sonrisa delatora-, pero se vio con rotunda claridad.

Vídeo de la peineta (Foto: MARCIAL GUILLÉN / EFE))

Y eso que el interpelado, un atónito López Miras, se preguntaba desde su escaño si le había dedicado el gesto con el dedo corazón: "¿Ha sido una peineta? ¿Me ha hecho una peineta o no?", inquiría, extrañado y ofendido (¿o más bien pícaro y astuto?). El socialista respondía desde el atril: "No siga, no se ponga nervioso. ¿Me permite continuar, señor López Miras?", replicaba Vélez al tiempo que le espetaba: "En eso está usted pendiente, en esas chorradas".

El 'dedico' había cambiado el rumbo del debate del estado de la Región. Ya nada volvería ser lo mismo.

Todo lo que vino después estuvo marcado por la peineta. Joaquín Segado (PP) y sus quejas en la tribuna y en la rueda de prensa; las disculpas posteriores del protagonista e incluso los lamentos del propio López Miras, que hizo referencia a la cuestión en su intervención en la Asamblea Regional. Toda la tarde hablando de la peineta (lo de 'toda la tarde' es una hipérbole de este cronista, pero créanme que el tema se repitió con frecuencia).

Vélez pidió disculpas, sí. Pero de aquella manera. Como se disculpa quien realmente no quiere pedir perdón: "Si alguien se sintió ofendido". Tal vez el líder del PSOE no quería pedir perdón, porque, en el fondo, lo que estaba haciendo era confesar con vehemencia todo lo que sentía cuando le echan en cara el tema del agua, harto de soportar al PP y sus mantras. Él, en cualquier caso, lo justificó así: "Si después de la intervención en el pleno solo se han fijado en mis dedos, se demuestra que mis palabras eran más necesarias que nunca y que mi discurso era el más apropiado". 

No coló en el PP, que se lo afeó una y otra vez. "Reconozca que es un error y pida disculpas con sinceridad", le reñía Segado, incapaz de comprender que el socialista le llamara "hipócritas y mentirosos". En realidad, el PP estaba encantado con el asunto. La pelota del debate del estado de la Región estaba en su tejado, hablando del desplante del socialista. ¿Quién quiere un debate de la Región cuando hay una peineta que debatir? Qué lejos resonaban las palabras de Rubén Martínez Alpañez (Vox), que advertía de que el debate se parecía a un acto de campaña. Y también las de María Marín (Podemos), que por la tarde puso el acento "en los bandazos" de la educación. El 'dedico' los había gobernado a todos.

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