CARTAGENA. El año 2020, marcado a fuego en la mente de todos, dejó otro hecho sin precedentes: la ausencia de celebraciones de boda. Los enlaces en la Región cayeron un 58% en el primer semestre de 2020 respecto al mismo periodo del año anterior. Solo se produjeron 981 enlaces respecto a los 2.337 matrimonios en los primeros seis meses de 2019. Una caída que se acentúo especialmente en los meses de abril y mayo, los más duros de la primera ola de la pandemia, cuando se produjeron 10 y 48 matrimonios respectivamente. No fueron mal el mes de enero y febrero, con 207 y 263, y marzo se quedó a medio gas, con 177. Hay que recordar que el estado de alarma se decretó el 14 de marzo.
Si los números dejan una imagen desoladora, el reverso es aún más oscuro si ponemos el foco en uno de los sectores que, indirectamente, viven del amor: de los salones de eventos y celebraciones. Cuentan varios de estos salones que el 2020 ha sido un año terrible, sin parangón con otros cursos anteriores. "Para que la gente se haga una idea, nuestra facturación ha caído un 90%. He celebrado dos bodas: una el 7 de marzo, justo antes del confinamiento, y otra el 8 de agosto, que pasó de 250 a 130 personas. Desde entonces, no he tenido nada más", cuentan desde la Finca Jurosa.
Un panorama que se presenta igual de desolador en este 2021, que ha arrancado con unas restricciones que se parecen más a las vividas en el mes de marzo de 2020 que a las que se pusieron en el mes de noviembre pasado. "Estamos un poco desesperados, a verlas venir. El 14 de marzo de 2020 teníamos una boda, que se canceló previamente ante la inminencia del confinamiento, y desde entonces nada. Y esto nos afecta no solo a nosotros como autónomos, que tiramos de nuestros ingresos. Son muchas familias que dependen de que podamos abrir o no. Y esto pinta que va para largo. A ver si en junio podemos celebrar algo", afirman desde el Parador del Mar Menor, otro de los centros más demandados en la Región para celebrar bodas.
Cuentan desde los salones de boda que al año en blanco que tuvieron en 2020 se une un 2021 en el que no solo se posponen las bodas que tenían previstas, sino que muchas de ellas se anulan sin una fecha clara. "Para enero tenía dos bodas, para febrero otras dos y en marzo y abril lo tenía todo completo. Todo eso se ha pospuesto. Pero es que, además, muchos clientes deciden suspender la celebración de la boda y, quizá, cuando se pueda celebrarla. Es algo desolador para nosotros", señalan desde Finca La Jurosa. Y es que, cuentan los organizadores de eventos, muchas parejas deciden aplazar cualquier celebración de su enlace a un tiempo en el que puedan disfrutar plenamente de su día. "A muchas parejas las ves que quizá nunca celebren la boda como habían pensado", añaden desde Finca La Jurosa. "Es que una boda para 30 personas no sale a cuenta, ni a nosotros ni a la pareja", afirman por su parte desde el Parador.
Como muchas voces de la hostelería, entienden las medidas tomadas en un momento de riesgo sanitario extremo. Lo que entienden menos son la disparidad de las medidas. "El otro día me pasé por un mercadillo y la imagen te da rabia. Porque es al aire libre, sí, pero mucha gente en un espacio reducido. No lo entiendo. ¿Por qué no podemos realizar eventos para 130 personas, sentadas, en sitios como el Parador o Vivero? Espero que por lo menos, de cara al verano, nos permitan ese tipo de celebraciones. Porque o vamos todos a una o no vamos", reclaman desde Parador, recinto que también engloba a Vivero 55. Los salones de bodas y eventos esperan que, al menos a partir de verano, los ‘sí, quiero’ vuelvan a la Región.