CARTAGENA. Con el avance de la vacunación y el fin del estado de alarma, muchas parejas y familias esperaban que esas bodas que habían ido pospuesto durante el año y medio de pandemia hasta que pudieran celebrarlo con normalidad. Esperaban que para la época del llamado veroño (el final del verano y el principio del otoño, esto es, septiembre y octubre) la normalidad hubiera llegado después de la promesa firme del presidente del gobierno de llegar a la inmunidad de grupo con el 75% de la población vacunada. Sin embargo, con el mes de septiembre, la ansiada normalidad sigue sin llegar. Aforos reducidos, todos sentados, y bailes prohibidos en unas celebraciones que se quedan en un simple formalismo sin la libertad de movimiento necesaria.
“Seguimos funcionando con muchas limitaciones. Muchos problemas. Todavía no se puede bailar, las barras están prohibidas. En este escenario, las parejas siguen querer celebrar su boda hasta que no puedan tener una celebración normal. Por ponerte un ejemplo, yo para agosto tenía todo completo, pero al ver que seguían las restricciones han decidido posponer la boda”, señalan desde Finca la Jurosa, uno de los salones más solicitados de Cartagena y que ha visto como un 2021 que pintaba como el del despegue sigue haciendo números para poder llegar a fin de mes. El enfado del sector es palpable, ya que no entienden como no se avanza más en el levantamiento de las restricciones. “No entendemos que se nos meta en el mismo saco que al ocio nocturno. Si un grupo determinado de gente entra al local a las ocho de la tarde, ¿por qué solo pueden estar hasta las dos? No lo entendemos”, señalan. Actualmente los aforos permitidos son de 100 personas en interior y de 200 en exterior, cierre a las 2 am y prohibición de pista de baile y barra libre como es habitual en este tipo de celebraciones. “Es cierto que 200 personas en exterior no es una mala cifra, pero si me cierras el negocio a las dos de la mañana, ¿quién se va a querer casar en agosto, de día, con el calor que hace al aire libre?”, se preguntan los propietarios de estos negocios.
“Yo espero que en un par de semanas permitan ya las mesas de diez en interior. Con todo el mundo sentado, sin baile, sin barra…Es un rollo. Las celebraciones pierden gracia”, señalan desde Vivero y Parador, dos locales de ensueño junto al Mar Menor también muy solicitados. “Durante estos meses se han pospuesto muchas bodas pero también hemos celebrado muchas porque, si la pareja quería celebrarla aunque fuera con 60 personas nosotros la hemos celebrado. Nos hemos adaptado totalmente a lo que podíamos con las parejas”, añaden desde Parador.
Para el mes de octubre, desde el local del Mar Menor lo tienen todo lleno. “Estamos a tope para octubre. Tengo la sensación de que en las próximas semanas van a cambiar las restricciones, se va a estar muy cerca de la normalidad. Hace una semana no te hubiera dicho lo mismo, pero ahora sí tengo esa sensación”, afirma la propietaria del Parador. “Para 2022 tengo todo completo, pero para 2021 también me pasó lo mismo y no he celebrado ninguna aún. Si no levantan las restricciones, la situación para nosotros va a seguir muy complicada”, concluyen desde Finca La Jurosa.