crónica política

Pepe Vélez se lo juega todo al 2023

7/08/2022 - 

MURCIA. Tic, tac. La cuenta atrás ha comenzado para el PSOE regional. En nueve meses llegará el momento más esperado, el más ansiado: la cita con las urnas. Todos los anhelos y esperanzas del socialismo regional para alcanzar la Presidencia de la Comunidad, su aspiración desde 1995, están depositados sobre Pepe Vélez. Sí, antes tendrán que despejar quién es el candidato. Habrá primarias, y es posible que el secretario general tenga contrincante. Pero, salvo sorpresa, todo apunta a que Vélez será el cabeza de cartel del PSRM-PSOE en las elecciones de 2023. Argumentos no le sobran: ya ganó con contundencia las primarias para la Secretaría General con un holgado 81% de los votos, tiene bajo su control al aparato y, lo más importante, cuenta con el plácet de Pedro Sánchez, quien todavía tiene presente que el calasparreño fue uno de los pocos que le respaldó durante su periplo por el exilo de Ferraz.

Hace tiempo que Vélez activó el modo 'carrera electoral'. "En la Región estamos gobernados por cuñaos", espetó el pasado miércoles, durante su intervención en el repaso del curso político. Si no es un lema, lo será por poco. El líder del PSOE sigue apretando las clavijas al Ejecutivo, inmerso en un perfil más crítico, más combativo y contundente que el que desarrolló durante sus dos primeros años como delegado (llegó al puesto en enero de 2020). Su comparecencia de esta semana es un muestra más de este cambio de estilo: más que un balance del curso, fue un examen al Ejecutivo regional. Su discurso trazó la crítica al que será su rival en los comicios, Fernando López Miras, a quien tildó de "pobre sucedáneo" de Isabel Díaz Ayuso por su oposición al plan de ahorro del Gobierno de España. También abordó asuntos como la financiación y los fondos europeos que envía el Ejecutivo central, una materia de sus competencia como representante del Gobierno en la Región.

Una urgencia de 28 años

La urgencia del PSOE es primorosa, cual Real Madrid soñando con su Séptima -si se permite esta licencia futbolera-. Son ya 27 años fuera del poder en la Región, 28 al año que viene. De perder nuevamente, la derecha sumaría tres décadas de Gobierno en la Comunidad. Insostenible para un partido que durante los primeros años de autonomía fue la fuerza hegemónica en la Región -ganó por mayoría absoluta desde 1983 hasta 1995-; insoportable para un partido tradicional que, al igual que el PP, aspira siempre a ganar, no a ser un mero socio o un partido de oposición. Una derrota es un fracaso. No hay término medio.

José Vélez. Foto: PSRM-PSOE

Además del hartazgo por tantos años de espera, hay una sensación de frustración en el PSOE al ver cómo su archienemigo, el PP, sobrevive a todos los avatares y se mantiene en la poltrona, apoyado en expulsados de Ciudadanos y Vox (estos últimos readmitidos por la Justicia). Nunca estuvo tan cerca el PSOE de acariciar el Palacio de San Esteban como en esta legislatura. Primero, en 2019, al ganar las elecciones, lo que le situó en la pole position para sellar acuerdos electorales que finalmente no prosperaron (Ciudadanos optó por el PP). Después, el sonoro fiasco de la moción de censura pese a reunir las 23 firmas exactas para desalojar a López Miras. La descomposición de Ciudadanos, transfuguismo mediante, frenó su última gran oportunidad. Aquellas dos decepciones provocaron el desgaste de su entonces líder, Diego Conesa, que, derrotado, acabó dejando la política.

Las encuestas, para más inri, siguen sin dar una alegría al socialismo murciano. Todas coinciden en una misma tendencia: gobernará la derecha, con el PP como ganador y con la incógnita de la dependencia de Vox. ¿Habrá un PP a lo Ayuso que apenes necesite a Vox? ¿O ganará un PP a lo Fernández Mañueco que se alió con los de Abascal para gobernar? Ninguno de los dos interrogantes le valen al PSRM. Sería especialmente doloroso volver a la bancada de la oposición. Por eso Vélez se lo juega todo en 2023. El hombre que pregona que nunca ha perdido unas elecciones (Calasparra es un fortín del PSOE) se lanza por el reto más difícil. Si lo logra, obtendrá la gloria. La oportunidad de cambiar las cosas. Pero si no, la oposición interna, que haberla hayla aunque hoy tenga el hacha de garra enterrado, volverá resurgir exigiendo renovación y nuevas caras.

El as de los municipios

No todo es pesimismo. Hay un horizonte más luminoso, que es el terreno de juego de los municipios. El PSOE gobierna con bastón de mando en 23 de las 45 localidades de la Región; entre ellas se encuentran plazas tan importantes como la capital, Murcia, así como Lorca y Molina de Segura. Es decir, tres de las cuatro más pobladas de la Comunidad. La implantación territorial del PSOE, junto con el añadido de poder comunicar los logros de sus alcaldes, es otro factor a tener en cuenta a la hora de la carrera electoral. 

En otoño, si nada se tuerce, llegará el AVE a Murcia, y además de forma soterrada. La cinta de una de las mayores reclamaciones históricas de siempre se cortará con un alcalde socialista como anfitrión y con un delegado del PSOE al frente. La visibilidad de las medidas del Gobierno central es clave para los socialistas, en una tierra escorada a la derecha (el tradicional reparto del 60%-40% de los votos- y que por lo general es recelosa contra el Ejecutivo en tiempos de dura coyuntura económica, con una inflación desbocada. El miércoles Vélez se extendió hablando de los fondos económicos, sabedor de que lo que no se cuenta, no existe. Las cartas ya están encima de la mesa. Y el tiempo ya corre, y no precisamente en su favor.

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