MURCIA. El fallecimiento de José Roberto "Macho" Figueroa Padilla, quien fue delantero del Real Murcia en la década de los ochenta, ha llenado de luto al murcianismo, que añora la grandeza de este futbolista que dejó huella en la afición grana y que se marcha de este mundo siendo el máximo goleador del club en Primera División con los 22 tantos que marcó en la élite con la camiseta pimentonera -11 en cada una de sus dos campañas entre los mejores-.
Figueroa, a cuya vida ha puesto fin un infarto a la edad de 61 años en la ciudad estadounidense de San Francisco, donde residía, causó impacto durante las cuatro temporadas que permaneció en la capital del Segura. Llegó desde el Deportivo Vida de su país en 1982, tras participar con la selección de su país, de la que era la principal figura, en el Mundial que se celebró precisamente en España, y pronto se convirtió en jugador clave del conjunto que entrenaba Eusebio Ríos. De hecho, sus goles catapultaron al equipo al ascenso a Primera como campeón en 1983 y los tantos del hondureño siguieron llenando de alegría a la parroquia de La Condomina en la máxima categoría en las campañas 1983/1984 y 1984/1985, aunque no impidieron el descenso en esta última.
Todavía con Figueroa en el equipo que ya dirigía Vicente Carlos Campillo éste volvió a subir ala élite, otra vez como campeón, en 1986 y ese año se marchó al fichar por el Hércules de Alicante, en el que continuó hasta 1988.
El que sigue siendo un ídolo de la hinchada murcianista, ya convertido en leyenda, formó una delantera de calidad, seguramente la mejor que haya tenido la entidad a lo largo de su centenaria historia, junto a Manolo Sánchez Delgado y el argentino Horacio Moyano.
Tras seis años en España regresó a Honduras y se retiró en 1990 tras jugar en el Motagua y en el Victoria y también en el Cartaginés de Costa Rica. Una vez que colgó las botas, trabajó como pintor de casas en Estados Unidos y en 2006 volvió a la que fue su casa para recibir un merecido homenaje junto a otros futbolistas históricos dela institución. A Figueroa y al brasileño Aguinaldo Gallón "Guina" les correspondió hacer el saque de honor antes del partido entre el Real Murcia y el Polideportivo Ejido, el último que los granas disputaron como locales en el estadio La Condomina.
Figueroa disfrutó su regreso a un lugar en el que se le recuerda como a un auténtico mito, condición que se ganó al ser el máximo goleador del equipo en las cuatro temporadas que estuvo en el club, pues a sus 22 tantos en Primera hay sumar más de 30 que consiguió en Segunda, muchos de ellos con sus clásicos "zambombazos" desde fuera del área, celebrados por el murcianismo y temidos por los rivales, en especial por los porteros.