MURCIA. "Vamos a tener una generación perdida". Esa frase redundó en los días que se debatía si abrir los colegios en este curso o no. Se optó por la primera opción, lo que resultó en un miedo de los padres y profesores patente. Sin embargo, la Consejería de Educación desarrolló un protocolo y plan de contingencia junto a los centros educativos que ha provocado que la covid-19 esté perdiendo el combate en las aulas, y los padres se sientan seguros al saber que sus hijos se encuentran en buenas manos. Desde el 14 de septiembre que comenzó el curso solamente se han aislado el 0,11% de los profesores y el 0,15% de los alumnos en la Región.
"El plan de contingencia se ha seguido muy al pie de la letra y nosotros llevamos mascarilla y gafas protectoras, además de realizar medidas como el uso de hidrogel, lavado de manos constante, la utilización de un calzado solo para estar dentro de las aulas o traer bolsas para dejar las pertenencias de cada alumno ahí", explicaba Rebeca López, profesora del CEIP El Romeral de Molina de Segura. No solo reconocían esta situación los docentes, sino todas las personas implicadas en el sector educativo. "Se ha demostrado que los colegios son uno de los lugares más seguros contra el virus", afirmaba Rubén Escavy, presidente de Direcmur.
Aquella sensación del 14 de septiembre donde el miedo estaba presente en las familias por tener que llevar a sus hijos a las aulas se ha cambiado por un sentimiento de "seguridad" y "confianza" donde los padres reconocen que durante el tiempo que esté su hijo en el colegio, más seguro va a estar que fuera. "Me encuentro más tranquilo. Hay más peligro en el parque que en el colegio, donde todo está más controlado", confesaba Rafa Roig, padre.
De todas formas, desde los colegios y la Consejería de Educación se anima a no bajar la guardia. El gran porcentaje de asintomáticos (59,8% entre 2 y 4 años y 53,4% entre 5 y 14 años) hace que resulte difícil controlar todos los positivos que pueden estar presentes en las aulas. Pero como dice Escavy, "los profesores están dando el do de pecho y el cumplimiento del protocolo está siendo estricto. Su trabajo se reconocerá como el de los sanitarios".
La Región puede estar orgullosa de que no se ha visto obligada a cerrar ningún colegio ni instituto por un brote de coronavirus. Desde la Consejería de Educación se asegura que la tasa de positividad de la Región en el ámbito educativo está en un 3%, mientras que la media nacional ha llegado a ponerse en un 13%.
"Además del plan de contingencia llevado a cabo, los profesores y padres nos esforzamos porque los niños puedan vivir lo más fácil y normal posible, aunque la situación sea así de excepcional", cuentan desde el AMPA del CEIP Federico de Arce Martínez. Un colegio que además ha implantado en su enseñanza actividades al aire libre como una de las medidas excepcionales contra la enfermedad.
La gestión del virus por parte del sector educativo resulta encomiable, no solo por el cumplimiento de las medidas, sino por poner un "esfuerzo extra en la seguridad", como dicen desde el AMPA. Sin embargo, ¿podrían estas medidas de aprendizaje como el distanciamiento en el aula, la semipresencialidad en cursos más avanzados dificultar el aprendizaje o el desarrollo emocional del alumno?
En niños afirman los profesionales que es una cuestión muy latente. "El estado emocional afecta a su aprendizaje. Las relaciones para un niño y al final cualquier persona son muy importantes, sobre todo a nivel afectivo. Ellos digieren de otra forma el virus. Cada dos por tres me preguntan: "¿cuándo se va a acabar el virus?", relata la profesora Rebeca.
"Hay más cosas que suceden en el aula además de la transmisión de conocimiento, y si a un alumno le quitas el contacto con sus compañeros en la medida de lo posible, seguro que ocurrirán consecuencias negativas al respecto. Y una de ellas será la ralentización de su desarrollo", sentenciaba Nacho Tornel, responsable de Educación del sindicato CCOO.
Hasta el momento la enseñanza regional no se ha visto apenas afectada y como cuentan desde el AMPA del colegio Federico de Arce Martínez, "aún no se pueden sacar resultados concretos sobre el efecto de las medidas en el aprendizaje del alumnado, aunque seguro supondrá un trauma muy duro para los niños, sobre todo aquellos que cuenten con necesidades especiales".
"El miedo no se pasa, pero te acostumbras por la rutina", decía Rebeca. El trabajo de los docentes, más vocacional que nunca, y el perfecto funcionamiento del protocolo proporcionan resultados esperanzadores en un curso atípico para el sector educativo. Para vencer al virus han de luchar en las aulas.