MURCIA. A ritmo de Pan y Rosas, el himno de Los Chikos del Maíz e Isabel Monzó, Irene Montero entraba en el Cuartel de Artillería entre aplausos y cánticos. "Sí, se puede". Murcia es un lugar que conoce bien la exministra de Igualdad y hoy candidata a las elecciones europeas. Acudió el pasado año en varias ocasiones, en pleno volcán por la ley del 'sólo sí es', y regresó de nuevo este miércoles para protagonizar el penúltimo acto de la campaña de las primarias, que culmina este jueves en Madrid. Ante una entregada militancia -un centenar de asistentes, aproximadamente-, Montero arengó a los suyos arropada por una de las ejecutivas más leales de todo el país: la dirección murciana, encabezada por su coordinador, Javier Sánchez Serna, uno de los cuatro diputados de Podemos en el Congreso (cuyo escaño mantiene desde 2015) y líder regional desde 2020, un liderazgo que retendrá ya que es el único candidato. Junto con Montero y Serna, aparecían la parlamentaria autonómica María Marín, una de las voces más críticas de la Asamblea Regional y recientemente ascendida a la ejecutiva estatal que comanda Ione Belarra, y Elvira Medina, la excandidata morada a la Alcaldía de Murcia y número 23 de la lista de las europeas del 9 de junio.
Marín abrió fuego. Confesó su "emoción" por el apoyo de la militancia y remarcó que "esta tierra quiere a Irene" antes de opinar sobre una "enloquecida" geopolítica mundial, con la invasión rusa en Ucrania -a la que acusó de saltarse los acuerdos de Minks- que "lastra el desarrollo de Europa" y el "genocidio" de Israel en Palestina, "cuyo problema no empezó el día 7 de octubre con el atentado, que condenamos, sino que el pueblo palestino sigue arrasado y vilipendiado" desde hace años, denunció. La cartagenera también disertó sobre la "inestabilidad" del Gobierno central y afeó que el PSOE, "temeroso de las derechas españolas y catalanas", se deja "pisotear cuando Podemos no está para doblarle el brazo". Ese fue uno de los mensajes más repetidos en el mitin: la crítica al PSOE ahora que gobierna con Sumar, sin los morados. Marín recriminó que las "nuevas formaciones de la izquierda no son algo nuevo, sino que son muletas del PSOE" y reivindicó que Podemos "es el mayor enemigo del régimen del 78", pues son "los únicos que empujan hacia las políticas transformadoras". La diputada concluyó parafraseando a Aute -"dejemos el maquillaje, demos a esos que iban de profetas, pues nuestra única meta es servir a nuestro pueblo"- y también a Pablo Iglesias y su carta de 2016 pidiendo "no perder nunca la belleza".
A continuación tomó la palabra Elvira Medina. "Buenas tardes, podemitas. Cómo nos gustan las primarias", arrancó al tiempo que mostraba su orgullo por sus tres compañeros de mitin: "Tres personas que admiro, que no se resignan, ni tampoco se conforman con los migajas ni con los recortes". La secretaria regional de Derechos Sociales reflexionó sobre la importancia de pelear para que "Murcia sea" y no para que se consolide un "así es la vida". Apeló a no resignarse, porque "la vida es mucho más que eso". La vida, apuntó, es "Mar Menor, medio ambiente, justicia, feminismo, solidaridad..." Y la vida "también es esto que llevo aquí dentro precisamente", apostilló, en referencia a su embarazo. A su niña en camino, añadió, quiere decirle que "en esta tierra todavía hay mucha gente que va a seguir luchando y que no se rinde para dejar un mundo más bello y justo", pues "el futuro no está escrito, sino pertenece a los que luchan por él".
Acto seguido intervino Sánchez Serna. El dirigente morado elogió las primarias, pese a que sólo hay un candidato, como una seña de identidad de los morados. "En Podemos la gente elige a nuestros cargos, y no Ferreras desde un plató de la Sexta". Al igual que hicieron Medina y Marín, valoró la trayectoria política de Montero, cuyo viaje "admira" por sus "transformaciones profundas logradas en el Gobierno de coalición". "Y por la lección de aguante y dignidad que está dando" la persona "más golpeada por la extrema derecha política, mediática y judicial". El actual coordinador regional se refirió también al resto de fuerzas de izquierdas, "la progresía": "Lo peor fue ver a sectores progresistas decir que, en plena ofensiva reaccionaria, había ido muy lejos con el feminismo y lo mejor era no molestar a los amigos de 40 y 50 años de Pedro Sánchez".
Serna sacó pechó de quiénes son: "Somos los que nos pusimos al frente de una organización murciana cuando la anterior dirección montó una escisión y dijo que Podemos no existía", en alusión al primer líder morado en la Región, Óscar Urralburu, hoy en Más Región. "Somos los que con ruido llevamos al PSOE donde no quiere ir"; "somos los que nos pusimos de lado de Iglesias y dijimos 'no' a un Gobierno de Sánchez y Rivera"; "somos", insistió, "la oposición que Marín combate al Gobierno de caciques y ultras de la Comunidad"; "somos", enfatizó, "la gente que no hace caso a la progresía y planta cara a la extrema derecha y los poderes fácticos de la Región", porque hay "una Región antifascista que pelea por derechos para todos, que está con Palestina y que no blanquea el genocidio".
Y por último habló Irene Montero, la gran protagonista del acto. Tal vez sea el momento más delicado de la historia de Podemos, con su presencia más exigua en el Congreso desde su irrupción en las europeas de 2014 y fuera del Ejecutivo nacional, pero Montero quiso enarbolar la bandera moderada "porque España es otra en los últimos diez años gracias a Podemos". Recalcó que "existe otra forma de salir de las crisis", que "no sólo es posible sino mejor", subrayó que "Podemos ha defendido en solitario lo que muchos "se apuntaron después", como la subida del salario mínimo, la intervención del mercado de la vivienda, el impuesto a las grandes fortunas, la ley Trans... "Y queremos que Podemos sea más útil en la próxima década", incidió, optimista.
Montero citó a Margaret Thatcher, la Dama de hierro. Una mujer "lista y de éxito", aseveró, pero para los intereses de la derecha y para "atornillar a fuego las políticas de la desigualdad, implacable contra los sindicatos y quienes se oponían". Antes de morir, la ex primera ministra británica reveló que su mayor triunfo político fue Tony Blair, "un laboralista, un progresista, o sea, uno del PSOE o de Sumar, que tanto monta", ironizó sobre el precursor de la "llamada tercera vía" o lo que Montero definió como "gobernar con una etiqueta de izquierdas aplicando políticas de la derecha". Moraleja: "Si la izquierda hace las mismas políticas que la derecha, la derecha manda aunque no gobierne".
La que fuera ministra de Igualdad apuntó con bala hacia el presidente del Gobierno, con quien compartió Consejo de Ministros durante cuatro años. Aseguró que Sánchez "sabía lo que pasaba con el lawfare" (guerra sucia judicial) contra Podemos. "Cuando nos abrieron una infame guerra judicial, con el 'caso Neurona', recuerdo que el presidente decía que había que respetar la independencia judicial. ¿Creéis que no sabía lo que estaba sucediendo? Pero el PSOE y el presidente pensaron que se podían beneficiar. Para ellos era más importante dañar a Podemos que proteger el Gobierno de coalición", acusó. Ahora, agregó, "les parece normal hablar de derecha judicial e incluso señalan a jueces [en referencia a Teresa Ribera y sus palabras contra el juez García-Castellón], pero entonces les parecía intolerable".
La dirigente apremió a rebelarse contra la resignación. "Sabemos que el mundo no funciona. La gente está cansada y está triste, es difícil vivir el día a día y faltan derechos. Lloras cuando vas a un hospital. Las ratios en las escuelas podrían ser más bajas. La forma en la que está organizada la vida es incompatible con la maternidad", esgrimió. Pero contra eso la receta "no es hablar bajito". En un momento en que todo se tambalea, exhortó que "es el momento para hacer política". Hay que "volver a poner en pie a una izquierda que tenga ganas de transformar", pues "las fuerzas progresistas pueden concurrir a elecciones y lograr escaños, pero si renuncian a transformar, no ganarán en la vida". Por eso, remachó, es "necesario Podemos".
