CARTAGENA. Con la llegada del otoño, la vuelta a la rutina ya es total pese a este nuevo mundo surgido desde el pasado mes de marzo, cuando la llega de la covid-19 puso en jaque el orden establecido hasta ahora. Y es en esa vuelta a la rutina cuando el regreso a los gimnasios hubiera sido masivo, todo el mundo dispuesto a recuperar la forma tras las vacaciones de verano. Sin embargo, no es un otoño normal, y tampoco los gimnasios tienen el ambiente de antes. Poco a poco van recuperando el pulso, pero los latidos son otros. Aforo más reducido, mucho más control, limpieza exhaustiva y una apelación a la responsabilidad del cliente para que se siga pudiendo entrenar en los distintos centros deportivos.
El control del número de personas que se encuentran en cada momento en el gimnasio es un punto fundamental en este nuevo escenario al que se enfrentan los centros deportivos. No sólo por evitar el riesgo de contagio sino que, en el caso de que se produzca uno, el rastreo de ese positivo sea eficaz. “En nuestro caso hemos implementado un control del aforo en la que el cliente tiene que reservar previamente su plaza para poder entrenar y tiene un tiempo determinado. Consideramos que con una hora y media o dos horas es suficiente para entrenar. Al principio hubo quejas por la limitación de tiempo, pero cuando les haces ver que es algo que redunda en beneficio de toda la gente lo acepta", afirma Antonio Gálvez, mánager del centro deportivo Viva Gym de Cartagena. "Es un poco raro. Te tienes que adaptar a las medidas porque no hay otra. Con la reapertura en junio hubo cierta euforia por poder volver a entrenar, pero después ha venido cierto temor", añade Dori Martínez, de Gym Doris.
El uso de la mascarilla es una de las luchas continuas de los centros deportivos en la actualidad. El hecho de que en muchas comunidades no se obligue a llevarla para la práctica deportiva, como sucede en la Región de Murcia, provoca cierta confusión en los clientes y pequeñas discusiones de los centros, que se ven obligados a actuar de vigilantes más que de entrenadores. "En unas comunidades autónomas es obligatoria en todo momento, en otras como aquí sólo es obligatoria cuando te mueves o en alta intensidad. Algo que es difícil, saber cuándo es de alta intensidad y cuando no. Cuando hay menos de metro y medio es obligatorio. Por ejemplo, sobre las siete estamos rondando el aforo máximo y ahí es obligatoria la mascarilla para todo", señala Gálvez. "En nuestro caso es obligatoria en todo el espacio salvo en la zona de cardio", afirma Dori. Y añade: "Ahora perdemos más tiempo en explicar las normas que en lo que es realmente nuestro trabajo. Las distancias, la puntualidad en las clases… Tenemos que ser estrictos con las normas".
Los centros deportivos tienen que trabajar en estos momentos con la difícil tarea de cuadrar números en un año en el que el gasto se ha incrementado inevitablemente por el refuerzo en los turnos de limpieza y material de desinfección y, además, en el que se ha caído de forma notable el número de clientes. “Hasta agosto habíamos perdido más del 60%, ahora vamos recuperando poco a poco a la gente. Sin embargo, los que se apuntan en estos momentos es más gente joven. El perfil de entre 35 y 50 años que venían lo hemos perdido prácticamente”, señalan desde Gym Doris. "Durante el confinamiento bajó mucho el número de socios. Poco a poco se ha ido retomando, pero no llegamos al 60% de lo que teníamos. Todos los clubes estamos más o menos igual. Poco a poco vamos retomando y a medida de que le vamos quitando el miedo a la gente", señala Gálvez. La limitación de aforo tampoco ayuda a paliar una situación que sigue siendo muy complicada, con muchos centros con parte de la plantilla en ERTE debido al menor número de clientes al que deben atender.
Desde los centros deportivos de la Región apelan a la responsabilidad de todos para que se pueda seguir entrenando en entornos seguros como son los gimnasios, reforzados en las medidas de seguridad para proteger no sólo la seguridad de sus clientes, sino también la apertura de los locales. Que no aparezca ningún brote es un acto de responsabilidad de todos. En Cartagena no hemos tenido ningún brote en un centro deportivo. Tenemos esa incertidumbre de que, si pasamos a una fase anterior a la que nos encontramos, vamos a ser los primeros en cerrar a pesar del esfuerzo que hemos hecho para evitarlo y no nos permitan abrir. Ese es el miedo que tenemos”, señala Gálvez. “Vamos con cierto estrés a la hora de vigilar que se cumplan las normas”, señala Dori. En tiempos de incertidumbre, los gimnasios de la Región luchan por hacer de sus locales un lugar seguro.