exposición en el soldadito de plomo de cartagena 

El muro donde rompen olas y emociones en Cabo de Palos... a través de las fotografías de Gabriel Navarro    

17/06/2022 - 

CARTAGENA. Hay un rompeolas frente al Paseo de La Barra de Cabo de Palos -un muro alargado de unos dos metros de anchura que se inserta en el mar-, que es soporte y testigo mudo de las idas y venidas de aquellos que lo recorren; no sin un cierto cuidado y equilibrio, pero confiados en su habilidad para no caer al agua. Turistas en busca de la mejor foto, paseantes, deportistas, niños jugando, amigos charlando, pescadores e, incluso, novios con el traje de boda que se han querido inmortalizar de esta guisa en tan magnífico escenario... Todas estas escenas han sido detenidas en el tiempo por el psicólogo y fotógrafo cartagenero Gabriel Navarro, quien durante cuatro años ha ido reuniendo una colección de imágenes que hablan de historias, pero sobre todo de emociones y sentimientos que el espectador debe interpretar. Una veintena de ellas se exponen hasta el 20 de junio en la cafetería El Soldadito de Plomo de Cartagena, bajo el título Trazas sobre el muro.

Al psicólogo que hay detras del fotógrafo que firma estas imágenes ya hacía tiempo que le había llamado la atención que este punto concreto del pueblo costero era frecuentado, además de por los pescadores habituales de la zona, por "una fauna humana" muy diversa que se apropiaba de alguna forma de este espacio mágico. Observando siempre desde el mismo lugar, fue testigo de escenas, a veces cotidianas y otras singulares, que tenían un denominador común: este muro rodeado de mar -a un lado la bocana y al otro el mar abierto- parecía invitar a quien lo transitaba a expresar sus emociones. Desde su puesto fijo y a lo largo de cuatro años, Gabriel Navarro ha visto a gente reír, bailar, cantar sobre el rompeolas... pero también, en ocasiones, la tristeza, la soledad y el llanto (estas imágenes no forman parte de la exposición).

Y es que estas personas -que en ningún momento se percataron de que estaban siendo fotografiadas y, por lo tanto, actuaban con completa naturalidad- cuando caminaban por este muro también se insertaban en el mar y se exponían a la brisa marina, explica Navarro, lo que les llevaba a experimentar una especie de liberación. Una magia que el fotógrafo ha acentuado con un encuadre en el que no hay horizonte, solo mar, porque lo que le ha interesado es destacar las figuras humanas, que son las protagonistas absolutas de las escenas junto al propio muro.

Gabriel Navarro explica que todos esos sentimientos "esparcidos" sobre el rompeolas, ese apropiamiento emocional del espacio, ha dejado una huella invisible de su paso, unas trazas -como los registros que se utilizan en la arqueología- de las que el muro es sorpote. 

Además, el fotógrafo ha querido que el espectador, ante las emociones que transmiten las personas retratadas en el muro, se formule preguntas, se pregunten qué narración hay detrás, qué historia se podría construir... Por este motivo, no ha titulado las fotografías, para que quien las mira las pueda interpretar con mayor libertad. De hecho, ha iniciado un juego que consiste en que quien así lo desee le pueda escribir a su correo indicando el título que le pondría a alguna obra en concreto. "Es chocante las interpretaciones tan diferentes que puede suscitar una misma escena", asegura sobre estas imágenes que califica de "polivalentes"

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