MURCIA. "Ya me puedo morir tranquila", aseguraba muy emocionada este jueves María Teresa Serrano, una de las administradoras de la popular oficina de Lotería el Gato Negro -situada en la céntrica calle Trapería, en pleno corazón de Murcia- tras conocer que al menos habían vendido cuatro décimos del Gordo de Navidad, el 05490, agraciado cada uno con 400.000 euros. Fue uno de los tres puntos de la Región -también se vendieron dos décimos en Los Alcázares y uno en San Pedro del Pinatar- donde este anhelado primer premio del sorteo repartió alegría... y mucha. También por parte de aquellos que vendieron los billetes.
"Estoy muy nerviosa y muy emocionada", contaba la lotera murciana, que recordaba que "mi madre (Presentación), que estuvo 45 años en la administración, dio muchos premios, pero ningún Gordo. Ayer se lo pedí y por fin lo hemos conseguido". Y es que aunque el Gato Negro es una de las administraciones más conocidas y que más vende en la capital murciana, por su emblemática ubicación, no había podido repartir hasta ahora el máximo premio de la Lotería de navidad.
"Murcia se lo merece. Ya está bien de que pase de largo siempre y nos quedemos mirando; aunque yo me alegré de corazón cuando lo dio El Puente", añadía María Teresa, quien prescindió de abrir la típica botella de sidra -"yo no soy mucho de mojarme"- para celebrarlo con todo el equipo de la administración: su hermano Fulgencio Serrano, su hija Ana Moreno -que "ha trabajado como un cosaco hasta las diez de la noche de ayer"- y su cuñada Fina. "Somos un equipazo. Hemos trabajado mucho, pero ha merecido la pena", apuntaba.
Y es que la administración se quedó sin lotería este mismo lunes y tuvieron que sacar de la máquina para satisfacer la demanda -que se evidenciaba en las colas para comprar un décimo en Trapería-, hasta el mismo miércoles por la noche. Los décimos del Gordo que vendieron son de estos últimos, de la terminal vendidos en ventanilla, por lo que los agraciados los tuvieron que comprarlos esta misma semana.
María Teresa no tiene ni idea de quiénes han sido los afortunados, ya que no son números propios que muchos murcianos compran año tras año en la misma administración. "Nuestros clientes son como una familia y hay números que pasan de padres a hijos", señala Fulgencio.
Al ser una calle tan transitada y con tanto turismo -ayer estaba llena de periodistas, niños de excursión y hasta cuadrillas cantando villancicos-, los administradores no saben si los décimos fueron adquiridos por algún murciano o han viajado a otros puntos de la Región o España. Lo que sí que tienen muy claro es que "esta ha sido una alegría muy grande".