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el eucrocristiano tibio / OPINIÓN

Cartagena: UPCT, sí; Enfermería, no

11/02/2024 - 

CARTAGENA. Puede que los dirigentes universitarios regionales estén tratando de calmar a los enfadados estudiantes de Enfermería en Cartagena o puede que estén a punto de cometer un grave error por miedo al qué dirán. Una de las primeras cosas que debe asumir cualquiera dispuesto a llevar adelante una Alcaldía, una Dirección General o un Rectorado es que nunca logrará satisfacer a todos. No importa la buena voluntad que le eche, el talento que posea o el tiempo que le dedique: siempre habrá algún sector que se sienta perjudicado por sus decisiones. A lo mínimo que puede razonablemente aspirar es a no cabrear a la vez a todos los sectores implicados; a lo máximo que puede aspirar es a contentar a la mayoría y disgustar solo a alguna pequeña minoría. No son cosas que haya aprendido en los estudios sobre Dirección de Instituciones que cursé en el Instituto San Telmo, sino ejerciendo durante medio siglo distintas responsabilidades, alguna de las cuales me llevó a la cárcel por unos meses. 

Desde esa experiencia me voy a permitir la nostalgia de exponer tres ejemplos del pasado y la inmodestia de dar un consejo al rector Luján, a la alcaldesa Arroyo y al director general Antonio Caballero. ¿No son capaces estas personas de resolver la cuestión por sí solas? Yo creo que sí lo son. Están perfectamente capacitadas las tres, les sobra inteligencia y han mostrado diligencia y excelentes intenciones al frente de sus respectivas responsabilidades. Todo eso es cierto, pero están bajo presión. Una presión a la que un servidor, jubilado y achacoso, ya ha escapado. Esa es mi única ventaja frente a un trío más capacitado y mejor informado de las nuevas circunstancias que un servidor.

"LA REGIÓN DE MURCIA HA ESTABLECIDO UN SISTEMA DE COMPLEMENTARIEDAD UNIVERSITARIA PÚBLICA ÚNICO EN ESPAÑA"

Iré a los ejemplos. En mi etapa de rector de Sevilla descubrimos que algunos profesores no estaban impartiendo ninguna docencia. Dos de ellos se habían permitido la osadía de irse a vivir a Madrid y seguir cobrando sus nóminas como profesores en Sevilla. Algo parecido a lo que ahora ha hecho el diputado Wagensberg de IRC: irse a vivir a Suiza y seguir cobrando su sueldo de diputado autonómico catalán. Naturalmente, los expedientamos. Pero es que, además, otros varios profesores estaban delegando la docencia en sus estudiantes de doctorado. Entonces impulsamos una medida novedosa: obligar a firmar al entrar al aula a cada profesor para llevar un control de cumplimiento. Resultado: una huelga de profesores, a la que se sumaron muchos que impartían adecuadamente su docencia. Respuesta: resistir. Resultado final: hoy, cuarenta años después, la medida sigue vigente y los fraudes docentes han disminuido drásticamente en esa universidad.

Otro ejemplo. En mi etapa de rector de la UPCT solicité que las enseñanzas técnicas se restringiesen a la universidad cartagenera a cambio de que todos los demás tipos de títulos fuesen a la de Murcia. Eso implicaba que no habría título de Medicina en Cartagena y no habría Ingeniería Industrial en Murcia. Capitaneados por un eficiente periodista de La Verdad de Murcia, al que cariñosamente yo llamaba Publio Escipión Elgarresta, la prensa difundió ampliamente la petición. El primer resultado fue una ola de indignación tanto en Murcia como en Cartagena. Sin embargo, era el único modo de asegurar la viabilidad de la UPCT, que no habría podido resistir la competencia de la UMU de haberse duplicado los títulos en ambas universidades. Y eso sin contar con que duplicar innecesariamente los títulos suponía dilapidar los siempre escasos recursos universitarios. Así que resistimos la presión. Luego hubo dos sucesos afortunados. Inesperadamente el presidente Valcárcel me nombró consejero de Universidades. Se ufanó diciendo que ya tenía un comunista en su Gobierno, cuando en realidad solo tenía a un moderado socialdemócrata, pero el hecho es que me mantuvo. Y además entró de rector en Murcia un tipo llamado José Antonio Cobacho, sumamente listo y conciliador. Pudimos así aprobar una Ley de Coordinación Universitaria (todavía vigente, aunque a punto de ser actualizada por el brillante consejero Vázquez) que establecía la complementariedad de ambas universidades públicas. Hoy todo el mundo admite ese principio como positivo y alguna otra región se ha interesado por el modelo murciano, pionero en ese sentido.

Tercer y último ejemplo. Cuando el tristemente fallecido Miguel Navarro, alcalde socialista de Lorca, y el ya citado presidente Valcárcel (cuyo principal defecto era ganar siempre por mayoría absoluta) se pusieron de acuerdo en crear un campus universitario en Lorca se abrió un debate sobre dónde implantarlo. Unos eran partidarios de llevarlo junto al Hospital Rafael Méndez, puesto que iba a especializarse en el Área de la Salud; otros eran partidarios de ponerlo en el Acuartelamiento Sancho Dávila, para que revitalizase el tejido urbano. Decidido lo segundo, hubo quien propuso adaptar los edificios, imitando el modelo de la UPCT. En efecto, en Cartagena se habían rehabilitado varios edificios militares para darles uso universitario, lo que contribuyó a mantener el patrimonio arquitectónico de la ciudad. Pero eso no era factible en Lorca porque los edificios no se prestaban a ello y, además, carecían de valor monumental. Para atender el componente sentimental decidimos mantener un pabellón, pero los demás fueron demolidos y se levantaron unos edificios de nueva planta, que resistieron perfectamente el demoledor terremoto de 2011.

"LA ESCUELA DE ENFERMERÍA pondría en cuestión LA complementariedad universitaria, pues implicaría empezar áreas de conocimiento sanitarias en Cartagena"

En resumen, la Región de Murcia ha establecido un sistema de complementariedad universitaria pública único en España y ha invertido cuantiosas cantidades en dotar de infraestructura a la UPCT y al Campus de Lorca. Eso sin contar con que la UMU está construyendo su propio Campus de la Salud en Murcia. A la vista de esos datos, ¿tiene sentido construir una Facultad de Enfermería en Cartagena? Obviamente, no. Eso pondría en cuestión la exitosa complementariedad universitaria, pues implicaría empezar áreas de conocimiento sanitarias en Cartagena. Además, los recursos invertidos irían en detrimento de los que podrían a la UPCT y el campus de la Salud en Murcia. Finalmente, resultará prácticamente imposible habilitar el edificio de la UNED para impartir adecuadamente Enfermería en Cartagena. Eso ya lo aprendimos en Lorca: no cualquier edificio se presta a cualquier uso. Y luego está la cuestión de los plazos. En Lorca tardamos cuatro años en terminar los edificios. ¿cuánto se tardaría en el edificio de la UNED? Suponiendo, claro está, que se descarten las chapuzas provisionales, que luego se eternizan.

¿Cuál es la solución razonable? Una que cabreará a alguna gente, pero que será lo mejor para el sistema público universitario y también para los propios estudiantes: repartirlos entre la Facultad de Ciencias Sociosanitarias de Lorca y la Facultad de Enfermería de Murcia. Ya que el rector Luján ha tenido la generosidad de aceptar como propio lo que era un añoso y decrépito centro adscrito hay que ayudarlo a que rentabilice la inversión hecha en Lorca y en Murcia. Eso, indirectamente, vendrá bien a la UPCT, así que también hay que ayudar a Arroyo a no oponerse a esa solución. Porque la solución propuesta también beneficia a los estudiantes de Enfermería de Cartagena, que se verían obligados a padecer unas condiciones precarias durante varios años. Aunque hubiese mucho dinero (que no lo hay), una Facultad no se construye en unos meses. En cambio, las excelentes instalaciones de la UMU ya están disponibles y lo único que haría falta, si acaso, sería una ampliación de la plantilla docente. Sinceramente, es la única solución racional al grave problema que, con toda justicia, están denunciando los estudiantes de Enfermería en Cartagena.

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