MURCIA. El avance de la vacunación y la llegada del verano, con un incremento de la actividad al aire libre, parecía que iba a calmar los positivos. Superada la tercera ola tras la Navidad, existía la sensación de que estábamos al final del túnel en el que nos metió la covid-19. Sucede que, si la cuarta ola pasó de puntillas, sin apenas incidencia real, la quinta ola ha llegado a la Región y a muchos otros puntos de España en un momento en el que las medidas restrictivas están más laxas que nunca. “Estamos en una quinta ola. Por una parte, ha habido una premura por rebajar las restricciones. Si las hubiéramos mantenido hasta septiembre, habríamos dado tiempo a que más grupos de edad estuvieran vacunados”, advierte Alberto Torres, jefe de medicina preventiva del hospital Virgen de la Arrixaca.
Señala Torres que la impaciencia de la población ha provocado esta premura por levantar las restricciones. La necesidad de reactivar el turismo, junto a las ganas por volver a disfrutar de la sociedad, ha provocado que se hayan acelerado de forma prematura el levantamiento de las restricciones. “Da la sensación de que nos hemos querido quitar una mochila que no es tal. No te puedes quitar el virus cuando quieras, si no cuando puedas”, añade Torres. Y recuerda: “Tenemos todavía millones de personas de riesgo, además de la población menor de 40 años, que por otro lado es la que más se mueve. Hasta ahora las cosas iban bien porque teníamos las restricciones, pero cuando levantas las restricciones dejan de ir bien”.
La situación hospitalaria no se ha agravado, ya que en el caso de esta quinta ola, apenas ha sufrido incremento de pacientes en los hospitales y las UCI. Esto no quita que no existan riesgos de que, si la situación se descontrola, pueda haber problemas. “Aunque ahora no se estén produciendo contagios que requieran hospitalizaciones. Tenemos un problema con la variante Delta, que en el próximo mes será la dominante en Europa, como ya lo está siendo en algunos países. Esto puede hacer que el efecto de la vacuna sea menor. Ahora nos toca vivir con lo que tenemos. No podemos hacer todo lo que queramos porque el riesgo de transmisión del virus sigue existiendo”, recuerda el jefe de medicina preventiva de la Arrixaca. Y añade: “De cada 100 positivos, puede haber tres que acaben en el hospital. Y en el caso de que no existan ni siquiera síntomas, puede haber efectos que persisten en el tiempo. Les ha pasado incluso a deportistas de élite”.
Entre los errores cometidos para que, por cuarta vez, la situación se haya descontrolado, Torres apunta, entre otras razones, a la mala comunicación de retirar la obligación de llevar en exteriores la mascarilla. “No es lo que dices, sino como lo dices. Es algo frívolo jugar con estos temas por que tenemos que ser muy cuidadosos con los mensajes. Es mejor que nos adaptemos a esta situación. No podemos pretender volver ya a nuestra vida anterior”.
¿Qué se puede hacer? “Debemos volver a implantar limitaciones en las actividades de ocio, como las horas de finalización, limitar los aforos en interiores. Y también es importante limitar el número de personas que se pueden reunir, para reducir las vías de transmisión”, señala Torres, que apunta a la vacunación como principal herramienta para frenar al virus. “Hay que vacunar mañana, tarde y noche. Lo máximo posible. Porque, insisto, la idea de que los jóvenes no tienen riesgo es falsa. Nos está perdiendo el deseo de volver a la normalidad. El objetivo debe ser matar al virus, no volver a la normalidad. Tenemos que aguantar. Porque me preocupa que la variante Delta se siga transmitiendo. Es posible que aumenten las hospitalizaciones. No podemos bajar la guardia”, advierte.