A estas alturas deberíamos estar curados de espanto. No es así porque los políticos son esa clase de seres humanos que qué casualidad tropiezan en la misma piedra una y otra vez. La utilización de fondos reservados y de instituciones del Estado para espiar a tus propios congéneres o premiarles es todo un clásico de la corrupción política
Los negacionistas de la pandemia que sigue ocupando los medios y las conversaciones, suelen presentarse como los ‘locos’ de esta historia, los que están fuera de lugar, y tal vez es así, pero me recuerdan a los negacionistas de la demolición del estado de derecho y democrático que vive España.
En la pandemia el Estado se ha demostrado tan eficaz para limitar derechos como torpe para salvar vidas. La desconfianza hacia ese Estado, que ha dejado morir a miles de compatriotas, nos aboca a algunos simpatizar con el anarquismo en su versión pacífica