MURCIA. Parece ser y, por supuesto siempre ‘presuntamente’, que Unidas Podemos, más que un partido político, es la cueva de ‘Alí Babá y los 40 ladrones’. Sin embargo, a diferencia de todos los casos de corrupción de los partidos políticos en España, en Unidas Podemos, no se trataría de una ‘presunta’ corrupción de un partido, sino de una presunta ‘corrupción dentro de un partido’ por parte de sus principales dirigentes. Algo así como la ‘Intranet’ (red informática que con la tecnología de Internet comparte información, sistemas operativos o de computación dentro de una organización ‘interna’). No estamos ante la Gürtell o Filesa, sino -ante algo muchísimo peor- ante unos ‘presuntos’ fulleros que han metido ‘presuntamente’ la mano en la caja del partido para su ‘presunto’ lucro personal y el de sus amigotes de cuchipanda.
El ex abogado de Podemos, José Manuel Calvente, denuncia que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias –al que podemos acusarle de todo lo malo que queramos, (dependiendo de nuestra iglesofobia o iglesofilia) menos de incompetente- no es ajeno a esta trama y que conocía la confabulación que va a resultar ser ‘mucho peor’ que la trama ‘Gürtel’ achacada al PP. Al mismo tiempo ha denunciado que los lideres morados ‘se conjuraron’ para ‘presuntamente’ sortear los controles internos del partido, ‘presuntamente ‘controlar las cuentas a capricho y lucrarse ‘presunta’ y personalmente como si de la mismísima a casta fascista, opresora y cloaquera se tratase.
Mientras el líder y fundador de un partido -’presuntamente investigado’ (otrora imputado) por corrupción sigue sin comparecer ni dar la cara, ni en público, ni en privado, el presidente Pedro Sánchez guarda un vergonzoso, cobarde e inaceptable silencio en torno a este tema, para no verse obligado a responder si va a seguir o no manteniendo en el Gobierno a un partido de presuntos delincuentes -’investigados’ por ‘presunta’ corrupción- y a su vicepresidente segundo en el cargo. De todos es sabido la gran dependencia del presidente respecto al partido de Iglesias para seguir manteniendo esos 176 escaños, tan necesarios para sacar adelante los Presupuestos Generales y sobre todo para seguir durmiendo en La Moncloa.
¿Para qué tanto jaleo con la ‘Ley de la Memoria Histórica’…? Si luego se olvidan de que fue el argumento capital de la ‘corrupción’ el que le llevó a presentar la antidemocrática moción de censura contra el PP, en la persona del presidente Mariano Rajoy, a quien Iglesias le negó la más elemental presunción de inocencia e incluso le llamó ‘delincuente’. En buena lógica, él es hoy también un ‘doble delincuente’ que debería estar ya fuera de sus cargos -de vicepresidente segundo del Gobierno y de ministro de Derechos Sociales- y cuanto antes mejor. Mañana ya es demasiado tarde.
Iglesias y su banda de podemitas ya tienen su propia trama ‘Zöpfe’ (Coletas, en alemán) -que es como yo la llamaría por alusión directa con la peculiar forma de llevar el cabello (aunque ahora la haya cambiado por un frikimoño) su líder y fundador— dentro de casa, con su partido imputado por la Fiscalía Anticorrupción y el juez García-Castellón (el que más casos mediáticos acumula en su haber, Púnica, Lezo, Tándem, y ahora, Podemos) por ‘presuntas’ irregularidades contables, gastos sin justificar, sobresueldos, cajas B, etc., etc. Aquel al que se le llenaba la boca -no de agua, sino de decencia democrática, regeneración y transparencia- hoy no es más que un fantoche vapuleado por las mismas corruptelas y desvergüenza de la ‘casta’ de la que él quiso ser su particular ‘Atila’. Las mentiras tienen las patas muy cortas, pero ésta, en concreto, tiene el tamaño de las de una rata de cloaca, por aquello que solían decir los clásicos latinos: ‘Símilis símilem quaerit’ (Uno suele buscar lo que se le parece a él, a sus gustos, a sus preferencias…).
Por eso se atreven, impúdicamente y con el cinismo que les caracteriza, a pregonar a los cuatro vientos que el juez García-Castellón -en la investigación de su trama ‘Zopfe’ (Coletas) sobre la financiación ilegal de su formación- usa métodos propios de la Alemania nazi (¿?). Si de algo pueden darnos lecciones, es de los métodos usados por Hitler en el nacionalsocialismo, así como los del marxista y comunista Lenin. En estos métodos son auténticos expertos y profesionales. Esto no lo pone en duda nadie, ni siquiera el ‘tonto’ de la novela ‘Los novios’ (I promessi sposi, de A. Manzoni, publicada en 1842), que recorría las calles de Milán, en plena epidemia de la peste bubónica (peste milanesa de 1630), gritando como un energúmeno, entre los cientos de cadáveres apilados: ¡El que la coge…la coge, el que la coge…la coge…!
Iglesias, Monedero, Echenique, Montero, del Olmo, Rocío Val, Daniel de Frutos y Pablo Fernández y toda su patibularia banda de ratas cloaqueras asentaron su ascenso político en acusar de corrupción a todos sus adversarios políticos, y con especial ‘inquina’ al PP, para justificar la ‘expurgación’ democrática que ellos venían a implantar.
Pero, ahora la realidad cotidiana nos confirma que no eran tan honrados, ni tan limpios, ni tan democráticos y mucho menos impolutos. Al chabacano montaje del caso ‘Dina’, con el que las huestes del vicepresidente Iglesias se presentan ante la opinión pública como un partido injustamente acosado por las cloacas de la derecha y los señores de la casta, -que no es poco- ahora, hay que añadirles los ‘presuntos’ gravísimos delitos financieros, que comprometen seriamente a sus máximos dirigentes en una auténtica red mafiosa y delictiva, y que funciona ‘presuntamente’ como una genuina organización criminal en la que hay ‘presuntos’ delitos, como ‘blanqueo de capitales’, ‘administración desleal’ y ‘financiación ilegal’ de sus principales dirigentes, entre otros muchos más. ¡Claro, claro, todo presuntamente hablando! ¡Faltaría más!
Es de una hipocresía intolerable y de una provocativa burla, que ahora, Sánchez haga la vista gorda y oídos sordos para seguir asentando sus orgullosas y casi regias posaderas en la monclovita residencia presidencial y permita que, Iglesias y sus destacados de Unidas Podemos, se sitúen por encima del bien y del mal y se mantengan -como si nada fuera con ellos y nada hubieran hecho- en el Gobierno cabalgando a lomos de la más cínica y manifiesta corrupción, la inmoralidad y la falta de escrúpulos más grande jamás contada y jamás vivida en la historia de nuestra democracia.
Y por si esto le parece poco, se permite el lujo de -con el cinismo y la megalomanía que le caracteriza- de aconsejarnos a todos, incluida a la prensa: ‘Hay que ser muy prudentes, hay que dejar actuar a la justicia y sobretodo tener sumo respeto con los investigados’. No quiero terminar mi artículo sin romper una lanza a favor del ministro de Justicia, Grande-Marlaska. En esta ocasión ha sido ‘Grande’ y como tal se ha comportado al ‘defender la investigación del juez a Podemos y lamentar los ataques de sus dirigentes’.
El Gobierno de España y los partidos que lo sustentan se parecen, ‘presuntamente’ y cada día más, a la ‘Cueva de los 40 ladrones’, de los famosos e inmortales cuentos de ‘Las Mil y Una Noches’. (Historias recopiladas en un antiguo libro persa del siglo IX, llamado Hazâr afsâna).
Bueno, no sé si son 40 los ladrones o no, pero de lo que sí estoy seguro, es que son 22 -del primero al último y del último al primero- más el Osmán de turno, como jefe de la banda. ¡En total son 23! España necesita urgentemente a un Alí-Babá constitucionalista y democrático para deshacerse de toda esta banda, volver a la normalidad democrática y restablecer la perdida estabilidad política, económica y social.
Pedro Manuel Hernández es Licenciado en Medicina y Cirugía, en Periodismo y ex Senador autonómico del PP por Murcia