MURCIA. Cuando un menor sufre acoso escolar, hay otros “monstruos” además del acosador: aquellos que miran hacia otro lado y hacen como si no vieran la situación y que el escritor Eloy Moreno ha convertido en los protagonistas de Invisible, una novela que deja patente que el acoso no puede ser considerado un tema menor, sino que hay que atajarlo “cuanto antes”. “Lloré mientras la escribía. Y muchos me dicen que lloraron al leerla, así que he conseguido lo más importante: que el sentimiento pase del escritor al lector”, ha dicho en una entrevista en Cartagena, donde ha sido seleccionado como finalista del Premio Hache, la versión para adolescentes de 12 a 15 años del Premio Mandarache de fomento de la lectura que organiza el Ayuntamiento de esa ciudad.
Este miércoles, el escritor participará en varios encuentro en la ciudad portuaria: 10.30 horas, en el Paraninfo de la UPCT; 17.30 horas, en el Centro Intercultural Casco Antiguo; y 19.00 horas, en Libreta Mandarache. Biblioteca del Museo ARQVA. Igualmente, este jueves, Eloy Moreno mantendrá un encuentro con estudiantes a las 9.00 horas; y protagonizará un acto en la Fundación Caja Mediterráneo (11.00 horas).
Eloy Moreno compite en esta edición compite por el premio con los escritores Llanos Campos y David Lozano, y serán los propios lectores de la novela quienes elijan al ganador el próximo mes de abril.
Moreno (Castellón, 1976), que se hizo muy popular en el mundo de las letras en 2011 al autopublicar su primera novela, El bolígrafo de gel verde, de la que ha vendido más de 200.000 ejemplares, afronta con tranquilidad esos encuentros con los jóvenes puesto que ha mantenido infinidad de ellos desde que se publicó Invisible en febrero de 2018, que lleva ya 17 ediciones.
“Muchos libros hablan del acoso escolar desde el punto de vista del acosado o del acosador, pero no encontré ninguno que se centrara en toda la gente que hay alrededor, que mira hacia otro lado y no hace nada escudándose en que son cosas de niños. No son cosas de niños, son conductas que hay que atajar cuanto antes”, ha reflexionado.
En ese sentido, ha apuntado que la obra no va solo dirigida al público adolescente, que comparte edad con el protagonista del libro, sino también a los adultos, a padres y profesores, para que “entiendan que un niño que sufre acoso puede llegar a creerse que tiene el poder de hacerse invisible porque es la única explicación que encuentra” ante la pasividad de quienes le rodean.
Desde que el libro se publicó, Moreno asegura que ha recibido multitud de correos electrónicos en los que lectores le cuentan historias dramáticas y otras en las que, gracias a la novela, han logrado acabar con situaciones de acoso.
En éste, como en el resto de sus libros, Moreno deja sus datos de contacto para recibir esa respuesta de su público: “Es como tener el lector al lado”, ha asegurado, motivo por el cual se ha hecho muy activo también en redes sociales, de las que opina que son un gran medio de comunicación aunque pueden también tener una parte negativa.
“No solo los jóvenes, también los adultos solemos estar muy enganchados”, ha afirmado, y ha destacado que, en muchos casos, las redes solo llevan a una “pérdida de tiempo absurda en la que no sacas nada en claro”.
Sin embargo, ha reconocido su potencial para dar difusión a la literatura, de la que ha opinado que siempre proporciona “un crecimiento personal”, ya que permite conocer “otros sitios, otros personajes, otras historias” ajenas a la vida más cercana y cotidiana que “enriquecen” a la persona.
En su opinión, la clave para conectar con los jóvenes a través de la lectura es ofrecerles historias que les interesen y sean cercanas a su realidad, y ha lamentado que el sistema educativo es bastante “estático” en ese punto y los cambios no se producen al ritmo que deberían.
“Los chicos siguen teniendo las mismas lecturas obligatorias que tenía yo hace 30 años. Historias que a mí entonces ya me parecían del pasado, más aún para ellos, están a años luz de su realidad, se sienten desconectados, así que lo que se consigue es un efecto contrario, que no traguen con la lectura”, ha reflexionado.
No obstante, ha agradecido el esfuerzo de los docentes y de proyectos como los premios Mandarache y Hache, que en 2014 recibieron el Premio Nacional de Fomento de la Lectura que concede el Ministerio de Cultura, por abrirles la puerta a otro tipo de novelas contemporáneas.