Cartagena

Ecologistas en Acción reaviva la lucha contra el uso hotelero del Faro de Cabo de Palos con acciones legales: "No puede convertirse en un negocio"

Ha presentado un recurso contencioso administrativo contra la declaración como BIC que "lo deja a merced de concesiones que privaticen lo público"

  •  Faro de Cabo de Palos, el Mediterráneo en primer término y al fondo La Manga. Foto: ABEL F. ROS 
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CARTAGENA. Acceso público garantizado y respeto absoluto a la integridad del faro y a su función como señal marítima. Esta es "la protección real" que la organización Ecologistas en Acción reclama para el Faro de Cabo de Palos y en pro de la cual ha presentado un recurso contencioso administrativo contra su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), al entender que el texto no excluye el uso hotelero de la emblemática edificación.

Así lo informa la organización ecologista en su página web, donde señala que este recurso se enmarca en sus "acciones de defensa legal del faro de Cabo de Palos, patrimonio público, memoria de un pueblo y parte de un espacio natural único".

Ecologistas en Acción hace memoria y recuerda que "en julio de 2017 la empresa Faros de Levante SL. solicitó al Puerto de Cartagena habilitar el de Cabo de Palos como hotel, pero la Autoridad Portuaria denegó el permiso alegando que el faro aún estaba en uso real. Ante esta amenaza, y desde entonces, vecinos y vecinas, pescadores y plataformas ciudadanas como Procabo y Salvemos el Faro, han trabajado codo con codo para frenar su privatización, con manifestaciones bajo el lema 'El faro no se vende' y más de 5.000 firmas, consiguiendo parar el primer intento de convertirlo en hotel, aunque la amenaza sigue viva".

Más recientemente, el pasado 18 de febrero de 2025, el faro se declaró Bien de Interés Cultural (BIC). "Fue un paso importante", reconocen, pero advierten de que "el Real Decreto que lo protege contempla también el uso hotelero dentro de las actividades y los usos que se puedan dar tanto en el bien de interés cultural como en su entorno y en el resto de la zona de servicio portuaria. A juicio de las organizaciones ciudadanas y ecologistas, esa cláusula es incompatible con su protección y deja el faro a merced de concesiones que privatizan lo público".

Asimismo, los ecologistas añaden que "las organizaciones no aceptan que se use el término 'turismo sostenible' como excusa para un nuevo pelotazo urbanístico, uno más en una costa ya saturada de edificaciones". Y reclaman "un cabio de rumbo en el destino del faro de Cabo de Palos", para que pueda convertirse en un centro de interpretación, un museo, actividades educativas, etc. Proyectos públicos que sumen a la comunidad y no usos privados que la expulsen de su propio patrimonio".

También destaca la importancia de preservar dicho entorno el entorno del faro si se considera el valor natural que posee. En este sentido, destacan que "el faro de Cabo de Palos se encuentra en una zona de gran riqueza ecológica, tanto marina como terrestre. En sus aguas se pueden avistar cetáceos como el rorcual común (Balaenoptera physalus), también la tortuga boba (Caretta caretta), y en tierra, durante el paso migratorio, diversas especies de aves como papamoscas (Ficedula spp.), mosquiteros (Phylloscopus spp.) y ruiseñores (Luscinia spp.), ya que utilizan sus matorrales y arboledas como punto de descanso en su largo viaje. A ello se suman otras aves como cormoranes (Phalacrocorax spp.), pardelas (Puffinus spp.) y gaviotas (Larus spp.) que pueden observarse en vuelo. La vegetación del área también destaca por especies protegidas, como la boja barrillera (Salsola oppositifolia) y el oroval (Withania frutescens), así como especies amenazadas como la Salsola papillosa (endemismo del sureste ibérico), el cambrón (Lycium intricatum) y el cornical (Periploca angustifolia) un iberonorteafricanismo, que hacen de este entorno un ecosistema único que merece ser preservado".

"Como en otras luchas, la organización considera que la unión de fuerzas vecinales, sociales y ecologistas ha sido clave y debe preservarse. Los vecinos, por su parte, insisten en que solo así la declaración de BIC garantizará una protección real y que lo 'público siga siendo público'. Por ello, Ecologistas en Acción continuará apoyando la vigilia y la defensa legal del faro, tal como lo ha hecho hasta ahora, para que este icono marítimo siga siendo un espacio de encuentro y patrimonio de toda la ciudadanía, y no un negocio cerrado al público para beneficio privado", concluyen.

Testigo silencioso de la historia

  • Faro de Cabo de Palos -

Fue en 1863 cuando se comenzó a construir el Faro de Cabo de Palos, según un proyecto de Leonardo de Tejada, iluminándose por primera vez dos años más tarde. Por aquel entonces se utilizaba el aceite de oliva que se almacenaba en un pozo en el interior hueco de la torre y que era subido con una polea. Sus 54 metros de altura lo convirtieron en el faro más alto del Mediterráneo y en el segundo de España, aunque si se suma la base -que le proporciona 30 metros más-, se colocaría en el primer puesto. 269 escalones cargados de historia y anécdotas conducen a la parte más alta de la edificación.

Así, el Faro ha sido testigo de conocidos episodios históricos como el naufragio del Sirius, el trasatlántico italiano a vapor en el que fallecieron cerca de trescientos pasajeros (no se sabe con certeza, porque al parecer el navío recogía pasaje clandestino, razón por la que se acercaba tanto a la costa) y al que se recuerda con una placa en la explanada de la base. Cuentan que el capitán y los oficiales reaccionaron cobardemente, siendo los primeros en subir a los botes salvavidas; que a bordo viajaba la cantante de zarzuela Lola Millanes, cuyo cadáver apareció en Torrevieja; o que la caja fuerte fue hallada abierta y vacía, pero sin signos de haber sido forzada. También se recuerda al pescador Vicente Buigués, quien logró salvar a numerosos pasajeros, siendo condecorado por ello en el único día, dicen, en que fue visto con traje.

El Faro también presenció en 1938 la batalla naval más importante de la Guerra Civil entre nacionales y republicanos, que se saldó con 700 muertos y alrededor de un centenar de desaparecidos. Franco encargó una película sobre este hecho, que se tituló El crucero Baleares, pero el filme no pasó los filtros de la censura y se ordenó destruir todas las copia. Este símbolo de Cabo de Palos también se ha convertido en protagonista de la película Los últimos fareros.

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